jueves, 29 de abril de 2010

Neandertales tras el Telón de Acero: Las reconstrucciones de Mikhail Gerasimov

 
Mikhail M. Gerasimov (1907-1969) fue un anatomista y arqueólogo ruso, natural de San Petersburgo. Formó parte de la élite científica de la antigua Unión Soviética. Como anatomista, desarrolló un método de reconstrucción facial a partir de los huesos del rostro, que es conocido como el método ruso. Realizó restituciones a partir de los cráneos de personajes históricos de la Rusia Imperial, y también otras de tipo etnográfico (habitantes de las estepas) y paleoantropológico (fósiles de homínidos).

Como arqueólogo, Gerasimov excavó yacimientos paleolíticos, neolíticos y calcolíticos durante los años veinte. Su trabajo más importante es la excavación de Malta, en Siberia (un yacimiento del Paleolítico superior, de hace unos 23.000 años, con una industria y un arte mueble bastante espectacular). En las siguientes décadas participó en otros descubrimientos y excavaciones en toda la antigua Unión Soviética, aunque más como anatomista y experto en restos humanos. En esos años trabajó en lugares emblemáticos como Kostenki (I, II, Markina Gora) y Sungir.


Gerasimov realizó tres reconstrucciones de Neandertales en los años cincuenta. De ellos, dos fueron reconstrucciones cráneo-faciales: el cráneo masculino del anciano de la Chapelle-aux-Saints y  el de la mujer Neandertal de Steinheim. En estos rostros se reflejan las ideas de Gerasimov sobre los Neandertales: una especie plenamente humana, pero distinta a la nuestra, con diferencias que no son sólo de matiz. Así describió a aquellos seres:

"La frente es baja y huidiza...los ojos, pequeños y próximos, están rehundidos bajo la sombra de los gruesos arcos del ceño. El cuello es corto y robusto. Los hombros forman una pendiente. La apariencia general sugiere un primitivismo bestial. Y, con todo, es humano, pero uno que muestra características biológicas de un tipo muy especializado. Estos humanos, primitivos pero auténticos, tendrían ideas peculiares sobre el mundo, ideas que son vagas para nosotros." 


 La tercera reconstrucción Neandertal realizada por Gerasimov es la del niño de Teshik-Tash (Uzbekistan). Dicho esqueleto fue hallado en un enterramiento intencional, con algunos materiales que sugerían la presencia de ajuar (cuernas de cabra, asociadas por pares, en torno al cuerpo). Gerasimov reconstruyó todo el cuerpo del niño de Teshik-Tash. De este fósil explicó:

 “el cuerpo es mucho más grande y pesado que el de un niño moderno de la misma edad. El ceño es más robusto que el de un adulto moderno. La frente es huidiza. La cabeza es grande y pesada, en especial la zona facial. La estatura es baja y el tronco alargado. Aunque tenía  9 o 10 años, parece más viejo. La desproporción entre la cabeza y el resto del cuerpo se combina con unos hombros muy poderosos y un tronco peculiarmente encorvado. Los brazos son muy fuertes. Las piernas, cortas y musculadas. Esta combinación de rasgos es típica de los neandertales.”


Se aprecia en el trabajo de Gerasimov cierta influencia de la imagen predominante en casi todo el siglo XX, del Neandertal bestial y salvaje. Pero esa imagen va unida a una cierta templanza, que considera al Homo neanderthalensis un ser esencialmente humano (pero de otra humanidad); y siempre con un conocimiento anatómico profundo de los fósiles reconstruidos. La concepción de Gerasimov separaba al Neandertal de nuestros ancestros directos, los humanos sapiens  arcaicos.

Hay que recordar, por otro lado, que eran los años cincuenta, la primera década de plena Guerra Fría. En ese sentido, la propuesta de Gerasimov le permitía acomodar un requisito político muy habitual de la ciencia soviética: que toda teoría rusa contradijera, en la medida de lo posible, a una teoría o escuela estadounidense. En este caso, la postura enfrentada era la propuesta de varios antropólogos americanos (encabezados por Aleš Hrdlicka), formulada en los años 20-30: que el Neandertal era el ancestro directo de las poblaciones modernas europeas. No creo que la conveniencia política guiara en general los trabajos de Gerasimov, pero por otra parte es indudable que, en la Rusia soviética, el encontrar una teoría americana a la que criticar era una ventaja para el investigador.  

