martes, 25 de octubre de 2011

Neandertales de "anteayer" (22.000 a.C.) en las montañas de Cantabria

ResearchBlogging.org
Vale, va, listillo ¿de qué vamos a escribir hoy?

Hoy traigo la revisión crítica de un artículo de muy reciente publicación (de hecho, aún consta como in press en la versión que aparece en Google Académico) sobre la cueva de El Esquilleu (Liébana, Cantabria). Se trata de un yacimiento en un desfiladero de montaña, con una impresionante secuencia musteriense. Ya le dediqué una nota aquí, hace algún tiempo.

Imagen de El Esquilleu, desde el interior de la visera

Coincide que, hace algunos años, tuve la suerte de colaborar como excavador en dos campañas de intervenciones arqueológicas en esa cueva, donde conviví con dos de los firmantes del trabajo en cuestión (Felipe Cuartero y Javier Baena), científicos muy serios y buena gente en general. Lo cual -espero- no será óbice para realizar, como es mi costumbre, una crítica lo más objetiva y fundamentada posible (con mis limitaciones); y para tratar, sin ideas preconcebidas, los diferentes asuntos que se abordan en el artículo.

Si bueno, pero "colegueo" a parte... ¿sobre qué trata el trabajo?

El artículo se titula "A chronicle of crisis: The Late Mousterian in north Iberia (Cueva de El Esquilleu, Cantabria, Spain" y se publica en Quaternary International. En líneas generales, aporta nuevos datos sobre el yacimiento en cuestión, y en especial sobre la parte superior (más reciente) de su depósito arqueológico, que se corresponde con lo que se suele llamar el Musteriense final o tardío (en inglés, Late Mousterian). En concreto, las aportaciones se centran en las dataciones absolutas, la sucesión estratigráfica, y el estudio de la obtención, talla y retoque de la piedra, es decir su producción y gestión (a lo que también llamamos "tecnología lítica").

Además, el trabajo dedica buena parte de sus apretadas 13 páginas a contextualizar el yacimiento, y su secuencia reciente:
  • tanto en el marco cronológico y paleoambiental (clima y cobertura vegetal, y sus cambios en el tiempo),
  • como en el complejo mundo de las teorías, modelos interpretativos, tipologías, periodizaciones y clasificaciones propuestas para ese tipo de evidencias arqueológicas.
Ya te estás enrollando, al grano: ¿Qué es lo importante del trabajo?¿Aportan algo nuevo?

La novedad más importante, sin duda, viene con los datos sobre una ocupación realmente muy tardía de El Esquilleu, por parte de gentes con una cultura material claramente Musteriense y de Paleolítico medio. Como evidencias concretas, se aportan nuevas dataciones de Carbono 14 AMS sobre hueso y carbón, para la parte más reciente de la estratigrafía, junto con información detallada sobre la tecnología lítica de esos niveles arqueológicos.

  Secuencia de El Esquilleu (Cabanes et al., 2010).
                                      
Sobre el primer aspecto, las dataciones absolutas, reproduzco a continuación el cuadro completo de las mismas, resaltando la parte superior de la secuencia, en concreto las fechas más coherentes, que sitúan el final de la ocupación en unos 20.000 años BP (que equivalen a unos 22.000 años a.C. calibrados). Es decir, bien entrado lo que conocemos como Paleolítico superior (y contemporáneo del Gravetiense).


