lunes, 27 de agosto de 2012

Posible evidencia de división sexual del trabajo entre los Neandertales

                             
En una reciente reunión científica, de la Sociedad de Paleoantropología (en Memphis, Tennessee), se presentó una comunicación en formato poster, que he podido encontrar a través de Google Académico y es francamente interesante. 

Se trata de un trabajo mayoritariamente español, en el que dan cuenta del estudio de ciertas modificaciones de los dientes de los Neandertales de El Sidrón (Asturias). A partir de sus resultados, los autores proponen la existencia de formas de división sexual del trabajo, en las poblaciones neandertales.

Sí, puede sonar un poco raro, a priori. Pero, si se siguen sus razonamientos, tiene bastante sentido.

Los investigadores no toman en consideración todos los rasgos o modificaciones que pueden haber en los dientes, sino que se centran en lo que llaman rasgos "paramasticatorios" o "no-masticatorios". Se refieren a marcas, desgastes y estrías que tienen que ver con actividades culturales en un sentido material. Por ejemplo, de gestión de los recursos animales, vegetales, etc.

En concreto, las marcas que estudian son "estrías culturales" y "esmaltes desconchados", y lo hacen en un total de seis individuos (tres masculinos y tres femeninos) de El Sidrón.

De esos dos tipos de huellas, finalmente la presencia de "esmaltes desconchados" no se consideró significativa (con validez estadística), pero el análisis de las "estrías culturales" dió mejores resultados.

Esas estrías culturales se forman por el roce de instrumentos líticos (p.e. de sílex) con los dientes, y según S. Molnar (1972) están relacionados con distintos mecanismos de "sujetar y cortar". En concreto estaríamos hablando de sujetar con los dientes, y cortar con un instrumento afilado en la mano.

Volviendo al estudio en sí, los autores han medido las micro-estrías en los dientes de los seis individuos, con el resultado de que:

  1. En general las estrías microscópicas tienen la misma anchura entre los distintos casos, sin diferencias estadísticamente significativas entre ellos ni entre varones y hembras.
  2. Pero por el contrario, la longitud de las estrías si que presenta diferencias, que son estadísticamente significativas, entre las mujeres y los hombres neandertales. En concreto, las estrías en los dientes de las mujeres son sistemáticamente más largas. 

De estos datos, los autores deducen que la diferencia se debe a las tareas realizadas por unas y otros, que fueron distintas. Y es por eso que, a partir del patrón de los resultados, propongan que las estrías están documentando algún tipo de división sexual del trabajo.

Pero, con acertada prudencia (en mi opinión, y dado lo limitado de la información), no apuntan ni sugieren -por el momento- qué tipo de división sexual del trabajo podría ser.

En el marco más general de las investigaciones, este trabajo se suma a las propuestas de varios autores, sobre la posibilidad e hipotéticas evidencias de división (o no) sexual del trabajo en las poblaciones neandertales.

En este blog he tocado esa cuestión en la revisión de algunos artículos, en los siguientes posts: 


En fin, se trata de un tema fascinante, e importante para entender a esos grupos humanos, pero de enorme dificultad para ser investigado. Sobre todo, por lo alejado en el tiempo de estas sociedades humanas, y también por las limitaciones del registro arqueológico.

Por ello, trabajos como el que hemos visto son de gran interés, ya que abren nuevas ideas y perspectivas sobre cómo abordar la cuestión. Por último, a modo de crítica constructiva, señalar que con toda seguridad, una muestra de seis individuos de ambos sexos es, aunque valiosa, enormemente limitada y aún poco significativa. Pero, del mismo modo, creo que al ampliar este tipo de estudios a otros Neandertales (y en general a otros miembros antiguos del género Homo), se podrán conseguir resultados todavía más interesantes.

Referencia

Estalrrich, A., A. Rosas, R. Huguet, A. Garica-Tabernero, M. Bastir, S. Garcia-Vargas and M. de la Rasilla: "Evidence for non-foraging sexual division of labor in Neandertals from the El Sidron site (Asturias, Spain)", comunicación tipo poster,  Paleoanthropology Society 2012 Annual Meeting (Memphis, Tennessee).

Bibliografía adicional

Molnar S. (1972): "Tooth wear and culture: A survey of tooth functions among some prehistoric populations", Current Anthropology, nº 13, pp. 511–525.

d’Incau, E., Couture, C., Maureille, B. (2012): "Human tooth wear in the past and the present: Tribological mechanisms, scoring systems, dental and skeletal compensations", Archives of Oral Biology, v. 57, nº 3, pp. 214-229.


lunes, 6 de agosto de 2012

Neandertales, primeros "humanos modernos" y jinetes de rodeo

ResearchBlogging.org

Unas breves coordenadas para situarse...

El título de este post no es más que la traducción al castellano del último trabajo de Erik Trinkaus, publicado en el Journal of Archeological Science (de hecho, se trata de una corrected proof). En ese artículo se deja bien claro que la caza "cuerpo a cuerpo" de grandes herbívoros ya no es una explicación válida para los traumatismos detectados en los huesos neandertales. Y lo dice, precisamente, el autor que primero propuso y defendió esa hipótesis, lo cual, al menos, dice bastante sobre su honestidad.