Quiz: En la novela policiaca Gorky Park (1981), de M. Cruz Smith, M. M. Gerasimov aparece bajo el nombre de ficción de Profesor Andreev. La novela trata de la búsqueda de un asesino, que secciona la cara y las huellas dactilares de sus víctimas, para evitar su identificación. 

Fuente: Faces of our Ancestors. Exposición virtual (Kunstkamera). 

Créditos de las imágenes: Kunstkamera, Museo Pedro el Grande de Antropología y Etnografía. Academia de Ciencias de Rusia.

Bibliografía:
  • History of facial reconstruction. Laura Verzé. Acta Biomed 2009; 80: 5-12.
  • People of the Stone Age. Mikhail M. Gerasimov (1964).

jueves, 22 de abril de 2010

Viejas joyas. Simbolismo y adornos personales entre homínidos "arcaicos"

Durante buena parte del último cuarto del siglo XX, la investigación sobre el Hombre de Neandertal estuvo dominada por un modelo que lo retrataba como un homínido muy arcaico, con serias limitaciones cognitivas, sin apenas lenguaje e incapaz de tener un comportamiento realmente "humano".

En contraste, se creía que el Paleolítico superior había supuesto una revolución cultural. Los humanos "anatómicamente modernos" eran la única población plenamente simbólica. Tenían comportamientos complejos y un lenguaje elaborado. Sus capacidades mentales les daban ventajas en cuanto a armamento de caza, redes de intercambio, movilidad, etc. Esa gente había barrido a la última población arcaica, los Neandertales, entre hace 50.000 y 30.000 años.

Se articulaba así una explicación evolutiva muy simplista: Un cerebro superior produce una cultura superior, y eso lleva necesariamente a la sustitución de neandertales por "modernos", por competencia evolutiva y selección natural.

Hoy este modelo se ha desmoronado por completo. Algunos todavía se aferran a él, pero empiezan a parecerse al capitán del Titanic o los últimos de Filipinas. Por una parte, la práctica totalidad de las supuestas ventajas prácticas (utillaje, caza, organización, movilidad) de la cultura de los "modernos" se ha descubierto que o bien eran practicadas por los Neandertales, decenas de miles de años antes del contacto, o bien no eran tan ventajosas.

Por otro lado, se ha demostrado que, aunque los neandertales no utilizaron adornos y objetos decorativos durante la mayor parte de su historia, esas manifestaciones culturales florecieron entre las poblaciones –supuestamente- arcaicas, durante varios milenios antes de su desaparición.

En este post voy a abordar esa cuestión: La presencia de adornos personales, simbólicos, entre poblaciones “arcaicas”, diferentes de los "humanos anatómicamente modernos".

En la primera parte, revisaré todas las evidencias que se pueden vincular con seguridad a los neandertales, y también hablaré un poco de los indicios más dudosos. En la segunda parte, trataré la espectacular cultura material asociada al homínido recientemente descubierto (por un análisis de ADN mitocondrial), en la Cueva de Denisova (montañas de  Altai, Siberia).

Adornos neandertales

Los primeros objetos de adorno personal de los neandertales datan del final del Paleolítico medio (hace algo más de 50.000 años) y provienen de España. En Cueva de los Aviones y Cueva Anton (región de Murcia) se han encontrado varias valvas de moluscos marinos. Esas conchas fueron recogidas ya ”sueltas”  (de moluscos muertos), a la orilla del mar.


Hubo una selección, siguiendo unos criterios: tamaño, que estuvieran completas y que tuvieran ya una perforación natural. Después, los neandertales las llevaron a sus campamentos (en el caso de Cueva Antón, un viaje de unos 60 km). Allí fueron decoradas con pigmentos minerales bastante elaborados (mezclando dos o tres minerales de tonos rojizos o amarillentos).


En la Cueva de los Aviones también se encontró una concha de otro molusco más redondo y cóncavo (Spondylus gaederopus), con bastantes restos de ocre en su interior. No tiene perforación y se interpreta más bien como un contenedor para los pigmentos minerales.


