La imagen del neandertal bruto es un tópico extendido más allá de las disciplinas científicas. Esa visión no se basa en evidencias: Es fruto de viejas inercias en la investigación y de modelos simplistas sobre el Homo sapiens y la desaparición de los Neandertales. Aquí recogeremos las evidencias científicas que existen, y las que se vayan publicando, sobre los modos de vida y la cultura de los neandertales.
martes, 29 de septiembre de 2009
La página de Don's Maps
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Es imprescindible en cuanto a imágenes y referencias sobre Musteriense y Neandertales.
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Los colgantes y punzones de la Grotte-du-Renne (Arcy-sur-Cure)
Al suroeste de Paris, en el Departamento de Yonne, hay un macizo calcáreo, en Arcy-sur-Cure, donde se concentran varios yacimientos emblemáticos de la prehistoria Europea. Hoy me interesa hablar de una de esas cuevas, la Grotte-du-Renne.
Esta cavidad nos ha dado la serie más importante de niveles arqueológicos del Chatelperroniense. Gracias a su registro, sabemos que los Neandertales habitaron el centro de Francia hasta al menos hace unos 38.000 años. Y no sólo sobrevivían, sino que desarrollaron una cultura rica y compleja, al modo del Paleolítico superior.
Antes de que A. Leroi-Gourham excavara en la Grotte-du-Renne, la idea predominante era que el Neandertal era un homínido muy arcaico, extinto por sus limitaciones cognitivas: Al no poder igualar la tecnología y las capacidades simbólicas de los humanos modernos, llegados desde África por Oriente, los Neandertales desaparecieron por competencia directa, en poco tiempo.
Hoy sabemos que casi todas las premisas de esa afirmación son falsas. Pero el camino ha sido largo y no exento de tropiezos. La excavación de la Grotte-du-Renne fue uno de los primeros yacimientos que le dio la vuelta a las ideas preconcebidas sobre los Neandertales. Hoy me centraré en los colgantes y los punzones de hueso de ese yacimiento.
Para los defensores de las incapacidades Neandertales, el uso de elementos de adorno personal (colgantes perforados) y la elaboración de una industria en hueso son rasgos de los humanos modernos. Por lo tanto, no parecía posible que los Neandertales fabricaran colgantes y punzones. Todo eso cambió con la excavación de Arcy-sur-Cure, donde en los niveles del Chatelperroniense aparecieron numerosos punzones de hueso y colgantes en dientes perforados de animales. Además, se ha podido asociar sin dudas el Chatelperroniense a los Neandertales (por la presencia de restos humanos en varios niveles de esa cultura, no sólo en Arcy-sur-Cure).
Hoy, se conocen niveles Chatelperronienses por toda Francia, y en el norte de la Península Ibérica. Los niveles de centro de Francia han aportado numerosas evidencias de industria ósea y de colgantes.
Además, en el Uluzziense del norte de Italia, una industria similar al Chatelperroniense, también se han encontrado colgantes.
Una parte refractaria de la historiografía se ha negado a aceptar esta avalancha de evidencias. Los argumentos son variados, si bien tienden a reeditarse con el tiempo. Se ha querido presentar la idea de que los colgantes y objetos trabajados en hueso provienen de niveles Auriñacienses (de los humanos modernos), y que se han movido en el sedimento, o bien su presencia se debe a errores de excavación.
En general, es un poco atrevido plantear que eso suceda sistemáticamente en todos los niveles Uluzzienses y Chatelperronienses de Europa, y por el contrario no suceda en el resto de estratos del Paleolítico superior (se dan por buenas las atribuciones Auriñacienses, Gravetienses, etcétera).
Además, supone cuestionar que los materiales de Grotte-du-Renne no están debidamente atribuidos. Para concluir, voy a centrarme en este punto, para exponer lo alucinante que me resulta esa idea. Me refiero a la línea seguida por White, de afirmar que los punzones y los colgantes del Chatelperroniense puedan provenir de un nivel Auriñaciense posterior, y deberse su atribución a un error de excavación.
