La arqueología, entre otras técnicas, se sirve de la estratigrafía. El objetivo suele ser separar las distintas ocupaciones que se han sucedido en un mismo lugar, a lo largo del tiempo.
Existe una tendencia natural (por la gravedad) a que los materiales (traidos por el agua, el viento, los animales o el hombre) se acumulen, a lo largo de los siglos, en las zonas bajas del terreno. Los cambios e interrupciones en esos procesos de "relleno", hacen que se distingan capas o estratos en las acumulaciones. Y esas capas o estratos se ordenan de más antiguos a más recientes.
Existe una tendencia natural (por la gravedad) a que los materiales (traidos por el agua, el viento, los animales o el hombre) se acumulen, a lo largo de los siglos, en las zonas bajas del terreno. Los cambios e interrupciones en esos procesos de "relleno", hacen que se distingan capas o estratos en las acumulaciones. Y esas capas o estratos se ordenan de más antiguos a más recientes.
Los arqueólogos utilizan la ordenación natural de esos materiales (sedimentos) para deducir, mediante la crítica estratigrafica, cual es la ordenación en el tiempo de los restos de actividad humana. Como es de común conocimiento, la regla general es que los estratos arqueológicos se suceden en el tiempo de abajo a arriba: de más antiguo a más moderno.
Por supuesto, los sedimentos no siempre están intactos. A menudo existen alteraciones que son puntuales, o afectan a áreas concretas. O, en algunos casos, pueden afectar a una toda una secuencia. Pueden modificar estratos completos, pero también limitarse a las zonas de contacto entre dos estratos o capas; o bien a superficies que estuvieron expuestas un tiempo, sufriendo la acción de los elementos antes de quedar enterradas.
Además de los elementos climáticos (viento, agua, cambios de temperatura) las alteraciones pueden deberse a otras causas, como la excavación de las madrigueras de los animales, o el uso humano del terreno (fosas, basureros...).
Además de los elementos climáticos (viento, agua, cambios de temperatura) las alteraciones pueden deberse a otras causas, como la excavación de las madrigueras de los animales, o el uso humano del terreno (fosas, basureros...).
Desde el origen de la disciplina, los arqueólogos han sido conscientes de esa realidad. Por ello, siempre han tratado de recoger y consignar en sus memorias de excavación (y en las publicaciones) los problemas estratigráficos de los lugares en donde trabajaban.
En mi experiencia, el yacimiento sin ningún tipo de problemas estratigráficos es una utopía, no existe. Por ello, tengo una cierta tendencia a desconfiar de aquellos trabajos que presentan su secuencia como carente de cualquier tipo de mínima cuestión estratigráfica, en los que absolutamente todo está perfectamente ordenado y nada se ha "movido de su sitio".
Dicho esto, lo cierto es que existen todo tipo de situaciones, desde secuencias casi intactas hasta otras con grandes alteraciones, que llamamos "post-deposicionales" (porque se produjeron después de que se depositara el sedimento).
En ese sentido, estoy convencido de que la mejor información al respecto es aquella que tienen los que excavan, analizan y publican los materiales arqueológicos de cada yacimiento.
Los arqueólogos que trabajan en cada secuencia, son los encargados de atribuir los contenidos arqueológicos, a una u otra etapa, en virtud de varios criterios. Entre ellos, es fundamental su ordenación estratigráfica. También, por supuesto, las dataciones absolutas obtenidas por medios físico-químicos. Esa ordenación es, sobre todo, una ordenación en el tiempo tanto relativa (de más antiguo a más moderno) como absoluta (en años de calendario).
Otra idea importante es que, si bien las técnicas para analizar la estratigrafía han mejorado mucho a lo largo del tiempo (gracias a los avances de la geomorfología del cuaternario, la sedimentología, la micromorfología y otras ciencias o técnicas) no debemos presuponer que el buen juicio y la capacidad de observación de los arqueólogos han sufrido cambios importantes en los últimos cien años.
Esos arqueólogos a los que me vengo refiriendo, que han trabajado en cada yacimiento, son personas que conocen íntimamente los problemas relacionados con la estratigrafía y las alteraciones de "su" depósito concreto. En cierto modo, se puede decir que las conocen mejor que nadie.
Como es obvio, puede suceder -en ocasiones- que un determinado material arqueológico, como un colgante de hueso, o una punta de sílex, sea desplazado de su posición original en la secuencia, y termine junto con otros materiales de los que no es contemporáneo. Eso supone un problema real y grave, a la hora de interpretar culturalmente la secuencia. Es importante que ese objeto sea detectado y separado del resto. De los arqueólogos que trabajan en cada yacimiento, depende, en primer término, llevar a cabo esa actividad fundamental (de crítica estratigráfica).
Cuando se atribuye sin dudas un material a un determinado estrato (y se le dá, por tanto, una posición en la secuencia), por lo general esa atribución tiene muy en cuenta, con la información más precisa disponible, los posibles problemas de alteraciones en la secuencia.