LevelCultureSample          Reference               Date
IIIMousteriancharcoalGrA-33823640 ± 90 BP
IIIMousterianBoneAA-2966412,050 ± 130 BP
IIIMousterianboneOxA-1996719,300 ± 100 BP
IIIMousterianboneOxA-1996819,310 ± 80 BP
III BMousterianboneOxA-1924620,810 ± 110 BP
IVMousteriancharcoalGrA-3506422,840 + 280–250 BP
IVMousteriancharcoalGrA-3506423,560 ± 120 BP
VMousteriancharcoalGrA-3506530,250 + 500–430 BP
VIFMousteriancharcoalAA3788334,380 ± 670 BP
VIMousteriancharcoalGrA-3381640,110 + 500–420 BP
VI-1MousterianboneOxA-1996543,700 ± 1400 BP
VI-2MousterianboneOxA-1996644,100 ± 1300 BP
XIFMousteriancharcoalAA3788236,500 ± 830 BP
XIIIMousteriancharcoalBeta14932039,000 ± 300 BP
XVII-1MousteriancharcoalOxA-X-2297-3149,400 ± 1300 BP
XVII-2MousteriancharcoalOxA-2032052,600 ± 1200 BP
XVIIMousteriancharcoalOxA-2031853,400 ± 1300 BP
XVIIMousteriancharcoalOxA-19993>54,000 BP
XVIIMousteriancharcoalOxA-20319>58,500 BP
XVIIIMousteriancharcoalOxA-1999349,700 ± 1600 BP
XIX-1MousteriancharcoalOxA-1908539,280 ± 340 BP
XIX-2MousteriancharcoalOxA-19086>54,600 BP
XIX-3MousteriancharcoalOxA-V-2284-2939,600 ± 400 BP
XIX-4MousteriancharcoalOxA-V-2284-3039,650 ± 450 BP
XXI-IMousteriancharcoalOxA-20321>59,600 BP
XXIdMousterianburnt clayMad3299 (TL)51,034 ± 5114 BP
XXIbMousterianburnt clayMad3300 (TL)53,491 ± 5114 BP

Publicado en Baena et al., 2011.

Esta cronología es bastante excepcional, y supone un hito en sí misma, aunque los autores señalan otros yacimientos con dataciones muy recientes, en distintas zonas de la Península Ibérica y otras zonas que denominan periféricas, como Crimea, Balcanes, o el ártico ruso.

Por otro lado, se presentan los resultados del estudio de la tecnología lítica, en la que se detectan dos fenómenos paralelos: Por una parte una continuidad en aspectos basales como el contexto técnico general y las tradiciones de talla y gestión de los utensilios. Y por otra parte, cambios importantes, pero graduales, en esa parte más reciente de la secuencia que (según su interpretación) están reflejando cambios en los modos de ocupación del territorio.

Huy, suena muy raro ¿No se supone que el Paleolítico medio termina mucho antes? Y, además ¿No deberían haberse extinguido para entonces los Neandertales?     

Una cuestión que se resalta en el trabajo es que la división conceptual entre Paleolítico medio y superior tiene un fuerte bagaje de explicación histórica unilineal y progresiva, y que esas nociones deben ser puestas en cuarentena  cuando, como parece ser el caso, la evidencia las contradiga seriamente. 

En ese sentido, lo cierto es que los datos y razonamientos de los autores son bastante robustos. Por una parte, la secuencia estratigráfica de El Esquilleu muestra una importante integridad y ordenamiento, las dataciones (con las tipícas incongruencias menores y alguna fecha "aberrante") dan una imagen de continuidad bastante sólida, y no hay ningún elemento ajeno al mundo del Paleolítico medio y el Musteriense (como podrían ser útiles típicos del Auriñaciense, o de otras culturas arqueológicas del Paleolítico superior). Y en relación a esto último, la tecnología lítica a lo largo de toda la secuencia es  muy Musteriense, y muestra, como decía antes, cambios graduales entre los distintos niveles. Esto se puede apreciar en la lámina de materiales líticos que presentan en el artículo:

Baena et al., 2011. Figura 3.

En cuanto a la delicada y compleja cuestión de si se trataba de poblaciones neandertales en todo momento, incluyendo estos niveles Musterienses tan recientes (hasta 22 ka a.C.), lo cierto es que los autores no resuelven la cuestión, aunque el discurso sobre tradiciones líticas, continuidad en la tecnología, y cambios graduales en el tiempo apuntan a que, en último término, se está proponiendo una perduración neandertal.

Ok, han presentado entonces "una frontera a lo Machu-Pichu" (F. d'Errico dixit) entonces. ¿Pero qué es eso de la crisis del título?

Precisamente esos niveles finales son los que, para los autores, funcionan como la crónica de una crisis que afecta a las poblaciones (se entiende que neandertales) que dejaron aquellas evidencias arqueológicas. Así, documentan una serie de variaciones que, según su interpretación, reflejan cambios en el sentido de una des-integración de la gestión del territorio a escala local. 