 Los elementos decorativos, modificados para ser suspendidos con cordones, se conocen con seguridad en dos culturas neandertales del Paleolítico superior. De ellas, una está conectada directamente con restos humanos (algo insólito a comienzos del Paleolítico superior).


Se trata del Chatelperroniense, que es también la cultura que ha dado más colgantes y objetos simbólicos neandertales. Han aparecido ocho colgantes de diente perforado en Quinçay,  y veintiseis en la Grote-du-Renne (junto con otros catorce objetos decorados).


En Saint-Cesaire, aparecieron varias conchas tubulares de Dentalium. Según algunos autores estaban asociadas a un enterramiento neandertal.  Hay evidencias en el Chatelperroniense de Caune de Belvis (dos conchas de Turritela temprina), pero más dudosas, por lo limitado del registro.

El Uluzziense de Italia y Grecia también tiene adornos personales. Esa cultura no está asociada directamente a restos humanos, excepto algunos dientes que entrarían dentro del “tipo” neandertal. Sin embargo, existe una amplio consenso en ese tema: el Uluzziense tiene una total afinidad con el Musteriense final de la región, y bastantes parecidos con el Chatelperroniense francés. Además, no se ha encontrado ninguna relación con el Auriñaciense de los "modernos".  Es, por tanto, una cultura neandertal.

Los objetos simbólicos hallados en sitios uluzzienses son fragmentos tubulares de Dentalium. Han aparecido en Grecia (Klisoura 1) y en Italia (Cueva del Caballo). Hay otro indicio, pero mucho más dudoso: dos moluscos perforados de la Cueva del Caballo. Pero estos restos podrían provenir de una ocupación Auriñaciense justo por encima del Uluzziense.

Hay otras pistas, también dudosas, pero que en conjunto sugieren que el uso del colgantes era común entre los últimos neandertales de toda Europa. El Bachokiriense es una cultura del Paleolítico superior inicial de Bulgaria, y sus raices pueden estar en el Musteriense local. En el yacimiento principal de esa cultura,  Bacho-Kiro, se halló un colgante de hueso.


Situaciones similares se producen en el Paleolítico superior inicial de Wilendorf II en Austria, de Ilsenhöle en Alemania y Trou Margrite en Bélgica. A pesar de varias dudas razonables, esos materiales y culturas se pueden considerar, en general, anteriores a la aparición del Auriñaciense "moderno" en Europa. Y, en algunos casos, están asociados a restos humanos fragmentarios de posibles neandertales. En la mayor parte de los casos, el avance de las investigaciones podrá decirnos, en unos años, si realmente se trata de culturas neandertales o no.

Los adornos de las gentes de Denisova

En la Cueva de Denisova, en las montañas Altai de Siberia, se conocía desde hace tiempo una rica cultura material del Paleolítico superior inicial. En el nivel arqueológico denominado “11”, se encontraron colgantes perforados y otros adornos hechos de dientes, huesos de animales, marfil de mamut y minerales blandos. Entre esas piezas, destaca un delicado brazalete de piedra verde, del que se encontraron varios fragmentos.

Lo más sorprendente es que, entre esos materiales, de rico y complejo simbolismo, se hallaron algunos restos humanos aislados. Uno de esos restos es un hueso de la mano de una mujer joven, que fue analizado para conocer su ADN mitocondrial (ADNmt).

Los resultados de ese análisis los he recogido en otro post, pero vale la pena recordar lo básico: El ADNmt nos dice que pertenece a un linaje distinto a todos los humanos “modernos”. También es diferente a todos los neandertales estudiados hasta ahora (que son muy pocos). Además, la comparación de datos del ADNmt predice que la mujer de Denisova estaría al doble de distancia genética de los “modernos” que los neandertales.
  
Lo que se deduce (por ahora) de estos datos es que se trata de una población asiática de una  humanidad “arcaica”. Y no tiene lazos genéticos próximos con las poblaciones africanas (me refiero, en concreto, a las gentes de las que descendemos los “humanos modernos”).