Si acudimos a las memorias de excavación publicadas por André y Arlette Leroi-Gourham (en Gallia Préhistoire), y a los trabajos posteriores, vemos una serie de hechos:
* Las dataciones obtenidas por los excavadores originales son correlativas a los niveles. Coinciden con la secuencia y la antigüedad relativa.
* Los diagramas polínicos también muestran la integridad y ordenación de la secuencia, con cambios progresivos entre los niveles Chatelperronienses y un único cambio fuerte, precisamente en el nivel Auriñaciense.
* La metodología descrita (y bien conocida por los especialistas) sugiere un gran detalle y cuidado en la excavación. Parafraseando a un conocido investigador: “si Leroi-Gourham no sabía excavar, ya podemos tirar la Prehistoria a la basura, porque nada de lo que se ha excavado, desde siempre, sirve de algo”.
* En la industria de piedra de los niveles Chatelperronienses, no hay elementos que sugieran mezcla con el Auriñaciense. Toda la lítica es la que cabría esperar.
* Los colgantes asociados a neandertales son muy abundantes, y provienen del nivel X de Grotte-du-Renne. Ese nivel está varios estratos por debajo del Auriñaciense. Si vienen de este estrato, tal movimiento supondría que los colgantes fósiles tienen una capacidad de penetración superior a la de munición de guerra de uranio empobrecido.
* Para complicarlo más, en el nivel Auriñaciense no aparecen colgantes similares a los del nivel X. Es decir que, según la propuesta de White, todos esos objetos se lanzaron a si mismos hacia el estrato Chatelperroniense, donde decidieron permanecer. Su objetivo: confundir durante décadas a los prehistoriadores europeos.
lunes, 21 de septiembre de 2009
La organización de los campamentos Neandertales
Algunos autores (Stinger & Gamble, Mellars, Rivera), en el marco de la comparación entre humanos modernos y Neandertales, han afirmado que estos últimos tenían una organización muy simple del espacio doméstico. Simple en el sentido de instintivo, al modo del cubil de los carnívoros o los nidos de los primates. Esos autores sitúan al Neandertal en algún punto intermedio entre “lo humano” y lo puramente instintivo. El punto concreto en que se sitúa varía entre los autores.
En ese tipo de argumentaciones, los rasgos más humanos serían la flexibilidad y la complejidad a la hora de establecer los lugares de habitación (campamentos). Y también la presencia de espacios que reflejen las interacciones sociales de los individuos y los grupos. Los rasgos de homínidos arcaicos serían, por el contrario, el establecer modelos simples y repetitivos de ocupación y con poca evidencia de interacción social.
Con diverso grado de error, en lo que respecta a las capacidades de los neandertales (unos homínidos supuestamente arcaicos), estos autores concluyen que las sociedades de cazadores-recolectores de los humanos modernos son más complejas, adaptables y flexibles que las poblaciones neandertales.
Esta hipótesis, sin embargo no se sostiene con la evidencia material (obtenida por la arqueología), y en particular, los datos de las últimas décadas.
Ya desde principios de los años sesenta se publican datos que sugieren, con fuerza, que los Neandertales no son homínidos arcaicos de comportamiento simplista. En el nivel X de la Grotte du Renne, en Arcy-Sur-Cure, Leroi-Gourham excava una ocupación Chatelperroniense.
Allí encontraron los restos de una estructura de habitación (una choza o cabaña) bien estructurada, con delimitación del espacio, zona de hogares, agujeros de poste... Tenía todos los rasgos que cabría esperar, en la organización espacial, de una vivienda de cazadores-recolectores “etnográficamente conocidos” (actuales o sub-actuales).
Ante este tipo de evidencias, algunos proponen que los neandertales quizás sólo fueran “algo menos capaces”, de forma que serían capaces de imitar los comportamientos de los humanos modernos con los que iban entrando en contacto (a inicios del Paleolítico superior). Esta teoría de la “aculturación del primo tonto” choca con la evidencia cronológica y las dataciones.
