jueves, 25 de noviembre de 2010

Grotte du Renne, o la estadística inadecuada

ResearchBlogging.org
Me ha llevado tiempo pero...

Por fin abordo la crítica de un artículo, publicado en PNAS este mes de Noviembre (disponible online para usuarios registrados, desde el 19 de Octubre). El texto trata sobre la secuencia de Grotte-du-Renne (Francia) y pone en entredicho la integridad de su estratigrafía. Es decir, propone que los materiales pueden estar mezclados o desplazados en la dimensión horizontal.

Paisaje de Arcy-sur-Cure donde se halla la Grotte-du-Renne

Esa no es una afirmación baladí, ya que los niveles Chatelperronienses de dicha cueva han dado una importante industria ósea asociada con poblaciones Neandertales, y también colgantes y otros objetos de adorno, de tipo simbólico. He tratado ese tema aquí, y aquí - por si alquien quiere refrescar la memoria.

Objetos de Grotte-du-Renne en relación al plano y los niveles (Zilhao, 2008)

No es, por cierto, la única cueva con niveles Chatelperronienses en los que aparecen elementos simbólicos (también están Quinçay, Saint-Cesaire y Caune de Belvis, con ciertas dudas esta última). Pero Grotte-du-Renne es uno de los conjuntos más claros y abundantes, tanto en colgantes como en industria ósea.

Materiales de la Grotte du Renne (Higham et al. 2010; Foto de M. Vahaeren)

En el artículo al me refería al principio los autores concluyen que: sus resultados ponen en entredicho la integridad estratigráfica de los niveles chatelperronienses. Y, por ello, según su criterio, no se puede asegurar que los ornamentos de dichos estratos estén realmente asociados a los Neandertales.

Desde que recibí el texto de este artículo, a mediados de Octubre, le he dedicado cierta cantidad de tiempo (cuando me ha sido posible) para tratar de analizarlo en detalle y madurar mi opinión al respecto. He aislado y considerado los distintos elementos del proceso de construcción de las inferencias de los autores. Dichos elementos son, de manera condensada, los siguientes:
  1. El procesado de los materiales, datados por la técnica del Carbono-14.
  2. Los presupuestos arqueológicos y estratigráficos básicos del problema abordado.
  3. Los resultados de las dataciones sensu estricto.
  4. Y, por último, la aplicación de un modelo estadístico para juzgar la integridad de la secuencia, en razón de las dataciones de Carbono-14. 
Bueno y, ¿donde está el fallo?

Mi conclusión, en último término, es que el trabajo es muy válido en los puntos 1 a 3, pero fracasa de manera rotunda en el cuarto punto. En concreto, en el encaje del punto cuatro con los tres anteriores. Sus resultados no son válidos, porque se basa en una serie de asunciones erróneas.

En realidad creo que los resultados son contradictorios con los propios datos per se, desde una interpretación razonada de las evidencias presentadas (las dataciones de Carbono-14), y en el contexto de las investigaciones arqueológicas sobre el OIS3 (periodo crono-climático en el que se centra el estudio).

Habría muchas cuestiones que matizar, en cuanto a los procedimientos estadísticos utilizados para el trabajo. Teniendo en cuenta el tipo de datos manejados y las características de sus distribuciones, considero que el modelo propuesto quizás adolece de un exceso de "entusiasmo tecnicista", un tanto oscurecedor de los datos, que no es infrecuente en este tipo de publicaciones. Lo que quiero decir es que existen, de hecho, pruebas robustas y sencillas para abordar los mismos problemas, dentro de los procedimientos estadísticos más conocidos.

Pero entrar en esos detalles requeriría alargar esta entrada todavía más, algo que no es, realmente, aceptable. Además, existen problemas más evidentes en el artículo, al margen de las sutilezas de la estadística.

El problema más grave es que el artículo falla al no considerar una hipótesis nula que debería ser obvia. La enunciaré, a mi manera, con las siguientes palabras:

Las dataciones por Carbono-14, para la etapa considerada, carecen de la precisión y fiabilidad necesaria para juzgar (de manera precisa y fiable) la integridad estratigráfica de la secuencia de la que provienen.

Sería necesario rechazar esta hipótesis nula para poder continuar con todo el proceso de investigación. Si no se puede probar que lo que dice esa frase es incorrecto, el resto del tratamiento de los datos carece de todo sentido.

Si, por el contrario, se consigue rechazar esta hipótesis, o bien con métodos estadísticos, o bien con un razonamiento robusto basado en evidencias, entonces tendría sentido asumir la hipótesis alternativa: Que las dataciones por Carbono-14 si tienen la fiabilidad y precisión suficiente para juzgar  (de manera precisa y fiable) la integridad estratigráfica de la secuencia de la que provienen.

Volviendo al artículo, cabe preguntarse como abordan y solucionan esta cuestión fundamental los autores del mismo. Mi sorpresa ha sido que, de hecho, no aparece considerada como tal, ni el el texto principal ni tampoco en los materiales complementarios. Se da por hecho que las dataciones por Carbono-14 tienen una fiabilidad y una precisión suficiente para juzgar la integridad de la estratigrafía. Esta circunstancia no permite dar apenas fiabilidad a los resultados del estudio. 

Por otro lado, los autores presentan una serie de factores que, aunque no se ennumeran como tales, parece que son sus argumentos para justificar su "fe" en la precisión y fiabilidad de las dataciones de Carbono-14, en relación a los objetivos de la investigación:
 
· Un método relativamente nuevo de limpieza de las muestras ("ultrafiltración") que supone en teoría una mejora cualitativa en la precisión y fiabilidad de las fechas.

· El recurso a un número grande de dataciones individuales, para obtener más detalle estadístico sobre los intervalos cronológicos representados por los distintos niveles.

· El uso de la calibración de las fechas radiocarbónicas para pasarlas a fechas calendáricas, que -en teoría- mejora su encuadre y afina la comparación.

· Las cualidades intrínsecas del modelo estadístico usado para procesar los datos. 