Eso significa, dicho de forma llana, que o bien es una población neandertal desconocida hasta la fecha, o bien una población “arcaica” igualmente desconocida. En ese último caso, la mujer podría ser descendiente de los Homo erectus asiáticos. Dentro de unos meses se publicarán los resultados del ADN nuclear de la mujer de Denisova, y tendremos más datos para juzgar que suposición es la más acertada.

Pero quiero resaltar otro aspecto de este tema: Hasta el momento, se ha dado mucha importancia al ADNmt y a la genealogía evolutiva, y se ha pasado de puntillas sobre los (impresionantes) materiales arqueológicos del nivel 11 de Denisova.
 

Por supuesto, con las excavaciones y trabajos en curso, sabremos más y tendremos más datos, materiales y dataciones, dentro de algún tiempo. Pero hoy por hoy, la evidencia señala en mi opinión a un hecho concreto, con inesperada crudeza:

Con un homínido “arcaico” y una cultura de tal simbolismo complejo en el mismo horizonte cultural (11), debemos abandonar definitivamente la preconcepción de que “modernidad” biológica y modernidad "cultural" son necesariamente lo mismo. Al menos, en ese periodo crucial de la historia humana (entre hace 50.000 y hace 30.000 años).


Fuentes

jueves, 15 de abril de 2010

Reflexiones arqueológicas: La falacia de la mala excavación o del "problema estratigráfico".


La arqueología, entre otras técnicas, se sirve de la estratigrafía. El objetivo suele ser separar las distintas ocupaciones que se han sucedido en un mismo lugar, a lo largo del tiempo.

Existe una tendencia natural (por la gravedad) a que los materiales (traidos por el agua, el viento, los animales o el hombre) se acumulen, a lo largo de los siglos, en las zonas bajas del terreno. Los cambios e interrupciones en esos procesos de "relleno", hacen que se distingan capas o estratos en las acumulaciones. Y esas capas o estratos se ordenan de más antiguos a más recientes.

Los arqueólogos utilizan la ordenación natural de esos materiales (sedimentos) para deducir, mediante la crítica estratigrafica, cual es la ordenación en el tiempo de los restos de actividad humana. Como es de común conocimiento, la regla general es que los estratos arqueológicos se suceden en el tiempo de abajo a arriba: de más antiguo a más moderno.

Estratigrafía de Combre Grenal
 
Por supuesto, los sedimentos no siempre están intactos. A menudo existen alteraciones que son puntuales, o afectan a áreas concretas. O, en algunos casos, pueden afectar a una toda una secuencia. Pueden modificar estratos completos, pero también limitarse a las zonas de contacto entre dos estratos o capas; o bien a superficies que estuvieron expuestas un tiempo, sufriendo la acción de los elementos antes de quedar enterradas.

Además de los elementos climáticos (viento, agua, cambios de temperatura) las alteraciones pueden deberse a otras causas, como la excavación de las madrigueras de los animales, o el uso humano del terreno (fosas, basureros...).

Desde el origen de la disciplina, los arqueólogos han sido conscientes de esa realidad. Por ello, siempre han tratado de recoger y consignar en sus memorias de excavación (y en las publicaciones) los problemas estratigráficos de los lugares en donde trabajaban.

En mi experiencia, el yacimiento sin ningún tipo de problemas estratigráficos es una utopía, no existe. Por ello, tengo una cierta tendencia a desconfiar de aquellos trabajos que presentan su secuencia como carente de cualquier tipo de mínima cuestión estratigráfica, en los que absolutamente todo está perfectamente ordenado y nada se ha "movido de su sitio".

Dicho esto, lo cierto es que existen todo tipo de situaciones, desde secuencias casi intactas hasta otras con grandes alteraciones, que llamamos "post-deposicionales" (porque se produjeron después de que se depositara el sedimento).

En ese sentido, estoy convencido de que la mejor información al respecto es aquella que tienen los que excavan, analizan y publican los materiales arqueológicos de cada yacimiento.

Los arqueólogos que trabajan en cada secuencia, son los encargados de atribuir los contenidos arqueológicos, a una u otra etapa, en virtud de varios criterios. Entre ellos, es fundamental su ordenación estratigráfica. También, por supuesto, las dataciones absolutas obtenidas por medios físico-químicos. Esa ordenación es, sobre todo, una ordenación en el tiempo tanto relativa (de más antiguo a más moderno) como absoluta (en años de calendario).   