Eso se observa en la obtención de las materias primas líticas, las estrategias de aprovechamiento de las mismas, y en otros aspectos como la duración de las ocupaciones y la captación de los recursos vegetales (leña) y animales (caza).

En último término, los autores señalan a un aprovechamiento menos organizado del territorio, en el sentido de que hay un conocimiento menos exhaustivo de las fuentes de materia prima y otros recursos. Y eso se interpreta como el paso de una forma de asentamiento más residencial y también más estructurada, a otra más logística y de alta movilidad.

Es en ese sentido que se habla de crisis, y se pone en relación (aunque de forma más bien tentativa, como  hipótesis alternativas o complementarias) con dos fenómenos diferentes: Por una parte, la irrupción en el registro arqueológico de tecnologías y tradiciones nuevas, primero en 40-35 ka BP  (Chatelperroniense, Protoauriñaciense, Szeletiense, Uluzziense,  Jerzmanoviense, etc), y a partir de 35 ka BP la sucesión clásica del Paleolítico superior.

Y, por otra parte, el deterioro del clima, con un periodo de inestabilidad y cambio ambiental muy marcado, de varios milenios, pero centrado en torno a 30 ka BP.

En último término, los autores están sugiriendo (según yo entiendo) que, en un panorama climático, poblacional y culturalmente cambiante, las poblaciones neandertales de El Esquilleu se adaptaron (en términos competitivos) a esas nuevas condiciones con una estrategia logística de explotación de lo que llaman zonas periféricas, en concreto de zonas montañosas y "biotopos fragmentados". En sus propias palabras:

The persistence of Mousterian occupation in mountain areas (and more generally in fragmented biotopes, resulting from the atomisation of territorial networks in a changing and more competitive environment) would result in increasingly mobile groups and more ephemeral occupations, which would be visible in the archaeological record as small assemblages, with little specialization and lack of raw material selection (Baena and Carrión, 2006).

Vale, muy bonito. Pero ahora, a criticar, que no se puede estar de acuerdo en todo. 

Si tuviera que señalar algunos aspectos "difíciles" de este trabajo, creo que podría decir que es tan ambicioso, a la hora de desgranar contextos y problemáticas historiográficas, que las cuestiones esenciales quedan un poco desdibujadas, y se hace difícil seguirlas. La revisión de las investigaciones es quizás demasiado amplia, y va cambiando todo el tiempo de lo regional, a lo supra-regional e incluso en ocasiones a la escala continental (y por ello no se puede articular de manera suficientemente sólida, en mi opinión).

Eso como crítica general. Y en cuanto a cuestiones más específicas, mi principal duda viene en relación a esa categorización de los biotopos y los territorios musterienses como periféricos (en el sentido de marginales) y fragmentados. Me pregunto hasta que punto eso es producto de un análisis real combinado de aspectos geográficos, biológicos, ecológicos y/o económicos de dichas zonas, o responde a un lugar común o un razonamiento intuitivo de los autores. Porque, en el caso de lo segundo, habría que preguntarse qué peso tienen los pre-juicios que tenemos sobre las poblaciones neandertales, en dicho razonamiento.

Y en esa misma línea de razonamiento ¿Hasta que punto se puede afirmar que los Balcanes -incluyendo Croacia- constituyen una zona periférica? Y también hay cuestiones de discurso que son interesantes, en ese sentido: para el caso del ártico ruso, en este periodo, y asociado a los Neandertales, se habla de zona periférica. Pero en otros contextos (Gravetiense, Mesolítico) cuando se habla del poblamiento de esas zonas, las claves interpretativas son muy diferentes: se recurre a los términos de "nuevas fronteras", colonización de biotopos extremos, etc.

Resumiendo, que es gerundio. Y este post, demasiado largo.

En cualquier caso, creo que las críticas y reflexiones de los párrafos anteriores no quitan valor a un artículo realmente sólido y producto de muchos años de trabajos de campo, análisis de materiales y reflexiones de los autores, que además demuestran un amplio dominio de la historiografía y las corrientes interpretativas sobre el tema. Los datos cronoestratigráficos son, en mi opinión, todo lo sólidos que pueden ser para un yacimiento de esta cronología. Y, por tanto, creo que la persistencia de tradiciones tecnológicas musterienses en el Esquilleu, hasta un momento avanzado de la cronología de Paleolítico superior, es un hecho afianzado en las evidencias publicadas por estos autores.