Los estudios demuestran, sin demasiadas dudas que, allí donde se da el Chatelperroniense, u otras culturas de P. Superior asociadas con Neandertales, la llegada del Auriñaciense (asociado a Humanos modernos) es siempre, como mínimo, uno o dos milenios posterior. Además, aunque fuera correcta la hipótesis, la aculturación no es sinónimo de “inferioridad cognitiva”, sino al contrario (de igualdad).
Grotte-du-Renne es una evidencia muy sólida para el Paleolítico superior inicial, para el Chatelperroniense, porque además ha dado colgantes e industria ósea. Pero entonces, que pasa en el Paleolítico medio: ¿Eran los Neandertales, hasta hace 40.000 años, esos homínidos arcaicos que se han descrito, viviendo en “nidos” o “cubiles”? La evidencia tampoco apoya esa hipótesis.
En toda Europa se han excavado y analizado yacimientos Neandertales que muestran estrategias flexibles y complejas de organizar el hábitat doméstico, pero con casi toda seguridad, el más importante de esos lugares está en Cataluña (España): Se trata del Abric Romaní.
Este abrigo es un yacimiento excepcional en cuanto a la conservación de los restos. El vertido natural y periódico de aguas con carbonato cálcico sobre la superficie del suelo del abrigo ha ido creando capas superpuestas de colada estalagmítica, que conservan con gran integridad los restos de las ocupaciones neandertales. Los excavadores de este abrigo han encontrado al menos 27 niveles arqueológicos distintos, y todavía no se ha llegado al fondo de la secuencia. La estratigrafía va desde hace (un mínimo de) 70.000 años, hasta hace 40.000 años.
En Abric Romaní se han hallado cientos de hogares domésticos, en sus distintos niveles, muy bien conservados. Para entender cómo organizaban su espacio doméstico los Neandertales, los investigadores han usado el estudio de los hogares como el elemento central. Han estudiado sus dimensiones, su posición en el abrigo y las relaciones entre unos y otros, en cada nivel. Además han estudiado como se distribuyen los restos líticos, de fauna y de otras materias (como los pseudomorfos de madera y la madera carbonizada) con respecto a los hogares. Por último, se han comparado los distintos niveles entre sí.
La conclusión final de los investigadores (Vaquero, Rando & Chacón, y Vaquero & Chacón, 2007) es que no existen diferencias de ningún tipo, en cuanto a complejidad, adaptabilidad, flexibilidad en la organización de los campamentos, entre los Neandertales y los cazadores-recolectores que se han estudiado etnográficamente. Además, las estrategias de ocupación del espacio doméstico cambian a lo largo del tiempo, dando lugar a configuraciones muy diferentes, lo que nos habla de cambios sociales de tipo histórico: los grupos van cambiando socialmente, en su estructura, y en su forma de organizarse, y eso se refleja en la distribución espacial de las ocupaciones.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
El Viejo de Chapelle-aux-Saints, anatomía del error
El esqueleto de Chapelle-aux-Saints es el modelo en el que se basaron las primeras -y decisivas- reconstrucciones de los neandertales. La imagen que se forjó entonces del Hombre de Neandertal ha pesado mucho en cómo lo imaginamos.
Los restos del "Viejo" de Chapelle-Aux-Saints fueron estudiados por Marcellin Boule, quien lo describió como un pariente simiesco y brutal de la humanidad moderna, que caminaba arrastrando los pies y sólo parcialmente erguido.
La representación gráfica de esa criatura sub-humana corrió a cargo de un notable pintor e ilustador, Frantizek Kupka, quien inmortalizó al Neandertal en su versión más bestial y salvaje.
Por desgracia, dicha imagen se basaba en datos insuficientes e interpretaciones erróneas.
A partir de los años 50 del siglo XX, trabajos sistemáticos de varios equipos distintos han vuelto sobre los restos originales del "Viejo". Destacan los trabajos de Straus & Cave, Trinkaus, y Dawson & Trinkaus. Estos últimos han sido criticados, no obstante, por Tappen.