La pregunta que tenemos que hacernos aquí es: ¿Esos argumentos de los autores se pueden considerar válidos, y por tanto, justificarían -al menos en parte- rechazar la hipótesis nula? Veamoslos uno por uno. 

¿La ultrafiltración es tan maravillosa? 

En cuanto al método de la "ultrafiltración", es indudable que parece ofrecer ciertas ventajas en términos globales. Y, probablemente, suponga grandes mejoras para la datación en otros periodos y a otras escalas. Pero dicha ventaja se difumina al estudiar la Grotte-du-Renne. Esto se puede comprobar de dos formas: 
  1. Cotejando la tabla 1 del artículo (muestras que no dieron dataciones por distintos motivos) con la tabla 2 (muestras datadas): De dicha comparación se puede deducir que la proporción de muestras de las que no se obtuvieron dataciones es muy alta (19 de 50, es decir un 38%). Son muchas, incluso para un yacimiento del OIS 3. Esto significa que o bien la técnica no supone ninguna ventaja respecto a los protocolos de limpieza anteriores (para éstas muestras, al menos) o bien que los materiales arqueológicos datados -los objetos- son problematicos para este tipo de análisis (fueron, por tanto, mal escogidos).
  2. Cotejando la precisión de los resultados de las nuevas dataciones con las ya existentes para esa misma secuencia. Esto se puede hacer comparando las medias y las desvaciones estándar de las fechas. En el artículo, hay que comparar los resultados de la tabla 2 con los resultados que aparecen en el material suplementario (Figura S1), referidos a las dataciones que ya se conocían para la Grotte-du-Renne. El resultado de esta comparación (que podéis corroborar armados de calculadora y paciencia) es, por un lado, que apenas existen diferencias significativas en las desviaciones estándar de cada grupo de fechas. Y, por otro lado, si que parece haber diferencia en cuanto a las medias, que son más coherentes y ajustadas, dentro de cada nivel,  para el nuevo estudio (no es necesaria estadística avanzada: la del "Excel" basta para probar eso). Y por cierto que es interesante retener esa idea: que en el nuevo "set" de dataciones para Grotte-du-Renne, las medias de las fechas fortalecen la idea de la integridad y la homogeneidad de los niveles, respecto a los datos anteriores, y no al revés.  
Por tanto, en lo que se refiere a este caso y este yacimiento, la única ninguna evidencia de que la "ultrafiltración" suponga una mejora cualitativa o cuantitativa en las dataciones, sirve en realidad para sugerir que no hay problemas estratigráficos reales en la secuencia. 

¡Más fechas, es la guerra!

En lo que se refiere al segundo argumento, el uso de un número grande de dataciones para caracterizar mejor los niveles, resulta un tanto contradictorio. Por un lado, el número de dataciones aportado "ex novo" (31) apenas es superior al de las dataciones ya existentes (27). Con ese dato, hay que concluir que la cantidad, de por sí, no es un gran argumento. Más aún, cuando los autores admiten que las dataciones con "ultrafiltración" no son directamente comparables a las que no usaron ese protocolo en el pasado (al menos para esta antiguedad).

En lo que se refiere a la calibración de las fechas de Carbono-14, todo el modelo propuesto por los autores descansa en asumir que las fechas calibradas son suficientemente fiables, en términos estadísticos, como para construir con ellas su modelo, y -sobre todo- para juzgar la posición estratigráfica de los objetos datados. Esta asunción de los autores es incorrecta. En concreto, por (1) la naturaleza de las dataciones de Carbono-14 y (2) por la sección de la curva de calibración en la cronología que estudian, cercana al límite real de la técnica de datación por Carbono-14.

Lo que es una datación de radiocarbono y lo que no.

En cuanto a la naturaleza de las dataciones de Carbono-14, se pasa de puntillas -hasta cierto punto- sobre el hecho de que la datación se expresa como un intervalo de probabilidad (media + desviación estándar de una población normal) dentro del cual hay una probabilidad del 68% de que "caiga" la fecha "real", en escala radiocarbónica. Pero esa fecha "real" puede ser cualquier punto del intervalo, no existe ninguna razón estadística para que sea la media.

Y, si se dobla la desviación estándar, multiplicando por dos el intervalo considerado, la probabilidad de que la fecha real "caiga" dentro de ese intervalo es del 95%. Pero, de nuevo, la fecha real puede estar en cualquier punto. Así, cuando se calibra una datación, se transforma un intervalo de probabilidad (a 1 o 2 desviaciones estándar) de una a otra escala, pero no se calibra una fecha real, porque la fecha real nunca se sabe cual es. Sólo se infiere que hay un 68% de que la fecha real esté dentro de una desviación estándar, y un 95% de que esté dentro de dos desviaciones estándar.

Los bayesianos esos.

Ese problema de las dataciones y su naturaleza reconozco que es "soslayable", y enlaza con el punto cuarto, las características intrínsecas del modelo estadístico utilizado: En ese aspecto lo cierto es que tampoco es tan grave abstraerse lo suficiente -como hacen los autores- como para:

-Utilizar el modelo estadístico elegido, cuyo uso ha sido explicado por C. Bronk Rampsey -uno de los autores del trabajo- en un artículo de Radiocarbon, y que en principio no  tendría porqué funcionar mal con intervalos de probabilidad.

- Considerar como una fecha real (y por tanto, adjudicable a un objeto en una secuencia estratigráfica) lo que es -solamente- un intervalo de probabilidad.

Es, por decirlo así, un "error asumible".

Tu calibra lo que quieras, pero comprueba la curva antes de creértelo.

Pero el otro problema es mucho más grave. Me refiero a aceptar que la calibración supone una mejora en la caracterización de estas dataciones (en términos estadísticos y probabilisticos) cuando es al contrario.

Si fueran dataciones Neolíticas, o de la Edad Media, por ejemplo, con las magníficas curvas de calibración que hay para esos periodos, corregidas con dendrocronología, etc... entonces la asunción de los autores habría sido la correcta.

Pero para el OIS3, y dada la morfología del detalle de su curva de calibración (en la que abundan las irregularidades, y escasean los puntos calibrados sobre los que se construye la linea), dicha asunción no es aceptable.