Bibliografía adicional:

Carrión, E., Ruiz Zapata, B., Ellwood, B., Sesé, C., Yravedra, J., Jordá Pardo, J. F., Uzquiano, P., Velázquez, R., Manzano, I., Sánchez M., A. y Hernández, F. (2005): "Paleoecología y comportamiento humano durante el Pleistoceno Superior en la comarca de Liébana: La secuencia de la Cueva de El Esquilleu (Occidente de Cantabria, España)". En: Montes Barquín, R. y Lasheras Corruchaga, J. A. (Eds.): Neandertales Cantábricos, estado de la cuestión. Monografías del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, Nº 20, pp. 461- 48

Slimak, L. (2008): "¿Qué sistemas de talla, qué conceptos, qué límites para el Paleolítico Medio?". Treballs d'Arqueologia, 14 (Variabilidad técnica del Paleolítico Medio en el sudoeste de Europa), pp. 9-26.

Maroto, J., Vaquero, M., Arrizabalaga, A., Baena, J., Baquedano, E., Jordá, J., Julià, R., Montes, R., Van Der Plicht, J., Rasines, P., Wood, R. (2011): "Current issues in late Middle Palaeolithic chronology: New assessments from Northern Iberia", Quaternary International, disponible 20 Julio 2011, ISSN 1040-6182, 10.1016/j.quaint.2011.07.007.

Vaquero, M. (2008): "The history of stones: behavioural inferences and temporal resolution of an archaeological assemblage from the Middle Palaeolithic". Journal of Archaeological Science, V. 35, 12, pp. 3178-3185, ISSN 0305-4403, 10.1016/j.jas.2008.07.006.


Referencia de Research Blogging:

Javier Baena, Elena Carrión, Felipe Cuartero, Hannah Fluck (2011). A chronicle of crisis: The Late Mousterian in north Iberia (Cueva del Esquilleu, Cantabria, Spain) Quaternary International, 1-13 : 10.1016/j.quaint.2011.07.031

martes, 11 de octubre de 2011

Altamira: Pan para hoy, desastre para mañana (redux)

ResearchBlogging.org El año pasado, de manera excepcional, escribí un post que no tenía nada que ver con los Neandertales (aunque sí con las investigaciones en Prehistoria). Aquella nota trataba sobre la situación de la Cueva de Altamira, en concreto de sus pinturas paleolíticas, consideradas Patrimonio de la Humanidad, y un documento histórico-artístico excepcional.

En aquel post recogía las diversas informaciones ofrecidas por la prensa y las instituciones, y explicaba cómo la miopía del actual patronato de la cueva y la férrea presión de las autoridades regionales (dirigidas por el entonces presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla) suponían una grave amenaza para la conservación de ese patrimonio universal. Recuerdo que me llamó especialmente la atención la imagen de república bananera que dábamos de cara al resto del mundo.

Seré yo, pero la idea de que se ponga en peligro la "capilla sixtina del arte cuaternario" por razones cómo "revitalizar" el turismo a escala local, o para invitar "a una persona muy importante, que se apellida Obama"  (citando literalmente a M. A. Revilla) me parece algo aberrante.

Hoy quiero recuperar esta cuestión porque las pinturas siguen amenazadas por la actitud de los políticos y del propio patronato de las cuevas. Y, sobre todo, porque se ha publicado en Science un articulo que insiste en el peligro que conlleva la apertura de la cueva, con el (nada equívoco) título de "Arte paleolítico en peligro: política y ciencia colisionan en la cueva de Altamira”. 


Boceto de los polícromos de Altamira, publicado por M. Saenz de Sautuola en 1880 
(Fuente: Wikimedia Commons ) 
¿Serán estas representaciones modernas todo lo que quede de Altamira?