Con matices, todos los investigadores coinciden en que la caracterización de los neandertales hecha por Boule y retratada por Kupka se basa en algunos hechos, y muchos errores. Boule interpretó como si fueran rasgos propios de la especie neandertal numerosas patologías del esqueleto, en especial las relacionadas con la artrosis, y atrofias óseas relacionadas con la edad y la pérdida de dentición.
Lo más llamativo es que la imagen que nos ofrece hoy el "Viejo" de Chapelle-aux-Saints, a través de los diferentes estudios, es del todo opuesta a la de principios del siglo XX.
Ese fósil, junto con el de Shanidar 1, nos habla de sociedades humanas que cuidaban de sus parientes enfermos y ancianos.
El "Viejo" tenía una artrosis grave en las vértebras cervicales y en un hombro. Había perdido los molares y tenía dañadas las encías. Probablemente padecía de sordera, al menos parcial. Una de sus rodillas estaba deformada y tenía un dedo del pie aplastado. Es muy improbable, por no decir imposible, que pudiera valerse por si mismo. Esto nos indica que en los grupos neandertales cuidaban de sus miembros ancianos. Este hecho sugiere la existencia de lazos de solidaridad bien establecidos, y de algún tipo de sistema de valores.
Además, el "Viejo" de Chapelle-aux-Saints, como otros fósiles neandertales, estaba enterrado en una fosa. La posición anatómica, los huesos en conexión, la posición en el espacio y la estratigrafía señalan a un enterramiento de tipo funerario.
Esa es una forma muy concreta de tratar un cadáver. Supone que se reconoce al difunto como tal, e implica un comportamiento ritual. Nos permite saber que existe algún tipo de conceptualización de la muerte (desde la cognición), y un estatus del difunto (desde lo social). El enterramiento nos habla, por tanto, de comportamientos que reconocemos como plenamente humanos.
Un siglo después del descubrimiento del "Viejo" de la Chapelle-Aux-Saints, con todo lo que ha llovido, hay cosas que llaman la atención: Por ejemplo, es poco reconfortante que instituciones supuestamente solventes en lo científico, como el British Museum, sigan cayendo en el tópico del neandertal simiesco y brutal.
viernes, 11 de septiembre de 2009
"No-win scenario" para los Neandertales
En la prehistoria, los neandertales convivieron con los humanos modernos en Oriente Medio (entre h. 120.000 y h.90.000 años). En Europa occidental, lo hicieron desde h. 42.000 años (o h. 38.000 años, segun otros autores) hasta la desaparición del Homo neanderthalensis (h. 30.000 años).
Es evidente que las poblaciones Neandertales se extinguieron. Es probable que la interacción de Neandertales y humanos modernos tuviera cierto peso en la extinción. El problema es que los modelos basados en la competición de ambas especies, en general, no tienen una buena base material o gnoseológica.
En una parte de los estudios sobre la interacción entre las dos especies, existe la tendencia a colocar al Neandertal en un "no-win scenario".
La mecánica es la siguiente: se elige un tema (industria lítica, estrategias de caza, patrones de ocupación del territorio, etc) para comparar a Neandertales y humanos modernos. En ese punto, se elaboran modelos alternativos sobre cómo actuaban, en ese aspecto concreto, las poblaciones de cada una de las especies. El error consiste en que se elaboran las hipótesis de forma que las actitudes y estrategias de los humanos modernos se consideran, a priori, como más evolucionadas y eficaces.
Es ese apriorismo el que coloca al Neandertal en una "no-win situation".
Un buen ejemplo de este tipo de construcciones son las estrategias de caza y los patrones de movilidad:
Para Oriente Próximo, en periodos de entre h. 150.000 y h. 80.000 años, Shea propuso que los Neandertales llevaban a cabo una caza especializada de grandes ungulados de pradera, con estrategias de movilidad vinculadas a las manadas migratorias. Dicha estrategia de subsistencia se ve, hasta cierto punto, como menos eficaz, demasiado dependiente de criterios imprevisibles.