La calibración sirve para aproximar cada datación a una escala calendárica "real". Así, una a una, y para comparaciones "gruesas", la calibración de fechas tan antiguas sí es útil. Pero no es aceptable que se asuma el sesgo introducido por la imprecisión de la curva de calibración y se utilicen dichas fechas calibradas, como elementos básicos de un modelo estadístico.

Cerrando el tema.

Por lo tanto, y a modo de conclusión, me gustaría decir que me parece un buen trabajo estropeado por un mal encaje de premisas, método y conclusiones. Y, en mi opinión, ese desencuentro se entiende mejor en el marco de la obsesión, por parte de determinados modelos de las incapacidades Neandertales, de poner en cuestión la estratigrafía de la Grotte-du-Renne, cuya evidencia arqueológica es del todo incompatible con dichas propuestas.

Al contrario de lo que concluyen los autores del trabajo, las nuevas dataciones por Carbono-14 obtenidas para la Grotte-du-Renne refuerzan -en mi opinión- la idea de integridad de los niveles y robustez de la secuencia arqueológica datada.

El modelo estadístico expuesto en el artículo, como he explicado, no tiene en cuenta la hipótesis nula inicial, lo cual es un error de bulto. E invalida el resto de los procedimientos y hace irrelevantes las conclusiones de los autores. En todo caso, y en mi opinión, los resultados del modelo estadístico planteado por los autores estarían reflejando los limites reales y las imprecisiones y errores de la datación por Carbono-14, y no unos problemas putativos de la secuencia estratigráfica.

Referencia:

Higham T, Jacobi R, Julien M, David F, Basell L, Wood R, Davies W, & Ramsey CB (2010). Chronology of the Grotte du Renne (France) and implications for the context of ornaments and human remains within the Chatelperronian. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America PMID: 20956292

Referencias adicionales en web: 

Para más información sobre las dataciones por radiocarbono podeis consultar la página "radiocarbon WEB-info" y la revista Radiocarbon, aunque para no iniciados quizás sea mejor empezar por la entrada de Wikipedia en inglés. 

Para explorar el tema de la precisión/imprecisión de las curvas de calibración del Carbono-14, se puede visitar la página de Calpal (podéis descargaros el programa, las curvas de calibración -no todas- y los manuales). También es de gran interés el detallado artículo sobre la curva de calibración Intcal2009, usada en el artículo de la Grotte-du-Renne. Recomiendo sobre todo consultar cómo se construyen las curvas para periodos antiguos (cuantos puntos se usan, cómo se crean las curvas, etc..).

  Colgantes de Grotte-du-Renne (Zilhao, 2008)

La bibliografía clásica sobre Grotte-du-Renne incluye las memorias de excavación originales (en Gallia Préhistorie), así como trabajos de White, d'Errico y Zilhao.

EDITADO 29/11/10: Me han hecho notar que el trabajo de las dataciones de Grotte-du-Renne, tiene otro error, que no es aceptable en términos estadísticos. Se trata de una cuestión de muestreo. A ver si lo explico bien: El nivel X (Chatelperroniense) concentra casi todas las nuevas dataciones. Tiene más del triple (16) que el siguiente nivel en número de fechas (el nivel VII, con 5). Y el resto de niveles tiene poquísimas (3, 2 o 1). Y este hecho (bastante evidente), no es considerado en el modelo. De ese modo, a la hora de tratar de juzgar las supuestas inconsistencias estratigráficas (algo que, como ya hemos dicho, tampoco tiene mucho sentido) es todavía más erróneo intentar hacerlo con datos tan dispares como estos, en terminos de muestreo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Humanos y Paleofreaks ;)

Un brevísima entrada para recomendaros un post de Paleofreak en su blog, en el que dá, con un par de pinceladas maestras, una explicación cuasi-perfecta sobre las terminologías (Neandertal, Cromañón, Homo sapiens, Humanos Anatómicamente Modernos...) para usar en periodismo y divulgación. Chapó.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Würm: Un juego de rol con Neandertales

Hoy un post mucho más ligero que las últimas entregas ;)

Quería compartír aquí un reciente descubrimiento, la existencia de un juego de rol llamado Würm en el que aparecen, como protagonistas de excepción, los Neandertales. Se trata de un juego de rol de mesa, no de un videojuego de rol, y está dentro de una categoría que podríamos llamar juegos indie o amateur, que son en esencia obras autoeditadas por sus creadores.

Si estas leyendo este post y no sabes qué es un juego de rol de mesa, recomiendo esta entrada de la Wikipedia donde queda bastante bien explicado. Hecha esta breve disgresión explicativa, sigamos con el tema.

Würm es un caso interesante: Es una obra amateur, autoeditada y disponible en forma de PDFs gratuitos en internet. Pero, a la vez es obra de Emmanuel Roudier, un artista francés, ilustrador científico y dibujante de comic (es el autor de la serie de comic "Neandertal"). Y, debido a quién es su creador, el juego de rol Würm cuenta con un arte de calidad excepcional, que además está perfectamente adaptado a los estándares de la divulgación científica.

El título de este juego de rol hace referencia a la glaciación del mismo nombre (Würm), también conocida como Wisconiense, que fue el último periodo glaciar que ha sufrido (¡de momento!) la Tierra. El juego se ambienta en un genérico "hace unos 35.000 años". En cuanto al tema, el juego de rol Würm se basa, en esencia, en los datos arqueológicos que se conocen para ese periodo, conocido también como la Transición del Paleolítico medio al superior.

A dicha base empírica se añaden ciertas interpretaciones y extrapolaciones del autor, para dar más "cuerpo" y verosimilitud a la ambientación. Para ésto último Roudier se basa en referentes etnográficos de cazadores-recolectores, y en las interpretaciones hechas por especialistas de las formas culturales del Paleolítico (el simbolismo, las creencias, las relaciones sociales, etc).

En el juego, los Neandertales son una de las "gentes" que viven e interactúan en el mundo de la Era Glaciar. Aparece su denominación científica a modo informativo, Homo (sapiens) neanderthalensis, y tienen un apodo dentro del juego, "los Hombres-oso". Por su parte, los Humanos Anatómicamente Modernos aparecen también, como Homo sapiens sapiens, apodados "los Hombres-largos".

