martes, 23 de febrero de 2010

Las herramientas de piedra de los Neandertales V: La tesis "reduccionista" y la falacia del útil inacabado

 
En este post voy a tratar una crítica que se hizo en los años 80 y 90 a los sistemas tipológicos.  Esa crítica  ayudó a generar un determinado modelo sobre el comportamiento neandertal.

La tesis partió de algunos autores de la escuela anglosajona, como Dibble, Rolland, Chase o Davidson, que describían a los Neandertales como unos homínidos muy limitados y primitivos.

Con esa idea de partida, los investigadores incidieron sobre una idea: las herramientas musterienses no eran útiles terminados, sino formas variables en un proceso de reducción durante la talla o retoque de las mismas.

De este modo, los distintos tipos y morfotipos (lascas, raederas, denticulados..) representarían fases de un proceso contínuo e indiferenciado de reducción del útil, mediante retoques.

La razón de formular esta tesis era sustentar la idea esencial del modelo:  Los neandertales, y otros homínidos anteriores (H. ergaster, H. erectus...) no tenían capacidad de imaginar la forma final de una herramienta. Por eso, cuando tallaban la piedra, lo hacían de un modo casi instintivo, repetitivo y monótono, como un ave construye su nido.

Siguiendo ese razonamiento, se afirmaba que las formas descritas por la tipología, para el Achelense, el Musteriense, y otras industrias "arcaicas" no eran formas reales y buscadas, sino "casualidad". Y que, en realidad, los arqueólogos creaban las categorías (bifaces, raederas, denticulados...) a partir de la Tipología.

A eso, Davidson lo llama la "falacia del útil finalizado".

En este punto, creo que debemos separar lo que es una crítica pertinente, de lo que es "exceso de imaginación" en ese modelo, sin base en el registro material.

La critica pertinente viene dada porque, con la tesis "reduccionista"  se ponen de manifiesto algunas debilidades de la Tipología (tanto la Bordesiana como la de Laplace). En especial, se critica con acierto la suposición de que todos los útiles retocados representan "morfotipos" buscados o relevantes.    
    
Ahora bien, más allá de esta crítica razonable, el modelo "reduccionista" no tiene base en el registro, no se apoya en un conocimiento real del material. Y sus conclusiones son, cuando menos, exageradas y tópicas.

Estos autores no investigan (en general, ya que siempre hay honrosas excepciones) sobre tecnología, modo de gestión y función de las herramientas. Se quedan en cuestiones puramente superficiales, y algunas de sus conclusiones son, literalmente, risibles.

 Por ejemplo, hay un trabajo muy celebrado (por lo cómico) de Ian Davidson, en el que este autor afirma que los bifaces Achelenses (en general) no son formas "buscadas".


Se trata del artículo "Finished artefact fallacy: Acheulean Hand-Axes and  Language Origins", en la obra colectiva "The transition to Language". En ese trabajo Davidson defiende que los bifaces son simples núcleos, utilizados para sacar lascas, y que, casualmente, y por estadística (según él) acaban pareciendo hachas de mano.

Quiero resaltar que Davidson no dice que los bifaces sean útiles que a veces pueden hacer la función de núcleos. Tampoco dice que "algunos bifaces" puedan ser núcleos. Él afirma exactamente esto:  no tiene porqué existir la categoría "bifaces", asociada al Paleolítico inferior, o incluso medio.

Hay cientos de evidencias (estudios tecnológicos, de funcionalidad...) de que su afirmación es una barbaridad, pero me centraré en el propio artículo de Davidson: Lo que sucede es que este autor escoge algunos bifaces y núcleos levantinos (basicamente, de Tabún).

Esos útensilios concretos son de apariencia tosca, están -pienso yo- realizados en materias primas de poca calidad (para una talla controlada). Y según sus propias fotos, algunas piezas tienen huellas de estar alterados por el paso de los milenios.