Ciclo del Carbono 14, base de las dataciones radiocarbónicas. 
 
Otra idea importante es que, si bien las técnicas para analizar la estratigrafía han mejorado mucho a lo largo del tiempo (gracias a los avances de la geomorfología del cuaternario, la sedimentología, la micromorfología y otras ciencias o técnicas) no debemos presuponer que el buen juicio y la capacidad de observación de los arqueólogos han sufrido cambios importantes en los últimos cien años.

Esos arqueólogos a los que me vengo refiriendo, que han trabajado en cada yacimiento, son personas que conocen íntimamente los problemas relacionados con la estratigrafía y las alteraciones de "su" depósito concreto. En cierto modo, se puede decir que las conocen mejor que nadie.

Como es obvio, puede suceder -en ocasiones- que un determinado material arqueológico, como un colgante de hueso, o una punta de sílex, sea desplazado de su posición original en la secuencia, y termine junto con otros materiales de los que no es contemporáneo. Eso supone un problema real y grave, a la hora de interpretar culturalmente la secuencia. Es importante que ese objeto sea detectado y separado del resto.  De los arqueólogos que trabajan en cada yacimiento, depende, en primer término, llevar a cabo esa actividad fundamental (de crítica estratigráfica).  

Ejemplo de artefacto asociado a estratigrafía

Cuando se atribuye sin dudas un material a un determinado estrato (y se le dá, por tanto, una posición en la secuencia), por lo general esa atribución tiene muy en cuenta, con la información más precisa disponible, los posibles problemas de alteraciones en la secuencia.

El resultado final de todos estos procesos lo encontramos en las publicaciones y memorias de excavación. Lo que allí leemos (entre otras muchas cosas) suele incluir una presentación de las evidencias obtenidas, con su atribución cronológica y cultural. Y junto con eso, es normal, y muy correcto, presentar las alteraciones de la secuencia arqueológica: los procesos post-deposicionales y tafonómicos, que han podido afectar la integridad del depósito.

En líneas generales, pienso que: si se quiere poner en cuestión las atribuciones cronológicas hechas por los excavadores de un yacimiento, es necesario aportar (como mínimo) un nivel de conocimiento y de crítica de la estratigrafía que sean equivalentes a los originales.

Esto nos lleva al tema específico de este post: Lo que he dado en llamar la falacia de la mala excavación o del "problema estratigráfico".

Me refiero a una práctica que, por desgracia, es hasta cierto punto común en arqueología, y más aún en los estudios sobre el Hombre de Neandertal, la colonización europea por parte de los humanos "modernos", o la llamada Transición del Paleolítico medio al superior.

Esa práctica se puede resumir así:
  • Un investigador encuentra una serie de evidencias, ligadas a secuencias de distintos yacimientos, que no encajan con su modelo explicativo para un proceso histórico determinado (por ejemplo, la desaparición de los Neandertales). 
  •  Ese investigador suele plantearse, entonces, que esas evidencias pueden ser de hecho anomalías. Y acto seguido deduce que se explican mejor como intrusiones: "problemas estratigráficos" que no fueron bien detectados por los excavadores originales. Es decir, lo que no encaja en el modelo propuesto, se trata de explicar como producto de una mala excavación.
  • Desde esa posición inicial, la estrategia de dicho investigador es ir a la caza de problemas estratigráficos, de alteraciones en los depósitos que no encajan en su modelo (y, típicamente, sólo se suele preocupar de esos estratos y depósitos que le resultan anómalos, ignorando todos los demás).
    Lo que sucede es que (como decía arriba) cabe esperar de todas las secuencias que presenten algún tipo de problema estratigráfico. Y, del mismo modo, es normal que los buenos arqueólogos consignen dichos problemas en sus publicaciones y memorias.

    Lo lamentable es que ciertos investigadores utilicen la información sobre la estratigrafía, ofrecida de forma crítica y profesional por los excavadores originales, para desestimar la atribución que hicieron dichos excavadores de los materiales arqueológicos. Esto, además, suele hacerse citando o parafraseando frases muy concretas de la publicación original sobre el yacimiento, de forma que al lector le parece, sin más información, muy razonable que esos materiales estén mal atribuídos. Al fin y al cabo, ya "se sabe", la secuencia tiene... "problemas estratigráficos".  