A lo largo del manual básico del juego y de los suplementos del mismo se detalla con notable exactitud toda clase de información sobre la fauna y la flora, las culturas humanas, y en general la vida en el mundo de la glaciación.

Otro aspecto digno de mención es que además de las ilustraciones de Roudier, los suplementos de Würm traen imágenes creadas por otros notables dibujantes e ilustradores científicos y de divulgación, Eric Le Brun y Florent Rivère.

En resumen, una obra muy recomendable si lees francés. Vale la pena tanto si te gustan los juegos de rol como si buscas una lectura amena y divulgativa sobre la vida en el Paleolítico, o por el simple disfrute de las ilustraciones de tan notables artistas.

Ahora mismo hay una suscripción abierta, de tipo "print on demand", para la publicación física del juego en formato "edición de coleccionista", con tapa dura, papel de calidad, ilustraciones a color, etc. La información al respecto aquí.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Teoría de Construcción de Nichos y la transición del Paleolítico medio al superior: el caso italiano

ResearchBlogging.org
El que avisa no es traidor ;)

Este será un post bastante denso, espesito, sobre teoría y práctica en la arqueología del Pleistoceno.

Retomo el blog con la revisión crítica de un artículo que he encontrado muy interesante. Se trata de un trabajo de Julien Riel-Salvatore, un paper teórico y de síntesis, de bastante calado, sobre la llamada "transición" entre el Paleolítico medio y el superior.

Riel-Salvatore se centra en la Península Itálica y propone un modelo de corte evolucionista y adaptativo, con algunos aspectos que me parecen de particular interés. En concreto:

En primer lugar el planteamiento que propone aúna de manera dinámica aspectos ecológicos, de comportamiento ("culturales", en cierto sentido), y bioevolutivos.

En segundo lugar, mantiene una visión imparcial, basada en la evidencia (o la ausencia de ella), y de sentido común, en lo referido a la tan manida y problemática identificación de culturas y especies humanas (p.e. "modernos"-Protoauriñaciense vs. Neandertales-Uluzziense).

Y, por último, propone un modelo que, si bien no comparto, debo reconocer que permite analizar a las poblaciones Pleistocenas de la Península itálica como cazadores-recolectores, con una única serie de criterios aplicables a todas ellas. Y eso es, además de una refrescante novedad, una manera inteligente de evitar el típico doble rasero con el que se suelen estudiar las poblaciones de neandertales y "modernos".

Crítica de las explicaciones monolíticas

El artículo critica, en sus primeros epígrafes, la ilusión de que la "transición" entre el Paleolítico medio y superior pueda explicarse con un único y gran fetiche explicativo (lo que el autor denomina prime movers) a escala continental. Los prime movers propuestos por muchos investigadores suelen ser o bien causas biológicas, o bien mecanismos culturales. O, en algunos casos, causas climáticas y medioambientales. La crítica de Riel-Salvatore señala que, en cada paradigma monolítico, se elige una sola de esas explicaciones, dejando las otras como irrelevantes o, como él las llama, epifenoménicas.

Dentro de los modelos que rechaza, hay uno que vale la pena especificar: La idea de que la "transición" entre el Paleolítico medio y superior se pueda entender como una Revolución (idea presente en Mellars et al., 2007). Hay que comprender que Riel-Salvatore entiende una revolución en términos evolucionistas estrictos, ya que es su paradigma, el esquema dentro del que se mueve. Por lo tanto, su crítica a la idea de una Revolución en la "transición" va en ese sentido: Para el autor, si no hay un crecimiento demográfico importante que demuestre que la Revolución ha supuesto una clara ventaja adaptativa para la población, no hay tal revolución.

"In sum, the available demographic data for the transition interval indicate that, at present, it can only be considered revolutionary by analogy to the Neolithic and Urban Revolutions". 

Por mi parte, aunque comparto la afirmación de que en la "transición" no hay más "revolución" que en otros periodos (p. e. los milenios posteriores), tampoco creo que el concepto de revolución sea evaluable en esos términos elementales de inputs demográficos.

Si las explicaciones no sirven por separado, júntalas.

La idea del autor es elegante y relativamente sencilla: Los prime movers o explicaciones monolíticas fracasan porque no integran en la explicación los distintos factores que concurren para producir los cambios que se perciben en el registro arqueológico.

Para Riel-Salvatore, desde una visión evolutiva-adaptativa, los cambios relevantes en las culturas arqueológicas sólo son aquellos que sirven a fines evolutivos. Es decir, que permiten mejorar la forma de adaptarse al medio-ambiente y, en último término, provocan el "progreso" de la especie en términos de supervivencia y demografía.

En ese sentido, el autor integra los tres fetiches explicativos favoritos para la "transición": El clima, los cambios en el comportamiento, y los cambios bioevolutivos.

Estos tres factores interactúan de manera dinámica (de forma que sus relaciones e influencias mutuas cambian a lo largo del tiempo). En conjunto, componen una serie de sistemas de "herencia interrelacionada", que determinan también lo que sucederá en los periodos posteriores.

Por lo tanto, la solución pasa por encontrar un modelo que permita aunar de manera dinámica esos tres aspectos, y la propuesta de Riel-Salvatore es la NTC: Niche Construction Theory (Odling-Smee et al., 2003), lo que podríamos traducir como Teoría de la Construcción de Nichos. Es una teoría originada en la biología evolutiva, que propone que la evolución de los organismos se explica en función de la interacción de esos tres factores a lo largo del tiempo: Comportamiento, biología y medioambiente.

"Thus, NTC highlights the dynamic, often unstable interplay between these three domains of inheritance as the principal evolutionary pathway that directs the evolutionary history of a species and its wider ecosystemic context".