Al presentar esos ejemplares, con algunas apreciaciones (no muy acertadas) sobre las técnicas de talla, ofrece una impresión general de que su propuesta tiene algún sentido.

Para el que conoce un poco cómo funcionan los sistemas de talla y gestión de las herramientas en piedra (cómo interaccionan necesidades, objetivos y materia prima), lo que dice este autor no tiene mucho sentido.

Un ejemplo de que Davidson mete la pata pero bien: una figura (9.7, pag 198) en la que presenta la punta rota de un bifaz. Davidson sólo es capaz de ver un hecho: se ha extraido la punta de un bifaz. Y, según él, eso demuestra que no tiene porqué haber intención de conseguir esa forma concreta, ya que al extraer la punta, se rompe la "simetría".

¿Pero tiene razón Davidson? La foto no es muy buena (desde el punto de vista tecnológico es nefasta), pero aún así, la forma de la lasca sugiere varias cosas: podría ser una fractura por flexión relacionada con el uso, o "pisoteo" accidental; O, de tratarse de una extracción buscada, podría ser una "lasca sobrepasada", es decir un accidente de talla que se lleva la punta del bifaz.



Otra cuestión bastante ilustrativa es que en el artículo no hay ni un sólo esquema técnico, ni un dibujo (que refleje aspectos tecnológicos, como el talón, el bulbo de percusión, el orden de las extracciones) de los bifaces, las lascas y los núcleos. Sólo fotografías, que ni siquiera están orientadas correctamente.

Para el Musteriense  -asociado a los Neandertales- otros autores han tenido enfoques similares (por ejemplo Chase, Dibble o Dibble y Rolland), en general menos extremos y más fundamentados.




Por desgracia, esos análisis también tienen a generalizar en exceso. Voy a tratar de describir cómo sucede esto: Lo que hacen es coger lo observado en un objeto concreto (por ejemplo, el proceso de reducción de una raedera Quina) y someterlo a dos operaciones no muy legítimas (en mi opinión).

1 - Por un lado se generaliza a toda la industria de los Neandertales: En este caso, durante el retoque de una raedera Quina, esta puede parecer tanto una raedera como un denticulado (cuando se está reavivando un filo embotado). Se coge sólo este hecho, y se propone que todos los útiles del Musteriense se gestionan de un modo similar.

2 - Por otro lado, se ignora el contexto técnológico y el proceso técnico en el que se incluye: En el caso de las raederas Quina, el proceso de reducción de los filos es sólo una parte de la gestión integral del utillaje:

- Las raederas Quina de sílex suelen venir de pre-formas importadas, que se traen al yacimiento con un próposito, y son de una determinada materia prima (y no de otras).

- El reavivado de los filos se hace en un contexto de "trabajo intensivo" con esas herramientas, diseñadas para ofrecer una larga duración.

- Además, el reavivado de los filos no es algo sencillo ni intuitivo: sígue todo un sistema organizado de retoque, con fases no demasiado "obvias".

- Y mientras se retocan los filos, las propias lasquitas de reavivado, en algunos yacimientos, se utilizan -sistemáticamente- para fabricar otros utensilios pequeños.



Resumiendo: El problema de esta propuesta, es que, a partir de una crítica acertada, caen en una falacia tan grande como la que denuncian: La falacia del útil inacabado. Y eso sucede por falta de conocimiento sobre aspectos fundamentales de la tecnología paleolítica, que lleva a caer en una serie de errores y lugares comunes.

Nota final: Aclarar que no todos los autores que he agrupado en esta tendencia son iguales. Davidson, por ejemplo, es un auténtico "paracaidista" en el estudio de la industria lítica (aterriza sin saber muy bien donde y cómo está situado).  Otros, como Dibble, tienen un conocimiento mucho más profundo de la realidad arqueológica y de las herramientas de los Neandertales. 