    Esta es, en mi opinión, la mecánica interna de la falacia de la mala excavación o del "problema estratigráfico". Eso no significa que haya que irse al otro extremo: No criticar nada. La crítica y revisión de los trabajos hechos en el pasado es muy necesaria y sana en arqueología.

    Revisión de los indicios de una excavación antigua sobre el terreno

    Pero -y es un pero importante-  esa crítica debe cumplir unas condiciones para ser aceptada por los demás arqueólogos. Esas condiciones, en mi opinión son:
    • Debe partir de una conocimiento tan detallado, completo e íntimo de la secuencia como el que tenía el excavador original. Esto sólo se consigue de dos formas:
      •  Con una revisión exhaustiva de toda la información disponible (documentación, personas involucradas en la excavación, revisión geográfica y topográfica del sitio de excavación y estudio detallado de los materiales arqueológicos recuperados).
      • Con una re-excavación parcial (o total) de lo que quede del depósito (si queda una parte),  tan exhaustiva y detallada como se espera de cualquier intervención arqueológica.
    • Debe ser una crítica del conjunto del depósito, de las condiciones de su formación, y de los agentes naturales y humanos que pudieron modificarlo a lo largo de su historia geológica.
    Cumpliendose estas condiciones, creo que la crítica estratigráfica de yacimientos antiguos es muy necesaria. Puede llevar a reinterpretar correctamente conjuntos o materiales, y sin duda supone un avance en el conocimiento del pasado. Es muy razonable pensar que existen algunas malas excavaciones, y problemas estratigráficos que pasaron desapercibidos a los excavadores originales. Pero no es razonable suponer que eso sucede -sistemáticamente- sólo en los estratos que no encajan en un determinado modelo explicativo.

    Por concluir, me gustaría recomendar la lectura de dos debates paralelos sobre sendas cuevas francesas, que han sido centrales en la discusión sobre la Transición del Paleolítico medio al superior y la desaparición de los Neandertales. En los artículos se pueden rastrear las buenas y malas praxis que he recogido en este post. Por supuesto, con muchos más grados y matices de los que yo he reflejado.

    Distribución de artefactos en la Grotte du Renne

    Discusión sobre la Grotte du Renne en Arcy-sur-Cure:



    "Many awls in our argument: bone tool manufacture and use in the Chatelperronian and Aurignacian levels of the Grotte de Renne at Arcy-sur-Cure". En The Chronology of the Aurignacian and of the Transitional Technocomplexes: Dating, Stratigraphies, Cultural Implications. D’Errico, F., Julien, M., Liolios, D., VanHaren, M. and Baffier, D. 2003 (ed. J. Zilhao y F. d’Errico). Pp. 247–270.

    "Le Châtelperronien de la grotte du Renne à Arcy-sur-Cure (Yonne). Données sédimentologiques et chronostratigraphiques". David, F., Connet, N., Girard, M., ;Lhomme, V., ;Miskovsky, J-C., Roblin-Jouve, A. En: Bulletin de la Société préhistorique française. 2001, tomo 98, N. 2. Abri-Junio 2001. pp. 207-230.

    "Châtelperronian chronology and the case for Neandertal/Modern human “acculturation” in Western Europe". Mellars, P. (1999) - En Stringer, C. B.; Barton, R. N. E.; Finlayson, J. C., (ed). - Neanderthals on the Edge. Oxford: Oxbow Books, p. 33-39.
     
    Análisis de estratos y materiales en la Grotte des Fées
     


    Discusión sobre la Grotte des Fées (Châtelperron):



    jueves, 8 de abril de 2010

    NESPOS

    Hoy, un post cortito para recomendar un recurso web.

    Se trata de la página de NESPOS, una iniciativa creada y gestionada por un consorcio de entidades y empresas, entre las que destaca el Neanderthal Museum (Alemania). Se financió inicialmente con fondos públicos de la Unión Europea, pero ahora funciona como un espacio colaborativo y semi-privado.

    En pocas palabras, Nespos es una gran base de datos sobre hominización.