El resultado final de todos estos procesos lo encontramos en las publicaciones y memorias de excavación. Lo que allí leemos (entre otras muchas cosas) suele incluir una presentación de las evidencias obtenidas, con su atribución cronológica y cultural. Y junto con eso, es normal, y muy correcto, presentar las alteraciones de la secuencia arqueológica: los procesos post-deposicionales y tafonómicos, que han podido afectar la integridad del depósito.
En líneas generales, pienso que: si se quiere poner en cuestión las atribuciones cronológicas hechas por los excavadores de un yacimiento, es necesario aportar (como mínimo) un nivel de conocimiento y de crítica de la estratigrafía que sean equivalentes a los originales.
Esto nos lleva al tema específico de este post: Lo que he dado en llamar la falacia de la mala excavación o del "problema estratigráfico".
Me refiero a una práctica que, por desgracia, es hasta cierto punto común en arqueología, y más aún en los estudios sobre el Hombre de Neandertal, la colonización europea por parte de los humanos "modernos", o la llamada Transición del Paleolítico medio al superior.
Esa práctica se puede resumir así:
- Un investigador encuentra una serie de evidencias, ligadas a secuencias de distintos yacimientos, que no encajan con su modelo explicativo para un proceso histórico determinado (por ejemplo, la desaparición de los Neandertales).
- Ese investigador suele plantearse, entonces, que esas evidencias pueden ser de hecho anomalías. Y acto seguido deduce que se explican mejor como intrusiones: "problemas estratigráficos" que no fueron bien detectados por los excavadores originales. Es decir, lo que no encaja en el modelo propuesto, se trata de explicar como producto de una mala excavación.
- Desde esa posición inicial, la estrategia de dicho investigador es ir a la caza de problemas estratigráficos, de alteraciones en los depósitos que no encajan en su modelo (y, típicamente, sólo se suele preocupar de esos estratos y depósitos que le resultan anómalos, ignorando todos los demás).
Lo que sucede es que (como decía arriba) cabe esperar de todas las secuencias que presenten algún tipo de problema estratigráfico. Y, del mismo modo, es normal que los buenos arqueólogos consignen dichos problemas en sus publicaciones y memorias.
Lo lamentable es que ciertos investigadores utilicen la información sobre la estratigrafía, ofrecida de forma crítica y profesional por los excavadores originales, para desestimar la atribución que hicieron dichos excavadores de los materiales arqueológicos. Esto, además, suele hacerse citando o parafraseando frases muy concretas de la publicación original sobre el yacimiento, de forma que al lector le parece, sin más información, muy razonable que esos materiales estén mal atribuídos. Al fin y al cabo, ya "se sabe", la secuencia tiene... "problemas estratigráficos".
Esta es, en mi opinión, la mecánica interna de la falacia de la mala excavación o del "problema estratigráfico". Eso no significa que haya que irse al otro extremo: No criticar nada. La crítica y revisión de los trabajos hechos en el pasado es muy necesaria y sana en arqueología.
Pero -y es un pero importante- esa crítica debe cumplir unas condiciones para ser aceptada por los demás arqueólogos. Esas condiciones, en mi opinión son:
- Debe partir de una conocimiento tan detallado, completo e íntimo de la secuencia como el que tenía el excavador original. Esto sólo se consigue de dos formas:
- Con una revisión exhaustiva de toda la información disponible (documentación, personas involucradas en la excavación, revisión geográfica y topográfica del sitio de excavación y estudio detallado de los materiales arqueológicos recuperados).
- Con una re-excavación parcial (o total) de lo que quede del depósito (si queda una parte), tan exhaustiva y detallada como se espera de cualquier intervención arqueológica.
- Debe ser una crítica del conjunto del depósito, de las condiciones de su formación, y de los agentes naturales y humanos que pudieron modificarlo a lo largo de su historia geológica.
Cumpliendose estas condiciones, creo que la crítica estratigráfica de yacimientos antiguos es muy necesaria. Puede llevar a reinterpretar correctamente conjuntos o materiales, y sin duda supone un avance en el conocimiento del pasado. Es muy razonable pensar que existen algunas malas excavaciones, y problemas estratigráficos que pasaron desapercibidos a los excavadores originales. Pero no es razonable suponer que eso sucede -sistemáticamente- sólo en los estratos que no encajan en un determinado modelo explicativo.
Por concluir, me gustaría recomendar la lectura de dos debates paralelos sobre sendas cuevas francesas, que han sido centrales en la discusión sobre la Transición del Paleolítico medio al superior y la desaparición de los Neandertales. En los artículos se pueden rastrear las buenas y malas praxis que he recogido en este post. Por supuesto, con muchos más grados y matices de los que yo he reflejado.
Discusión sobre la Grotte du Renne en Arcy-sur-Cure:
"Les fouilles d'Arcy-sur-Cure (Yonne)". Leroi-Gourhan, A. En: Gallia préhistoire. Tomo 4, 1961. pp. 3-16.