Sigue leyendo esta serie aquí:  Las herramientas de piedra de los Neandertales VI 

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Las herramientas de piedra de los Neandertales III

Las herramientas de piedra de los Neandertales II

Las herramientas de piedra de los Neandertales I 

sábado, 20 de febrero de 2010

Las Herramientas de Piedra de los Neandertales IV: Laplace y la Tipología Analítica

 
 Hoy me centraré en otro sistema de clasificación, distinto del usado por F. Bordes. Este sistema, la Tipología Analítica, también se ha utilizado en la investigación de las industrias de piedra neandertales, en mi opinión con escasa fortuna. Fue creado por G. Laplace en los años 60 y 70.

El método de Laplace queda explicado en varias obras teóricas en las que narra los principios de su método y sus conclusiones.

Lo primero que hay que saber -para entender esta tipología- es que Laplace está en una ortodoxia marxista bastante estricta. Es decir, aplica todo el programa del Materialismo Histórico y la dialéctica de Marx (tal y como él los entiende) a la investigación de los útiles de piedra.

Vale la pena insistir en esto: No se trata de una tipología de inspiración materialista, o un desarrollo genérico a partir de algunos conceptos de Marx y Engels (tomar cosas "utiles" del materialismo es muy común en Prehistoria). El sistema al que me refiero es una aplicación literal del programa marxista de investigación.

Partiendo de esa base, Laplace propone "objetivar" la tipología. Para ello, concibe una investigación ordenada en etapas. Llega a la conclusión de que los elementos estudiados no deben ser simples "tipos" de herramientas, sino "morfotipos".

Los "morfotipos" serían abstracciones basadas en rasgos "típicos", pero obtenidos de forma matemática. El proceso funciona a base de medir y clasificar los objetos retocados. A partir de los datos obtenidos (dimensiones, tipo de retoque) los morfotipos se deducen después de juzgar cuales son las combinaciones más típicas de rasgos y dimensiones.

En esa línea de "objetivismo", Laplace propone renunciar a nombres "comunes" y llamar a los objetos mediante conjuntos de siglas y abreviaturas. De este modo, los conjuntos de herramientas quedan expresados en forma de listas de abreviaturas y se pueden presentar en forma de gráficas (como también hacía Bordes).

Una vez realizadas esas listas y gráficos, la estrategia que propone Laplace es estudiarlas y compararlas, desde el punto de vista de la dialéctica y la historia, siempre en términos marxistas. Trata de ver cómo esos conjuntos se relacionan entre sí, cómo evolucionan unos de otros... en definitiva como van cambiando a lo largo de la Prehistoria.

La conclusión más general de Laplace es que hay una evolución de industrias más sencillas, y menos efectivas, a otras mejores y más efectivas. Esta dinámica sucede durante todo el Paleolítico  y es -en si misma- motor y consecuencia del cambio histórico. Para darle un mayor sentido, Laplace recurre a menudo a la idea de "reacción" ante los cambios medioambientales. Es decir, los conjuntos industriales cambian de modo parejo a los cambios en el ecosistema.

El Paleolítico medio, asociado con los neandertales, queda reflejado como un periodo sin evolución. Paradójicamente, es un periodo muy extenso, de grandes cambios climáticos.

Yo veo la explicación de Laplace como un notable razonamiento circular, o profecía autocumplida: En el materialismo histórico, tomado por Laplace de forma literal, la historia como evolución es una condición previa. Por eso, en la Tipología Analítica, se asume que la evolución dialéctica es un "si o si", y sólo queda documentar cómo se ha producido ese cambio.

Por otro lado, a la Tipología Analítica le sucede lo mismo que al programa cuaternarista de F. Bordes (incluso más): Al convertir las herramientas y los productos tecnológicos en conjuntos "objetivados", descritos con números, se pierde totalmente la perspectiva de qué son.

De ese modo se esquivan las preguntas importantes de verdad: Para que se utilizaron esos utensilios,  cómo se gestionaban, de qué estaban hechos, cual era su papel en el sistema económico, cual era su papel social, etc...