Niche Construction Theory y Neandertales
 
En este punto, el autor enumera una serie de rasgos que denomina comportamientos de construcción de nichos por parte de los Neandertales: Caza selectiva de ungulados, obtención sistemática de pequeños animales como suplemento de la dieta, ocupación de nuevos biotopos (montañas), explotación estacional de distintos gradientes de altitud, aportación de material lítico a lugares de referencia, patrones de movilidad flexibles, uso controlado del fuego, armamento de caza a corta distancia, transporte ocasional de material lítico a larga distancia, y recogida de vegetales para varios usos.

Estos rasgos hay que entenderlos también en los términos evolutivos con los que funcionan este tipo de explicaciones: Es decir, se entiende la construcción de nichos como el conjunto de las facetas del comportamiento humano que son seleccionadas -en términos evolutivos- gracias a que ayudan a las poblaciones a sobrevivir y a crecer. O dicho de otro modo, las facetas que son más eficientes.

Los rasgos enumerados, por otro lado, reflejan un cambio en la conceptualización de los neandertales, que se ha producido en los últimos años. Ahora, se entiende a estas poblaciones como plenamente humanas en el sentido de sus capacidades y (al menos) su organización económica y subsistencial.  Y esa nueva comprensión permite, sin mayores problemas, aplicar una metodología única para estudiar a "modernos" y Neandertales como cazadores-recolectores del Pleistoceno, evitando así el doble rasero o a  priori que significaría presuponer lo contrario.

Sin embargo, debo criticar dos de los aspectos que menciona Riel-Salvatore por ser, en mi experiencia, fruto de lugares comunes sobre las poblaciones neandertales. En primer lugar, la cuestión del armamento a "corta distancia". Existen pruebas razonablemente sólidas de la existencia de caza a "larga distancia" (uso de proyectiles) desde los inicios del Paleolítico medio europeo (Thieme, 1997), y es un tema que he tratado en varios posts de este blog (como éste). En ese sentido, recomiendo un artículo de Ríos Garaizar (2008) sobre el tema. Es un tema que está poco y mal estudiado, con abundantes lugares comunes y numerosas afirmaciones gratuitas.

El otro aspecto que no comparto es que el transporte de materias primas a larga distancia sea "puntual". En concreto, nuestro trabajo en el yacimiento de Axlor (Dima, Bizkaia), ha revelado que, en los niveles de Musterienses, hay estrategias sistemáticas de aprovisionamiento y transporte de materias primas líticas. Prácticamente todo el sílex hallado proviene de fuentes situadas a más de 50 kilómetros de distancia.

Esas materias primas componen la mayor parte del utillaje, no se trata presencias puntuales de objetos "exóticos". Esta información está disponible en una serie de trabajos, como el que citaba antes de J. Ríos Garaizar, pero también en otros (González Urquijo et al, 2005). En este sentido, entiendo que también hay demasiadas preconcepciones y lugares comunes, y faltan estudios sistemáticos de procedencia de las materias primas.

Aplicando el modelo a la práctica: El caso italiano.

Tras las reflexiones y explicaciones sobre la Teoría de Construcción de Nichos, el autor aplica esos principios al estudio de la "transición" en la Península Itálica. Ese periodo estaría dividido en tres etapas: una primera, que ve la aparición de las industrias del Uluzziense en el sur de Italia, y el Protoauriñaciense en el  Norte, con pervivencia del Musteriense final o tardío en Italia Central (circa 42-41.000 BP).  A esa etapa le seguiría otra (41-37,5 ka BP) que supone la extensión de las industrias "transicionales" a expensas del Musteriense final. Y, por último, después de 37.500 BP, la extensión del Auriñaciense (sensu lato) por toda la península itálica.


El modelo propuesto para explicar esos cambios en el registro arqueológico sigue los procedimientos descritos al explicar la Teoría de Construcción de Nichos.

Dicho modelo conceptualiza una situación inicial en la que irrumpe una gran inestabilidad climática, que tiene distintos efectos en diferentes áreas de la Península Itálica. Por una parte, en la zona central hay cambios en la organización de la subsistencia, que se cifran en cambios en la movilidad territorial: pasa de residencial a logística (sensu Binford, 1982).

Mientras tanto, el norte y el sur los cambios tienen otro calado: Un mayor cambio ambiental, y, sobre todo, la creciente dificultad para predecir la disponibilidad de los recursos, son el motor de cambios tecnológicos que llevan a la aparición tanto del Uluzziense como del Protoauriñaciense.

La segunda etapa se caracteriza por la expansión de las industrias "transicionales", como hemos visto arriba (lo que se explica en términos de herencia digamos, cultural). Y la mayor estabilidad climática de esta segunda fase se pone en relación con un cierto retorno a estratégicas de movilidad más bien residenciales.

En cuanto a la tercera fase, dada la escasez de las evidencias arqueológicas, no se profundiza demasiado, más allá de proponer algunas hipótesis sobre las que trabajar en el futuro (como una posible influencia del último Uluzziense en las industrias posteriores, en el sur de Italia).

Aspectos negativos y positivos

El trabajo de Julien Riel-Salvatore, en líneas generales, es en mi opinión altamente positivo, aunque se mueva dentro de un paradigma que no comparto: la aplicación estricta de una visión evolutiva y adaptativa de la cultura y el comportamiento humanos, para explicar el registro arqueológico.

En particular, encuentro muy valioso el esfuerzo por la integración de lo que llama "comportamiento" (cultura, en cierto sentido), la biología y el medioambiente. Pero, sobre todo, me parece fantástico que esos factores se vean como interdependientes y dinámicos, como flujos de relaciones que cambian en el tiempo y determinan, en un sentido histórico, los cambios en las sociedades humanas, que observamos en el registro material.

Además, me parece que aplica un memorable (¡y poco frecuente!) sentido común a la hora de abordar la peliaguda cuestión de la identificación de especies (o poblaciones) humanas con determinadas culturas arqueológicas.  

En cuanto a los aspectos negativos, me centraré en dos temas concretos: Por una parte, no puedo dejar de señalar lo que, a mi entender, es una cierta obsesión por explicar los cambios históricos de las sociedades humanas en términos estrictos de eficiencia, de inputs tecnológicos y organizativos, y outputs de aumento demográfico, desarrollo y progreso. Creo que pueder existir un  fuerte sesgo  ideológico y de tradición historiográfica, en ese sentido.