Lo cierto es que "desdecirse" o corregirse a uno mismo, no es algo que se vea muy habitualmente en nuestros campos del conocimiento. Es normal y esperable que el estudio de nuevas evidencias supere nuestras antiguas visiones y modelos; y sin embargo, aunque estos casos de auto-correcciones se dan, no son todo lo habituales que deberían.

...y vamos al tema.

Volviendo al trabajo al que me refería, la cuestión comienza en 1995, cuando E. Trinkaus y T. Berger estudiaron los patrones de trauma óseo en los esqueletos neandertales conocidos, y propusieron una posible hipótesis explicativa: que esos humanos cazaban grandes ungulados "cuerpo a cuerpo". 

Las evidencias principales eran de tipo directo: las heridas óseas se concentraban en cabeza y brazos, y en general en la mitad superior del cuerpo, mientras que había pocas en la parte inferior, lo que es un patrón similar al de los traumas sufridos por los jinetes de rodeo actuales. Y también había evidencias indirectas: Las armas de caza que se proponían y conocían entonces, para los Neandertales, eran pesadas picas para utilizar cuerpo a cuerpo, tanto con punta de piedra como íntegramente de madera.

Sin embargo, pasados 17 años de esa propuesta, que ha sido utilizada en muchos modelos sobre la desaparición de las poblaciones Neandertales, este investigador veterano y bastante "directo", sin embargo, no tiene ningún problema en admitir que:

"Moreover, subsequent analyses of later Pleistocene human paleobiology and Paleolithic archeology indicate that it needs to be further qualified if not simply retracted"

En este nuevo trabajo Trinkaus compara los datos de su artículo original (con T. Berger) con los de Humanos Anatómicamente Modernos del Paleolítico superior inicial, que en 1995 no estaban disponibles y ahora sí.

Su conclusión es que, en términos estadísticos, no hay una diferencia significativa entre la distribución del trauma en unos y en otros, por lo que no se puede deducir que recibieran heridas de forma muy diferente, al menos con esas evidencias. Esto es importante porque deja claro un punto muy discutido en los últimos años: Si la caza de ungulados era o no más peligrosa para los Neandertales que para los primeros "humanos modernos". La evidencia, revisada, dice que no.

Mención aparte merece la reflexión de Trinkaus en cuanto a los datos disponibles sobre el armamento de caza de los Neandertales. Frente a la visión de 1995, en la que se afirmaba que usaban sólo armas pesadas de cuerpo a cuerpo, los trabajos recientes (como el que hemos revisado aquí de T. Lazuén, 2012) le permiten afirmar que:

"Yet, the analyses  have also documented sufficient quantities of projectiles, many with impact fractures, to have permited routine hunting at safe distance".

Es decir, que los Neandertales cazaban con armas de proyectil en el Paleolítico medio, al contrario de lo que se ha venido afirmando por otros autores.

¿Y ahora qué?

Por útimo, Trinkaus se ve en la necesidad de proponer una explicación alternativa para el patrón de traumatismos óseos del Paleolítico, ahora tanto de los Neandertales como de los primeros "humanos modernos", cuyos datos -como hemos visto- ya están disponibles. Para ello propone un modelo de múltiples factores, entre ellos:
  • La caza ocasional de grandes ungulados por emboscada (la hipotesis original del "cuerpo a cuerpo", pero reducida).
  • La sobredimensión de los traumas craneales como sesgo: A menudo los traumas en el esqueleto craneal pueden no corresponderse con daños realmente graves.
  • La movilidad como sesgo: Los individuos (Neandertales o "modernos") que recibieron lesiones graves en las piernas y no llegaron a un abrigo o cueva, fueron abandonados en el camino, al ser sistemas económico-sociales en los que la supervivencia del grupo se basa en la movilidad del mismo.
  • La violencia inter-humana, con casos probables tanto entre Neandertales (Saint-Césaire, Shanidar), como entre "modernos" del P. superior inicial (Sungir).
Cerrando el tema

En resumen, un breve, y recomendable estudio de Erik Trinkaus, que muestra algo muy importante en antropologia y arqueología: La importancia de hacer balance de las novedades que han surgido sobre un determinado modelo propuesto con anterioridad (aunque sea por uno mismo), y de saber reconocer cuando ese modelo ha dejado de tener validez.

Me vienen a la cabeza varios autores de los que no espero llegar a leer algo parecido, la verdad. Pero puede que incluso ellos me sorprendan.

Bibliografía adicional

Berger, T. D. y Trinkaus, E. (2012): "Patterns of Trauma among the Neandertals", Journal of Archaeological Science, v. 22, nº 6, pp. 841-852.

Lazuén, T. (2012): "European Neanderthal stone hunting weapons reveal complex behaviour long before the appearance of modern humans", Journal of Archaeological Science, v. 39, nº 7, pp. 2304-2311.

Referencia de Research Blogging para el artículo reseñado
Erik Trinkaus (2012). Neandertals, early modern humans, and rodeo riders Journal of Archaeological Science DOI: 10.1016/j.jas.2012.05.039