Todas esas cuestiones (análisis tecnológico/técnico, función, gestión del material y los útiles, relación con actividades productivas...) quedan, en el mejor de los casos, en un segundo plano -cuando deberían ser lo principal.

En los estudios de Laplace, estos asuntos a veces se abordan, o a veces no, pero siempre quedan fuera del análisis tipológico, que es lo principal para él.

Esto lleva a lo que Rios Garaizar (en su Tesis doctoral) denomina un "distanciamiento aseptico" respecto a las sociedades humanas, su realidad cotidiana... tecnológica, económica y social.

La Tipología Analítica estudia las relaciones y la dinámica de las "industrias" como si de seres vivos e independientes se tratara, con una existencia propia y, por así decirlo, independiente de las sociedades que las generan.

Sigue leyendo esta serie aquí:  Las herramientas de piedra de los Neandertales V

lunes, 15 de febrero de 2010

Las herramientas de piedra de los Neandertales III: Facies, tipos y herramientas

En el último post expliqué la lógica que subyace a la clasificación que hizo F. Bordes de las herramientas de piedra musterienses. Es decir, del utillaje lítico del Paleolítico medio (etapa que se asocia al Hombre de Neandertal).

Antes de proseguir con otros temas (relacionados con herramientas de piedra y Neandertales) he pensado que será ilustrativo hacer un pequeño resumen de las facies más importantes (esos conjuntos que fueron definidos al aplicar la tipología bordesiana a los restos arqueológicos).
 
Como expliqué en el otro post, esas facies ya apenas se utilizan hoy en día. Sin embargo tuvieron gran importancia desde 1960 hasta finales del siglo XX: Aparecen citadas de contínuo en los manuales y los artículos académicos sobre Paleolítico medio, y no está de más conocerlas un poco.

Las facies se definieron según la abundancia, en cada conjunto, de distintos tipos de utensilios de piedra. Conocer esos útiles, al menos someramente, nos ayudará a entender la clasificación:

Raederas
: Son herramientas con un lateral retocado, todo a lo largo de un filo regular y contínuo.



Hay un tipo especial de raederas en el Paleolítico medio, las Quina. Las raederas Quina son “espesas” (con secciones muy gruesas) y con filos “escalonados”, hechos a base de superponer varias líneas de retoque.
 

 Denticulados
: Son objetos retocados en un lateral, como las raederas, pero con una diferencia notable: sus filos son aserrados, con “dientes” que entran y salen.


Cuchillos de dorso: Se trata de utensilios que tienen un lateral con un “dorso”, es decir una parte roma y ancha - para apoyar la mano mientras se aferra la herramienta. El dorso está hecho a base de retoques. Opuesto a ese dorso hay un filo, por lo general agudo.



Bifaces: Son las típicas hachas bifaciales, de piedra tallada, que se dan también en otros periodos mucho más antiguos. Los bifaces musterienses suelen ser más pequeños, delgados y redondeados, si los comparas con los del Paleolítico inferior.



Lascas y puntas Levallois: son objetos obtenidos mediante una técnica concreta, la Levallois. En general son utensilios delgados, de forma triangular o cuadrangular, con punta (para cazar) y/o filos agudos (para cortar).



Puntas musterienses: Es en realidad un tipo concreto de punta levallois, que está completamente retocada en todos sus bordes, para darle una forma triangular.




Paso ahora a describir, muy brevemente, las principales facies.

Musteriense típico: Este es un conjunto que incluye casi todos los tipos de herramientas que se consideraban típicas del Musteriense. Incluye sobre todo raederas pero no las de tipo Quina. También puede tener pequeños porcentajes de denticulados y cuchillos de dorso. Los bifaces sólo aparecen en algunos conjuntos.



Musteriense de tradición Achelense tipo A: Esta facies incluye bastantes bifaces, de formas características, como la triangular. También bastantes raederas. Hay pocos denticulados y muy poco de todos los demás tipos.