No se trata de negar, por mi parte, que existan elementos de selección positiva o negativa de determinados aspectos de la organización social. Pero si creo que se exagera mucho al pretender que dichos elementos, considerados globalmente puedan: (1) explicar tanto la variabilidad sincrónica como los cambios diacrónicos en el registro arqueológico, y (2) ser la causa última de la evolución de las sociedades humanas.

Creo que ejemplos tan contundentes como la completa desaparición de toda la complejidad  Magdaleniense (tanto en el arte, como en las tecnologías líticas y óseas) en el Mesolítico de la Península Ibérica, prueban que entender la evolución de las sociedades humanas en términos lineales de innovación tecnológica =  mejor adaptación al medio es una simplificación excesiva. Y, sobre todo, no permite realmente explicar el pasado.

El otro tema que quería criticar es la incomprensión generalizada que existe aún (y el artículo de Riel-Salvatore no es una excepción) sobre la lógica interna de la producción y la gestión del utillaje lítico, a veces unida a una falta de reflexión sobre los artefactos producidos por los métodos de excavación.

En particular, en el artículo se presentan una serie de reflexiones sobre la movilidad de los grupos humanos, basados en la presencia relativa de productos retocados y la densidad del volumen de material lítico hallado (patrones WABI).


No tengo aquí espacio para explicar cada uno de los aspectos que -creo- están sesgando significativamente dichos índices WABI, pero si puedo enumerarlos y poner algunos ejemplos:

  1. Incomprensión de la lógica subyacente al utillaje lítico. Esto supone: ausencia de una distinción cualitativa y cuantitativa de las diferentes materias primas (adecuadas a distintas funcionalidades), falta de estudios sobre huellas de uso (el material no retocado también puede ser utillaje, por ejemplo), valoración de la intensidad del retoque, en relación a fenómenos de reavivado y reciclado (un conjunto de útiles retocados una sola vez, para su conformación, no puede ser igualado a herramientas que han sufrido decenas de reavivados durante su uso), útiles polifuncionales vs. monofuncionales, distinción de lugares según las actividades de gestión del utillaje en piedra (de captación primaria, secundaria, de producción, de mantenimiento del utillaje, de desechado del mismo, etc...).
  2. Ausencia de reflexión explícita sobre los constructos producidos en los trabajos de campo: Por ejemplo, el tipo de cribado (en seco, con agua a presión, o con agua lenta, como la de un bidón de flotación) y el grosor de las cribas utilizadas (luz de 1, 2 o 4mm, etc) sesgan, en mi experiencia, de manera radical la cantidad recuperada de laminillas, otros elementos microlíticos conformados, y los materiales comúnmente llamados "restos de talla" (una denominación a menudo errónea).
  3. Falta de reflexión sobre la diagénesis de los yacimientos, y el propio concepto de nivel arqueológico, en relación a las técnicas que son aplicables a su estudio (el autor reconoce que se trata de palimpsestos, pero los índices WABI, en mi opinión, no resultan efectivos a la hora de soslayar ese hecho concreto).
 
De todas formas, estas últimas cuestiones creo que se entienden mejor como críticas al conjunto de las investigaciones paleolíticas, más que al trabajo que nos ocupa. Y en todo caso, recomiendo la lectura del artículo de Julien Riel-Salvatore. Es un trabajo muy valioso en numerosos aspectos, que he tratado de desgranar (espero que con cierto éxito) en este post. El autor, por cierto, tiene un interesante blog sobre prehistoria y arqueología del que soy asiduo seguidor.

Referencia: 

Riel-Salvatore, J. (2010). A Niche Construction Perspective on the Middle–Upper Paleolithic Transition in Italy Journal of Archaeological Method and Theory, 17 (4), 323-355 DOI: 10.1007/s10816-010-9093-9

Bibliografía citada:

Binford, L. R. (1982): "The archaeology of place". Journal of Anthropological Archaeology, Volume 1, Issue 1. Pags. 5-31.

González Urquijo, J., Ibáñez Estévez, J.J., Ríos Garaizar, J., Bourguignon, L., Castaños, P. y Tarriño, A. (2005): “Excavaciones recientes en Axlor. Movilidad y planificación de actividades en grupos de neandertales”. En R. Montes y J.A. Lasheras (eds.): Neandertales Cantábricos. Estado de la cuestión. Museo de Altamira, Monografías 20. Madrid. Pags. 527-539.

Mellars, P., Boyle, K., Bar-Yosef, O., y Stringer, C. [editores] (2007): Rethinking the human revolution: new behavioural and biological perspectives on the origin and dispersal of modern humans. Cambridge.

Odling-Smee, F. J., Laland, K. N., y Feldman, M. W. (2003): Niche construction: the neglected process in evolution. Princeton.

Rios Garaizar, J. (2008): "Variabilidad tecnológica en el Paleolítico Medio de los Pirineos Occidentales: una expresión de las dinámicas históricas de las sociedades neandertales". Treballs d'Arqueologia, Nº. 14. Pags. 171-194.

Thieme, H. (1997): "Lower Palaeolithic hunting spears from Germany". Nature 385, 807 - 810.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Trabajando con los Neandertales

     
La vida arqueológica lleva lo suyo

Como dije en el anterior post, estos días estoy muy ocupado y apenas tengo tiempo para actualizar este blog. Eso se debe a mi participación en dos proyectos que exigen mucha dedicación: la excavación de La Draga (que avanza a un gran ritmo, a pesar de algunos obstáculos meteorológicos propios del Otoño) y la organización del II Seminario de Tecnología Prehistórica, que se celebrará en mi lugar de trabajo el próximo mes. Con todo eso a cuestas, que además me nombraran a traición secretario de la Asociación Española de Arqueología Experimental, en una Asamblea a la que cometí el error de no acudir, apenas ha añadido carga de trabajo.

A pesar de todo, y bromas aparte, no quería dejar pasar este mes de Octubre sin al menos hacer alguna aportación al blog, por pequeña que fuera. Reflexionando sobre estas cuestiones, me di cuenta de que nunca había hablado de mi propia labor académica, en relación al hombre de Neandertal. He pensado que podría ser una buena idea hacerlo ahora, así que... allá vamos.