    El material disponible incluye:
    • Datos sobre yacimientos y fósiles.
    • Referencias bibliográficas y escaneos de literatura científica.
    • Información sobre excavaciones y proyectos.
    • Información geográfica y localización de los yacimientos en Google Maps (pero no es un Sistema de Información Geográfica). 
    • Escaneos en 3D de fósiles humanos y piezas arqueológicas (en diferentes grados de detalle) 
    • Herramientas colaborativas para los miembros de la Sociedad Nespos.
    Hasta 2008 se centraba en el Hombre de Neandertal, pero desde ese año se han añadido datos sobre Humanos Anatómicamente Modernos, Homo erectus, Homo heidelbergensis y Australopithecus africanus.
     
    Por poner algunas pegas, Nespos tiene fallos ocasionales (las páginas o imágenes no cargan). Y por otra parte no es del todo gratuíto: La parte más interesante para los investigadores, los escaneos en 3D de los fósiles y los artefactos, requiere de una subscripción anual (personal o institucional) que te hace miembro de la Sociedad Nespos.

    De todos modos, la cantidad de información de acceso público, sin necesidad de estar registrado, es muy importante, cosa que también se agradece. 

    Por lo que me toca, dado que Nespos se ha desarrollado con fondos europeos, me gustaría que fuera del todo gratuíto, al menos para las instituciones de investigación europeas. Pero también entiendo que se busque una rentabilidad al servicio, para mantenerlo.

    Fuentes y bibliografía:
    • Página de inicio de NESPOS
    • Nespos en la Wikipedia
    • NESPOS. A new scientific online platform . Weniger y otros. In: The World is in your eyes. Computer Applications in Archaeology, 2005
    • TNT – The Neanderthal Tools: Providing an Online Database and Collaboration Platform for Neanderthal Research. Gröning y otros. En: Archäologie und Computer 2005. Workshop 10.

    lunes, 5 de abril de 2010

    Neandertales en la Era del Jazz: Imagen del Homo neanderthalensis entre 1911 y 1930

    La Era del Jazz es otra forma de llamar a los  felices años veinte, los "Roaring Twenties".

    La música Jazz comenzó a llamarse así en Chicago en 1915. Me he permitido estirar un poco la cronología de aquella epoca de progreso, romanticismo y duros despertares (Gran Guerra, Gran Depresión) para titular estas líneas sobre la imagen del Neandertal, entre 1911 y 1930.   

    En un post anterior veíamos que, a raíz de la interpretación errónea de los restos de la Chapelle-aux-Saints (1908), el Hombre de Neandertal fue imaginado como una criatura subhumana y monstruosa.

    En la década de los años diez, la imagen del Homo neanderthalensis no cambia sustancialmente. En el imaginario popular (y las reconstrucciones científicas) es retratado como un monstruo patizando, o un ser entre el hombre y el mono. Se quiere sitúar al neandertal entre el ser humano y los grandes simios (cuyos rasgos, gestos y caracteres empiezan a ser mejor conocidos por los artistas).


     Precisamente el hombre de la Chapelle-aux-Saints, es el protagonista de un relieve de la fachada del Instituto de Paleontología Humana de París. Es obra de Constant Ambroise Roux y está fechado en 1911. Fué encargado por el Príncipe Alberto I de Mónaco.

    El Neandertal aparece encorvado sobre sus sencillos útiles, y no se aprecian detalles sobre la postura erguida o la forma de caminar. Por otro lado, aparece desnudo (un atributo de los animales, los humanos se fabrican ropas) y el artista no duda en otorgarle un rostro entre simiesco y brutal; aunque eso sí, con un esbozo de sonrisa que lo humaniza un poco.
     
    Un intento de reconstrucción científica de otro fósil neandertal nos deja  una curiosa obra, compleja de evaluar.


    El busto de la Mujer del Musteriense de La Quina, ha sufrido una cierta degradación (tanto el yeso como la pintura) por lo que conviene ser prudente al tratar de adivinar la intención de los autores, Charles Bousquet y L. Henri-Martin.

    Sin embargo, las imágenes tomadas durante la reconstrucción (en 1913) nos dan algunas claves. Por ejemplo, llama la atención la forma de moldear la boca y los labios, que parece tomar como referente la morfología facial de un simio.