Musteriense de tradición Achelense tipo B: Este conjunto, al contrario que el tipo A, tiene poca presencia de bifaces. Hay bastantes denticulados y muchos cuchillos de dorso. Por el contrario, aparecen pocas raederas y otros tipos de útiles.


Musteriense Charentiense tipo Quina: En esta facies hay una gran abundancia de las raederas del mismo nombre (espesas y con ese retoque escalonado característico). De los otros tipos, quizás los denticulados tienen la mayor presencia, pero aún así es baja.



Musteriense de Denticulados: Como su nombre indica, tiene un porcentaje alto de denticulados y presencia baja de todos los otros tipos. 


Existen otras facies (como el Charentiense tipo La Ferrasie o el Vasconiense) pero no he querido ser exhaustivo, sino dar una idea general de la clasificación y de los sub-grupos más destacables.

Sigue leyendo esta serie aquí:  Las herramientas de piedra de los Neandertales IV

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viernes, 12 de febrero de 2010

Las herramientas de piedra de los Neandertales II: La tipología de F. Bordes para el Paleolítico Medio


Desde los inicios de la investigación en Prehistoria, ha habido un esfuerzo por identificar diferentes “culturas” arqueológicas y ordenarlas en el tiempo y en el espacio. Hasta mediados del siglo XX esa ordenación fue muy elemental en cuanto al Paleolítico Medio, el periodo asociado con el hombre de Neandertal.

En general, se entendía  que el Paleolítico medio se identificaba, sobre todo, con las herramientas de piedra de tipo Musteriense y -en menor medida- con otros tipos de útiles de piedra (clasificados como Clactonienses, Levalloisienses y otros conceptos que a menudo se solapaban).


Esa situación se prolongó hasta los años sesenta del siglo veinte, cuando F. Bordes presentó lo que se ha dado en llamar el programa cuaternarista

En pocas palabras, la propuesta de Bordes era utilizar, sistemáticamente, una combinación de tipología y estadística: Propuso ordenar las herramientas y piedras talladas en tipos característicos, y después convertir los resultados en porcentajes, índices y otras abstracciones cuantificadas (en números con significado estadístico).

El objetivo de ese método era obtener una información “tipificada”, regular, de cada conjunto de herramientas, para así comparar los distintos conjuntos de cada yacimiento. La razón final de la comparación era identificar “culturas” arqueológicas y ser capaces de ordenarlas, en el tiempo y en el espacio.

En los planteamientos de la tradición histórico-cultural, de la que Bordes formaba parte, las culturas arqueológicas representaban grupos étnicos, pueblos del pasado. Por eso, al identificar culturas “arqueológicas” y seguir su rastro en el espacio y en el tiempo, se podría reconstruir la dinámica histórica de los pueblos de la Prehistoria.


Para el Paleolítico medio, cuyos conjuntos resultaron poco diferenciados según la tipología bordesiana, se recurría sobre todo a los índices (presencia relativa) de determinados objetos. El resultado fue la definición de unas facies Musterienses, según predominaban en los conjuntos raederas, denticulados, objetos de tipo Levallois, etc… 

Estas facies se entendieron como grupos específicos o divisiones del Musteriense, y recibieron denominaciones como Musteriense Típico, de Denticulados, Charentiense, de Tradición Achelense, Vasconiense, etc.
 
Esas facies no se pudieron ordenar cronológicamente, ya que todas convivían en los distintos periodos en los que vivió el hombre del Neandertal. A pesar de la falta de ordenación cronológica, Bordes (y gran parte de la historiografía en general) consideró que las facies podían ser interpretadas en términos histórico-culturales. Es decir, se supuso que cada facies representaba, en cierto modo, una cultura o grupo étnico.

Desde esa perspectiva, se trató de interpretar la dinámica de las facies Musterienses en términos de dinámica histórico-cultural: el devenir de distintos grupos étnicos a lo largo del tiempo. Pero los resultados fueron escasos y poco concluyentes.