Curro e investigación: juntos pero no (muy) revueltos

En estos momentos, además de trabajar como técnico de arqueología en un instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en lo académico estoy en la recta final de la elaboración de mi tesis doctoral.

Dicha tesis trata sobre las últimas sociedades neandertales. En concreto, mi trabajo trata de avanzar en la comprensión de aquellas sociedades, a partir del estudio de las herramientas de hueso. Me dedico a estudiar los utensilios óseos que fueron utilizados por los neandertales al final del Paleolítico medio (cronológicamente, en torno al MIS 3 u OIS 3).

Desde el punto de vista bibliográfico e historiográfico, he revisado los trabajos publicados sobre este tema para todo el Paleolítico antiguo del Viejo Mundo (desde las industrias africanas de hace más de un millón de años hasta el Chatelperroniense francés de 38.000 BP -sin calibrar).

En cuanto al análisis de materiales, mis estudios se han centrado, sobre todo, en una excepcional secuencia del final del Paleolítico medio, la del yacimiento Musteriense de Axlor (Dima, Bizkaia). En los últimos años, no obstante, he ampliado mi interés a otros yacimientos y secuencias de Cantabria, Pais Vasco, Burgos y La Rioja.

Metodología y técnicas (breve comentario)

Una parte importante de mi trabajo es el análisis tafonómico, que trata sobre la reconstrucción de los diferentes procesos que han afectado al registro fósil desde el origen (la formación del depósito, los efectos de los elementos, la alteración física y química de los materiales enterrados, etc).

Pulido natural (tafonómico) en esquirla de hueso (microscopio metalografico)

Además, he trabajado sobre todo con una visión tecnológica, tratando de entender los procesos de trabajo, y de relacionar los distintos ámbitos de la economía de estas sociedades de cazadores-recolectores.

Doy mucha importancia a las huellas de uso, porque -debidamente estudiadas- aportan información directa sobre las tareas realizadas.

Erosión masiva en frente de uso. Cincel de hueso de Axlor (estereoscopio)

Y así nos permiten ver cómo interaccionan varios "campos" que, de otro modo, se estudiarían por separado: la talla y el reciclado de utillaje en piedra, el trabajo de la piel de los animales, el procesado de la carne y los huesos de dichos animales, el utillaje en hueso, la alimentación,  etc....

Huellas en frente de uso, cara cortical. Cincel de hueso de Axlor (estereoscopio)

Además, utilizo la arqueología experimental (o mejor, la experimentación en arqueología) como elemento de comparación, como "muleta" para comprender mejor los procesos productivos, y -sólo cuando el registro realmente lo permite- como elemento de contrastación de hipótesis sobre el uso y la función del utillaje. 

Hueso de bóvido, proceso de fracturación. Programa experimental.

Enlaces a mis trabajos

En primer lugar, estaría mi trabajo de investigación de tercer ciclo o Tesina, que ya se está quedando un poco anticuado (he avanzado bastante en el conocimiento del tema de estudio, y en las técnicas analíticas aplicadas). Pero aún refleja bastante bien los planteamientos fundamentales de mi investigación, en sus capítulos introductorios y en sus conclusiones.

Después, mi primer artículo científico. Fue publicado, en 2006, en la revista Sautuola. Se trata de una revisión de las investigaciones sobre el Paleolítico medio que, a esa fecha, existían en mi región natal, Cantabria.

En tercer lugar, un artículo breve en la sección "varia" de la revista Zephyrus sobre un útil múltiple de Axlor.

Y, por último, un artículo de síntesis sobre el utillaje óseo de Axlor, que recoge buena parte de los resultados de mi Tesina y también de análisis posteriores. Fue publicado en 2009 en Trabajos de Prehistoria.

jueves, 30 de septiembre de 2010

¡Estoy de campaña!

Una breve entrada para avisar a los asiduos a este blog de que, durante el mes de Octubre, estoy excavando en el (excepcional) yacimiento neolítico de La Draga (Banyoles, Girona).

Por desgracia, eso consume casi todo mi tiempo y no podré retomar un buen ritmo de redacción de nuevas entradas hasta Noviembre. Aunque... algo se intentará hacer por el camino.

martes, 21 de septiembre de 2010

Las camas de pasto de los neandertales: El Esquilleu y los Fitolitos

ResearchBlogging.org

Noticias y ciencia

En las últimas semanas, se ha publicado en la prensa una información muy interesante, para el conocimiento de las sociedades neandertales. En breve: las distintas noticias de los medios relatan cómo los arqueólogos han encontrado "lechos vegetales", de los últimos neandertales que vivieron en el yacimiento cántabro de El Esquilleu.

Imagen de El Esquilleu, desde el interior de la visera

Esta noticia tiene su trasfondo científico en un artículo de Cabanes y otros (2010), publicado en el Journal of Archaeological Science, que trata del estudio de los fitolitos, en el depósito arqueológico de El Esquilleu.

Un momento, has dicho... ¿fitolitos? 

Los fitolitos son algo relativamente nuevo también para nosotros, los arqueólogos (en general). Se trata de restos microscópicos de plantas, copias internas de sus células (en inglés, casts), que tienen una composición mineral (sílice opalina) y por lo tanto, se pueden conservar, en las condiciones adecuadas, durante miles y miles de años.

El estudio de dichos restos microscópicos se ha ido asentando en nuestra disciplina desde hace una veintena de años, pero no se ha empezado a generalizar hasta hace bien poco. Es, digamos, un nuevo enfoque, que se suma a otros métodos utilizados para conocer el uso de los recursos vegetales y el medio ambiente del pasado. Esos otros métodos son la carpología (el estudio de las semillas), la antracología (análisis de carbones y, en general, de restos de madera fosilizada) y la palinología (estudio de los pólenes).