Según uno de los modelos de Shea, los humanos modernos de esa zona, por el contrario, tendrían una alimentación "de más amplio espectro". Esa alimentación, que incluye más variedad de piezas de caza, es considerada en sentido positivo, como vehículo de una mejor adaptación al medio (dependen menos de las manadas migratorias).
Sin embargo, el mismo tipo de modelo se ha utilizado por otros autores en Europa (Straus) pero invirtiendo los papeles: El neandertal tendría, según este investigador, una captación de presas y una alimentación más oportunistas. Y los humanos modernos tendrían estrategias más especializadas.
Sin embargo, al invertirse los papeles, también cambian los valores asociados a cada actitud. En este modelo de Straus, la actitud "especializada" se ve como una ventaja adaptativa, mientras que la caza (y carroñeo) oportunista refleja una menor capacidad cognitiva de los Neandertales.
Estos modelos de Shea y Straus son sólo dos ejemplos de como funciona el "no-win scenario" para los Neandertales. No quiero decir, con ello, que sus síntesis carezcan de valor. Al contrario son intentos, valientes y trabajados, de explicar el pasado. Por desgracia, en la cuestión de los Neandertales, se aprecian planteamientos lineales, demasiado simplistas, y con un fuerte bagaje heredado de la visión negativa de los Neandertales.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Las armas de proyectiles de los Neandertales
Los enfoques para afirmar la ausencia de armamento a distancia son dos: el estudio de la cultura material (las puntas de piedra del armamento de caza) y el análisis de los restos humanos (las deformaciones asociadas a trabajos concretos, como el de lanzar un proyectil).
Ese tipo de razonamientos se pueden ver, llevados a su extremo, en trabajos como el de Rhodes y Churchill o Churchill y otros. Esos investigadores llegan a sugerir, con escasa base científica (como señala John Hawks en su blog) que un humano moderno podría haber asesinado a un Neandertal en Shanidar 3. Ese es, probablemente, uno de los artículos científicos menos científicos de la historia: El trabajo de Churchill y cia. parece más diseñado para obtener impacto en los medios de comunicación, que para resolver un problema arqueológico o paleoantropológico.
El tópico de la ausencia de armas a distancia, en realidad, no se sostiene. Los estudios de Shea y otros demuestran que un tipo de puntas de piedra fabricadas por los neandertales pueden ser utilizadas como proyectil. Además, Shea ha estudiado huellas de uso y encuentra abundantes marcas de impacto en las puntas. Esas fracturas son de un tipo concreto, que se relaciona con el uso de proyectiles. Aunque algunos de sus análisis ha sido matizados y criticados por otros autores, en cuanto a huellas de uso, éstos no desmienten la cuestión de los proyectiles.
Pero las evidencias no están no sólo en Oriente Medio. En la Península Ibérica, los trabajos de Rios Garaizar han encontrado huellas de impacto, producidas por el uso como proyectiles, en puntas de piedra usadas por los neandertales de dicha región.
Un trabajo muy reciente, de Paola Villa y otros, abre la posibilidad de que se utilizaran, también, armas de proyectil en el Paleolítico medio de Italia.
Además de estas pruebas, existe un material que es bastante incontestable. Se trata de las lanzas de Schöningen, en Alemania. Son azagayas (lanzas ligeras para arrojar) completas, de madera, conservadas en un yacimiento excepcional (un bosque parcialmente fosilizado). Como explican sus descubridores:
Las azagayas de Schöningen tienen 400.000 años de antiguedad, demostrando, sin dejar mucho espacio de discusión, que los homínidos H. heildebergensis (pre-neandertales) europeos cazaban con armas de proyectil.
Sobre el título de este blog
No trato, con este título, de arrogarme un nivel de crítica, o de conocimiento, equiparable al de los autores de las obras ¡Vaya timo!. Simplemente quiero expresar que, para mí, la idea del "neandertal tonto" es una auténtica tomadura de pelo.