 El "abstract" del artículo dice así: 

In the last decade, considerable attention has been paid to the deterioration of the caves that house the world's most prominent Paleolithic rock art. This is exemplified by the caves of Lascaux (Dordogne, France) (1) and Altamira (Cantabria, Spain), both declared World Heritage Sites. The Altamira Cave has been closed to visitors since 2002. Since 2010, reopening the Altamira Cave has been under consideration. We argue that research indicates the need to preserve the cave by keeping it closed in the near future.

Respecto a éste trabajo, destacar que no se trata de un artículo puramente informativo o de opinión, o de una declaración institucional. Se trata de un escrito basado en un estudio científico, y publicado en una de las dos revistas de ciencia más prestigiosas del mundo (siendo la otra Nature), y la cuarta en Factor de Impacto. Es, para hacernos una idea, la revista dónde publicaron sus investigaciones científicos como Einstein o Hubble.

Con esto quiero decir que, desde el punto de vista científico no hay prácticamente nada más "serio" que se pueda aportar a la discusión. Ahora, si los políticos y los caciques cántabros quieren seguir a lo suyo, bueno... no se podrá decir que no estaban avisados. Al máximo nivel.

Referencia de Research Blogging:

Saiz-Jimenez C, Cuezva S, Jurado V, Fernandez-Cortes A, Porca E, Benavente D, Cañaveras JC, & Sanchez-Moral S (2011). Conservation. Paleolithic art in peril: policy and science collide at Altamira Cave. Science (New York, N.Y.), 334 (6052), 42-3 PMID: 21980097

miércoles, 5 de octubre de 2011

Grotte du Renne: Evidencia arqueológica y comportamiento simbólico

ResearchBlogging.org Hace algún tiempo que quería escribir una reseña detallada de un artículo publicado antes del verano en PLos ONE, titulado "The reality of Neandertal Symbolic Behavior at the Grotte du Renne, Arcy-sur-cure, France" (Caron et al.). 

Este artículo puede entenderse cómo una contundente  respuesta (en términos de argumentación y evidencia)  a otro trabajo anterior, publicado en PNAS en noviembre de 2010, bajo el título "Grotte du Renne (France) and implications for the context of ornaments and human remains within the Châtelperronian" (Higham et al.).

Ambos estudios, como es obvio, se refieren a los materiales arqueológicos y la secuencia estratigráfica de dicha cueva, la Grotte du Renne, con el telón de fondo de la discusión sobre las capacidades simbólicas de los neandertales.

Caron et al. (2011), Figura 1, pag. 2.

En su momento, ya hice una amplia revisión y crítica del trabajo de Higham et al., publicado en PNAS, que puede leerse aquí. Por ello no insistiré mucho en ese artículo aunque, cómo digo, su lectura es indispensable para entender el estudio más reciente. En particular, es importante retener que aquél trabajo de 2010 aportaba toda una batería de nuevas dataciones por Carbono 14, procesadas con una técnica relativamente novedosa ("ultrafiltración"), que aspira a convertirse en el estándar de ese tipo de análisis. Sobre dichas dataciones los autores aplicaban un procedimiento de análisis bayesiano, cuyo resultado, según su punto de vista, indicaba que la secuencia de Grotte du Renne estaba revuelta hasta cierto punto.

Esa conclusión sería (de haber sido correcta) muy importante, porque aquel yacimiento es dónde se ha documentado con mayor claridad la asociación de restos humanos neandertales, objetos simbólicos (colgantes), y toda una serie de utensilios y materiales típicos de Paleolítico superior (líticos, óseos y colorantes) enmarcados en el Chatelperroniense. Aunque no es el único lugar donde se dan estas asociaciones, sí es, probablemente, dónde resultan más evidentes.

En este punto, el nuevo trabajo de Caron et al. parte de las afirmaciones de Higham et al., y aborda una revisión exhaustiva de todas las evidencias: materiales, espaciales (de distribución X-Y-Z), estratigráficas, y cronológicas absolutas (las dataciones). A esto acompaña un importante aparato crítico tanto estadístico-cuantitativo, como de análisis de procesos geológicos y/o tafonómicos en los depósitos arqueológicos.