Frente a esto, L. Binford, un investigador norteamericano de posiciones neopositivistas y funcionalistas (dentro de la llamada Nueva Arqueología) propuso una explicación funcional de las facies del Musteriense. Binford defendía que las facies debían representar las funciones de distintos tipos de yacimientos (cazaderos, lugares de habitación, de procesado de determinadas materias primas….). Pero el mismo admite, en su obra En Busca del Pasado, no haber dado con la interpretación precisa de las distintas facies bordesianas.
 

En las últimas décadas, la tipología bordesiana para el Paleolítico medio ha sido abandonada. Persiste sólo como lenguaje o sistema de referencia común para muchos arqueólogos. Lo que se ha abandonado, de hecho, es la idea de que las facies representan una realidad objetiva (sea de tipo étnico o funcional).

Las deficiencias fundamentales de las facies han sido señaladas por autores como L. G. Freeman, y son: su exhaustividad asistemática y la falta de atención a otros elementos fuera de los productos retocados.

Con "exhaustividad asistemática" quiero decir que la tipología de Bordes recoge toda una serie de tipos que se consideraban característicos, bien conocidos. Pero sin una reflexión sobre qué son en realidad, cómo se han tallado y retocado, o si son utensilios en estado inicial o ya sometidos a un fuerte reavivado.
  
En cuanto al estudio de las sociedades neandertales, el programa cuaternarista tuvo otro problema: La investigación se organizó con la base de dos tipologías (listas de herramientas) distintas.

Para el Paleolítico medio, asociado con los Neandertales, se utilizó la lista Musteriense (Bordes) y para el Paleolítico superior se elaboró otra específica, con los “tipos” que se consideraban más característicos de las culturas del Chatelperroniense, el Auriñaciense, el Solutrense, etc.…

Esta división, al centrarse sólo en los útiles retocados, tuvo el efecto de exagerar las diferencias entre el Paleolítico medio y superior. Además, imposibilitó -en la práctica- el poder comparar entre conjuntos de una y otra etapa.

Por otro lado, la mencionada falta de atención a los objetos que no estaban retocados dejaba fuera de consideración a la mayor parte de la información sobre las técnicas de talla, o la gestión de esas herramientas (reavivado, reciclado, etcétera…)

Sigue leyendo esta serie aquí:  Las herramientas de piedra de los Neandertales III

jueves, 11 de febrero de 2010

Las herramientas de piedra de los Neandertales I: introducción y justificación de los posts

Las herramientas de piedra de los neandertales fueron un elemento muy importante de su cultura, su economía y su organización grupal y social.

Hoy, esos utensilios de piedra constituyen uno de los principales -si no el más importante- conjuntos de restos culturales que se nos han conservado. Por ese motivo, los estudios sobre los neandertales, o más específicamente sobre sus restos arqueológicos, se han centrado a menudo en estudiar sus herramientas.

Tradicionalmente, desde el nacimiento de la arqueología y la prehistoria, el estudio de las herramientas de piedra ha llevado el peso de la clasificación cultural y cronológica del Paleolítico (que, precisamente, significa piedra antigua y se entiende como Edad de la Piedra Antigua).

Así, se han utilizado como fósiles directores (objetos característicos de una u otra cultura arqueológica) herramientas como cantos tallados, bifaces, puntas, raederas, raspadores, buriles, etc. todos ellos de piedra.


Sin embargo, por esa presencia habitual de las herramientas líticas en los yacimientos neandertales, y por su papel decisivo en la configuración de las disciplinas que estudian el Paleolítico, no resulta sencillo sintetizar y exponer un análisis o resumen de lo que sabemos de los utensilios de piedra de los Neandertales.

Por eso, inauguro -con esta breve exposición/justificación- una serie extensa de posts sobre el tema, para tratar de abordarlo y explicarlo (en la medida de lo posible) en todo su detalle y amplitud.

Sigue leyendo esta serie aquí:  Las herramientas de piedra de los Neandertales II