"Many awls in our argument: bone tool manufacture and use in the Chatelperronian and Aurignacian levels of the Grotte de Renne at Arcy-sur-Cure". En The Chronology of the Aurignacian and of the Transitional Technocomplexes: Dating, Stratigraphies, Cultural Implications. D’Errico, F., Julien, M., Liolios, D., VanHaren, M. and Baffier, D. 2003 (ed. J. Zilhao y F. d’Errico). Pp. 247–270.
"Le Châtelperronien de la grotte du Renne à Arcy-sur-Cure (Yonne). Données sédimentologiques et chronostratigraphiques". David, F., Connet, N., Girard, M., ;Lhomme, V., ;Miskovsky, J-C., Roblin-Jouve, A. En: Bulletin de la Société préhistorique française. 2001, tomo 98, N. 2. Abri-Junio 2001. pp. 207-230.
"Châtelperronian chronology and the case for Neandertal/Modern human “acculturation” in Western Europe". Mellars, P. (1999) - En Stringer, C. B.; Barton, R. N. E.; Finlayson, J. C., (ed). - Neanderthals on the Edge. Oxford: Oxbow Books, p. 33-39.
Discusión sobre la Grotte des Fées (Châtelperron):
"Les fouilles des grottes paléolithiques de Châtelperron (Allier)". Delporte, H. Gallia 13-1, 1955. pp. 79-84
Y entonces te inclinas por la tesis de Mellars (el trabajo original es respetable y por tanto la interestratificación es una conclusión correcta) o la de Zilhao (el trabajo original fue una chapuza y yo he estado sobre el terreno comrobándolo, cierra la boca: no hay interestratificación).
ResponderEliminarLa verdad no sé que posición tomar pero Zilhao me pareció bastante arrogante y muy poco respetuoso, por lo que desconfío de sus conclusiones.
Pues en Grotte de Fees, creo que Mellars no tiene razón. Me resulta un poco triste, porque veo que ha dilapidado un "tanto por ciento" de su gran talla intelectual, al empeñarse en (o quizás dejarse empujar a) defender una secuencia que no tiene (para mi) por donde cogerla.
ResponderEliminarCon eso no quiero decir que Mellars sea un "habitual" de las malas praxis.
En el caso de esa cueva, Grotte des Fees, creo que la otra parte (se han pronunciado bastantes) tiene razón.
Pero también me viene a la cabeza algún ejemplo concretos de esos mismos autores, en el pasado, siendo "menos rigurosos" a la hora de la "crítica estratigráfica" Recuerdo que algunos han citado, por ejemplo, la secuencia de L'Arbreda en varias ocasiones, como parte de sus argumentos, y -creo- que sin conocer mucho del detalle su secuencia.
Creo que en general los implicados en los debates que proponía no son "piratas", pero a veces todos nos vemos tentados a "forzar" un poco las interpretaciones a "nuestro favor".
Quería llamar la atención sobre esto en el post, y sobre la necesidad de ser rigurosos.
Nota: no es que yo sea un experto en L'Arbreda, pero tras un par de visitas a la cueva y tras hacer algunas preguntas a los Soler (responsables de la excavación) pues te das cuenta de que _bastantes_ escriben sin mucho conocimiento (creo que incluso algún autor la situaba mal en el mapa).
En la península, sitios como L'Arbreda, C. Morín, Castillo, a menudo son citados por distintos autores para defender una u otra tesis, con un grado de conocimiento muy dispar de los hechos "estratigráficos".
Gracias, quería saber tu opinión proque seguramente está mejor fundada que la mía.
ResponderEliminarZilhao tiene mucha fama hoy día y ha revisado varias estratigrafías "a la baja", es decir: con el resultado de simplificar la secuencia general. No sólo en el tema del Chatelperronense-Auriñacense sino también respecto al Neolítico ibérico, en el cual básicamente ha desdicho a los arquólogos españoles en el tema de la cerámica a la Almagra y dice que es mero Epicardial mal secuenciado y no un neolítico local antiguo de origen misterioso.
Supongo que tendrá razón. Sin embargo me preocupa un poco que esto sea más o menos consistente con su bias en favor del reemplazo demográfico neolítico, en lo que creo que se equivoca radicalmente.
En fin...
Bueno, si hablamos de las personas (aunque es preferible hablar de datos y argumentos), en el caso concreto de Grotte des Fees, a mi modo de ver, no pesa tanto Zilhao (aunque firme el 1º) como los demás firmantes... representan una "selección" de la prehistoria francesa actual, típicos "popes". Al firmar el artículo se pronuncian al respecto de la secuencia de forma contundente.
ResponderEliminarDicho esto, tampoco es que yo sea "fan" del argumento de autoridad!
La idea del post era precisamente explicar y aportar elementos de crítica que pueden servir a cualquiera a la hora de enfrentarse a la "retórica" arqueológica.