La conclusión de los autores es que, de hecho, no existe ninguna evidencia de perturbación estratigráfica, con mezcla de materiales (de distintos niveles y por tanto, momentos), en la Grotte du Renne. Por ello afirman que las conclusiones del trabajo de 2010 deben ser puestas en cuarentena. Y, además, siguiendo el razonamiento, dado que aquel primer trabajo defendía que la secuencia estaba revuelta a partir de las dataciones de radiocarbono, la conclusión lógica es que el problema está en esas fechaciones. Algo que, por cierto, yo ya señalé en mi revisión del artículo de Higham et al.(2010), y en un post específico en el que reflexionaba sobre las dataciones por Carbono 14.

Pero volviendo al estudio de Caron et al. (2011), tan importante como explicar sus conclusiones es entender y valorar los argumentos presentados por los autores. En este sentido, creo que el trabajo tiene una construcción muy "robusta", y -algo que me gusta mucho- cimentada en el estudio detallado de las evidencias arqueológicas, desde múltiples puntos de vista complementarios (tecnotipológico, estratigráfico, de distribución espacial, etc).

La lógica organizativa del trabajo es ésta: aceptar provisionalmente que Higham et al.(2010) pueden tener razón, y que puede haber mezcla, revuelto o perturbación estratigráfica de algún tipo. A partir de esto, van proponiendo toda una serie de distintos mecanismos para que se produzca dicha perturbación, abarcando desde lo más local y puntual, hasta lo más amplio y generalizado.

En ese punto, se compara cada uno de esos supuestos con la distribución conocida de los objetos arqueológicos (industria lítica, ósea, colgantes, y colorantes minerales) y restos humanos (básicamente, dientes neandertales). Y las comparaciones se someten a pruebas estadísticas, para calcular la posibilidad hipotética de que dichos supuestos pudieran ser aceptados.

Los resultados (detallados en los archivos de Información Suplementaria del artículo) hacen evidente que no tiene ningún sentido aceptar la hipótesis del revuelto, y que la distribución (conocida) de los objetos no se puede explicar por ninguno de aquellos supuestos.

Por el contrario, esa distribución encaja a la perfección con lo esperado de una secuencia no revuelta: Esto es, coherencia entre materiales y estratos, con tan sólo una transferencia puntual de objetos entre niveles que están en contacto directo (que considerada en porcentaje resulta irrelevante). Es decir, lo esperable en la secuencia más intacta de cualquier yacimiento paleolítico en cueva.

De una manera más intuitiva y directa, este mismo rasgo se puede apreciar en la primera tabla reproducida por los autores en el artículo:

Caron et al. (2011), Tabla 1, pag.3.

En esta tabla se ve, por ejemplo, cómo todas las laminillas Dufour (287) y  todas las laminillas -sensu estricto- no retocadas (2800) se limitan al nivel VII, Protoauriñaciense. Ni una de esas laminillas, características del Protoauriñaciense, aparece en los niveles Chatelperronienses. Y en el caso de las puntas de Chatelperron y las raederas convergentes, se concentran -como cabía esperar- en los niveles chatelperronienses (salvo algunos ejemplos puntuales, sobre todo de raederas en niveles Musterienses, también asociados a los neandertales). Una única punta de Chatelperrón (de un total de 383) aparece en el nivel VII, Protoauriñaciense, que tiene contacto con el nivel VIII, Chatelperroniense (en el que hay 29 de esas puntas).

Otro dato interesante que ofrece la tabla es que, tanto los colorantes minerales (ocres) cómo los utensilios de hueso trabajado y los colgantes, son mucho más abundantes en el nivel X (por debajo de otros dos niveles Chatelperronienses) que en cualquier otro, incluyendo el Protoauriñaciense.

En resumen, la imagen general es la de una estratigrafía ordenada, considerablemente intacta, y sin perturbaciones relevantes en su seno. Es decir, lo contrario de lo que apuntaban Higham et al. Como comentario adicional, Caron et al. señalan que en otro yacimiento (Quincay), en donde no hay niveles Proto/Auriñacienses, y cuyo depósito se selló tras la formación del conjunto chatelperroniense, se han encontrado también seis colgantes en dientes de animales, muy similares a los de Grotte du Renne.