    En cuanto a la nariz, en el fósil falta la mayor parte de esa zona del esqueleto facial. Sin referente directo, los autores optan por una nariz corta, ancha y chata, pero más picuda que la de los simios. Quizás la idea de fondo fue la de retratar a esta mujer como un eslabón perdido, a medio camino entre lo humano y los parientes africanos.

    Por otra parte, ciertos rasgos del fósil aparecen reflejados con fidelidad en las fases de reconstrucción: la forma del mentón, el toro supraorbital, el grueso ramus mandibular o la característica forma del "moño" neandertal (la parte posterior del cráneo).

    En 1914 Louis Mascré y Aimé Rutot concluyeron la creación de una serie de figuras sobre los "precursores" y el hombre primitivo, que trataban de aunar lo científico y lo artístico. Varias de las esculturas (que se conservan en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales) abordaron al Hombre de Neandertal o sus antepasados directos.


    La figura del Hombre de Mauer se basó en la mandíbula hallada en esa localidad alemana en 1907 (de Homo heidelbergensis). El rostro tiene un aspecto simiesco en general, con una forma craneal típica del neandertal. La tecnología de este homínido se imagina de lo más simple (una estaca afilada de madera). Pero, a la vez, se le presenta como un orgulloso cazador: transportando a su presa.


    Las dos imágenes de Neandertales de la serie (el Hombre de Neandertal y la Mujer de raza Neandertal) transmiten las mismas sensaciones: criaturas muy primitivas, de rasgos y comportamientos simiescos (en particular, en el gesto de la mujer) y una cultura material casi inapreciable. Como salvedad a esta idea general, la anatomía postcraneal, hasta donde se aprecia, parece más próxima a la humanidad que a los grandes simios.


    Muy lejos de Europa y de las ideas predominantes en ese continente, en 1916 se realizó la que probablemente sea la reconstrucción más humana del Neandertal, en todo este periodo.


    Fue obra del anatomista estadounidense James H. McGregor. Muestra los rasgos anatómicos del cráneo y el esqueleto facial, pero los combina con una imagen plenamente "moderna", aunque sin muchos detalles.


    El propio Marcellin Boule (responsable de la caracterización del Viejo de la Chapelle-aux-Saints), realizó en 1921 una reconstrucción del fósil (de los músculos faciales y del cuello) junto con Joanny Durand.

    La figura muestra una nariz y unos labios que recuerdan ligeramente a lo que en la época se denominaba "tipo negroide" (según las teorías raciales del S. XIX). Por lo demás la obra resulta bastante aseptica en general.

    Tenemos un ejemplo de todo lo contrario en la obra de Ivonne Parvillée y Maurice Faure (1923) que retrata a otro neandertal. Este es decididamente un ser simiesco, desprovisto de cualquier rasgo de humanidad.


    El periodo termina con esa imagen del Neandertal instalada en el imaginario colectivo: o bien medio-simio, o bien brutal y subhumano (o ambos).

    Como curiosidad, concluyo con la portada de una obra de H.G. Wells en los años veinte. Muestra a unos trogloditas pelirrojos, barbudos, de rostros brutales y andar encorvado, que muy bien podrían ser los Neandertales de Boule.


     Fuentes: 
    •  L' Homme fossile de La Chapelle-aux-Saints. Marcellin Boule. Paris, Masson, 1911.
    • Un essai de reconstitution plastique des races humaines primitives. Aimé Rutot. Bruxelles, Hayez, 1919.  
    • Venus y Caín, nacimiento y tribulaciones de la Prehistoria en el siglo XIX. Catálogo de Exposición. VV. AA., Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2003.  
      Créditos Fotográficos:
      • Relieve del Instituto de Paleontología Humana (Paris). Foto M. Beck-Coppola.  
      • Busto de Neandertal. Museo Nacional de Prehistoria (Les Eyzies). Foto L. Gauthier. 
      • Serie de  Louis Mascré y Aimé Rutot. Real Instituto Belga de Ciencias Naturales. Foto B. Fontanel. 
      • Reconstrucción de los músculos de la cabeza y cuello del Neandertalense de la Chapelle-aux-Saint. Museo del Hombre (Paris). Foto D. Ponsard.