En este punto cabe preguntarse qué falló en el trabajo de Higham et al. (2010) para que sus análisis les llevaran a proponer que la secuencia estaba revuelta o alterada. Los autores del trabajo más reciente señalan a varias causas, que -salvo una- yo ya sugerí en su momento (no porque sea ningún genio sino porque, en realidad, eran bastante evidentes).

La primera de ellas tiene que ver con las limitaciones de la datación por Carbono 14, en concreto de las fechas que están próximas al límite del alcance cronológico de la técnica (que son menos fiables, y más vulnerables a los efectos distorsionadores de la contaminación).

Caron et al. (2011) ponen cómo ejemplo comparativo dos dataciones de huesos neandertales de Vindija, realizadas por el mismo laboratorio (Oxford) que hizo las dataciones de Grotte du Renne, con los mismos procedimientos y el mismo grado de resolución. Sin embargo, aquellas dos dataciones fueron consideradas por dicho laboratorio de Oxford (que, incidentalmente, es donde trabajan Tom Higham y su equipo) como "no fiables", y utilizadas sólo como fechas "ante quem". Así, Caron et al. (2011) concluyen que ese es el nivel de fiabilidad que tienen las fechas de Grotte du Renne. Y por ello quedan invalidadas como elemento de control de la integridad de la estratigrafía.

La siguiente causa que se apunta, para explicar los errores en las conclusiones de Higham et al., tiene que ver con los procedimientos estadísticos y los presupuestos básicos del modelo bayesiano. Por no extenderme mucho más, diré que la argumentación de Caron et al. (2011) me parece mucho más lógica que la otra, y se basa en que el análisis de los outliers (como prueba estadística preliminar) anula la validez del posterior modelo. En todo caso, los detalles de su crítica están en la página 7 del artículo de 2011.

La última causa posible, para los errores de Higham et al. es nueva para mí, y francamente no me la esperaba: Se trata del hecho que buena parte de los huesos de fauna y utiles óseos datados por aquel equipo habían sido tratados, en sus respectivos museos, con pegamentos y consolidantes  ("were extensively preserved with glues and consolidants") lo que multiplica las posibilidades de contaminación.

La conclusión final del Caron et al. (2011) es que, para Grotte du Renne, no se puede explicar la asociación de neandertales, objetos simbólicos, y materiales chatelperronienses recurriendo a argumentos putativos de perturbaciones, revueltos o mezclas estratigráficas. Y en mi opinión, en este trabajo se hace un uso mucho más coherente (y menos obscuro) de las técnicas estadísticas y cuantitativas avanzadas, en comparación con lo que hacen Higham et al. (2010).

Y en cuanto a aspectos criticables del artículo de Caron et al., los encuentro más en la forma que en el fondo: el trabajo adolece de fallos en la presentación de datos y de la información cuantitativa más relevante. Por ejemplo, es una lástima que la mayor parte de los datos y pruebas estadísticas (que sustentan la argumentación) se queden en la Información Suplementaria, mientras que la mayor parte de las figuras del texto son de "bonitas" distribuciones espaciales de artefactos (que, aunque informativas e intuitivas, no tienen un gran valor probatorio).


Referencias de Research Blogging:


Caron F, d'Errico F, Del Moral P, Santos F, & Zilhão J (2011). The reality of Neandertal symbolic behavior at the Grotte du Renne, Arcy-sur-Cure, France. PloS one, 6 (6) PMID: 21738702

Higham T, Jacobi R, Julien M, David F, Basell L, Wood R, Davies W, & Ramsey CB (2010). Chronology of the Grotte du Renne (France) and implications for the context of ornaments and human remains within the Châtelperronian. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 107 (47), 20234-9 PMID: 20956292

Otras fuentes: 

Es recomendable el post que hizo sobre este tema Neanderfollia (en catalán), con interesantes reflexiones. Y a un nivel más noticioso-informativo, el post de Maju en su blog "For what they were...we are"(en inglés). Por último, además de los dos posts (míos) que enlazo arriba, hace tiempo le dediqué otra nota a la Grotte du Renne, en la que describía en general las investigaciones, las excavaciones de Leroi-Gourham, y los punzones y colgantes chatelperronienses.