Según los expertos en el tema, el análisis de fitolitos tiene ciertas ventajas para estudiar de yacimientos arqueológicos. Por un lado, hay que tener en cuenta que, cuando se dan unas ciertas condiciones de conservación, pueden aparecer fitolitos allí donde hubo casi cualquier parte de cualquier planta.  Y, en términos generales, los expertos en fitolitos pueden identificar tanto el tipo general del planta, como la parte de la planta (tallo, hojas, inflorescencia...) de la que provienen los restos.

Eso es una ventaja con respecto a las semillas, que sólo se representan a "si mismas" o, en todo caso, al fruto. Y, también, con respecto a la madera, que sólo representa a las partes leñosas, y se conserva, -normalmente- en forma de carbón (y éste es muy vulnerable a la disolución en agua, y a otros agentes naturales).

Y, por último, la ventaja con respecto a los pólenes es que éstos son arrastrados por el viento, y depositados en los yacimientos. Por lo tanto, en realidad documentan (por lo general) fenómenos naturales, y no actividades humanas. Por el contrario, los fitolitos, al ser pequeños restos silíceos de diferentes partes de plantas, tienen buena resolución para documentar comportamientos humanos. Y eso, precisamente, es lo que los hace tan interesantes, para el estudio de los neandertales.

Al tema: los fitolitos de El Esquilleu

El Esquilleu es un importante yacimiento Musteriense (neandertal) en cueva, situado en el cántabro valle del Deva, en el desfiladero de la Hermida, en medio de la cordillera cantábrica. Ese desfiladero es un paso natural por las montañas que separan la zona litoral y el valle interior de Liébana. En el artículo de Cabanes y otros (2010) primero hacen un resumen del estudio de los fitolitos en toda la secuencia de El Esquilleu. Y después se centran en el análisis de determinados niveles, y de estructuras concretas, como los hogares donde se hicieron fuegos domésticos.

Debo señalar también que en varias partes del artículo se hace referencia a otro trabajo, también reciente, de Mallol y otros (2010). En ese segundo artículo se estudia con detalle la micromorfología del depósito, y los procesos geológicos y químicos que afectan a la cueva. Esto es muy importante, porque a la hora de sacar conclusiones del estudio de los fitolitos, hace falta saber hasta que punto éstos se han visto afectados por el PH, es decir por la acidez del suelo (que puede llegar a destruirlos, total o parcialmente) y por otros agentes físico-químicos.

Secuencia de El Esquilleu (Cabanes y otros, 2010)

Las conclusiones de ambos trabajos, en general, apuntan a que los distintos procesos químicos que tienen lugar en la secuencia, sólo afectan de modo escaso a los niveles con mayor presencia neandertal, en los que se ha centrado el estudio de fitolitos. Es decir, que se pueden usar los fitolitos para sacar conclusiones, sin temor a que los datos estén muy sesgados.

Imágenes al microscopio de fitolitos  
de El Esquilleu (Cabanes y otros, 2010)

En general, las muestras de fitolitos de El Esquilleu permiten identificar plantas monocotiledóneas. Y dentro de ese tipo, los autores apuntan a que, en su mayor parte, se trata de gramíneas. Las partes de la planta más representadas son los tallos y las hojas (éstas, del subtipo festucoide).

Además de esas plantas, que son lo que podríamos llamar "pastos" en general, en las muestras también se detectan, en menor medida, fitolitos de corteza y madera (es decir, de arbustos y árboles). Este segundo tipo de fitolitos se concentra sobre todo en las muestras obtenidas de un hogar del nivel 21. Otros índices y análisis apuntan, según los autores, que sólo los fitolitos de dicho hogar muestran evidencias de haber sido sometidos al efecto del fuego

Interpretando: Hogares y lechos

A la hora de interpretar los resultados, en primer lugar, los autores hacen recuento de las posibles causas de acumulación de fitolitos que han descartado: plantas creciendo en la cueva, desarrollo de suelos vegetales o transporte por animales. Y explican que no hay evidencias de esos procesos. En ese punto, proponen su interpretación: hogares en los que se ha quemado madera como combustible principal, y camas o lechos de pasto, para dormir sobre ellos. 

En cuanto al uso de la madera cómo combustible, los autores hacen referencia a un trabajo anterior (Yravedra y otros, 2005) del propio equipo de El Esquilleu, y corrigen sus resultados a la vista de la nueva evidencia.

En aquel trabajo de 2005 se proponía, a partir de la abundancia de huesos fragmentados y quemados, que dichos huesos fueron usados como combustible. Sin embargo, los resultados del estudio de fitolitos y otros (pólenes y carbones), sugieren que la madera se utilizó de manera habitual en El Esquilleu. Por ello, los autores cambian su interpretación de los huesos quemados: La nueva hipótesis es que pudieron ser "arrojados al fuego", como práctica de limpieza o mantenimiento del lugar de habitación. Y, en todo caso, no debieron ser el combustible principal.

En cuanto a los lechos vegetales, la evidencia de los fitolitos se suma al análisis microscópico (micromorfológico) del sedimento realizado en el otro trabajo de 2010 que mencionaba arriba (Mallol y otros). Ambos resultados muestran cómo existen, dentro de los niveles arqueológicos, capas muy finas, microscópicas, con fitolitos en "conexión anatómica" (es decir, que no se han movido desde que se depositó allí la planta original).

Los autores concluyen que estas evidencias prueban que hubo capas de pasto en torno a los hogares, aportado del exterior. Y las interpretan como lechos vegetales, construidos por los neandertales para descansar en ellos. Además, dada la excepcional conservación de los fitolitos, se sugiere que, quizás, esos lechos estaban cubiertos de pieles de animales (aunque no hay más evidencias al respecto).

Crítica: Los "pros"...

Lo cierto es que, en este trabajo, casi todo son "pros" o aspectos positivos. El artículo, muy especializado, tiene una estructura sólida y presenta inferencias de aspecto bastante robusto.

En las cuestiones más complejas o polémicas (como la posible presencia de sesgos en las muestras, o la posibilidad de que los fitolitos tengan un origen no antrópico) se presenta la evidencia de forma clara y, en general, bastante convincente. Y se explica con cierto detalle porqué no se toman en consideración otras interpretaciones alternativas. Además, no van demasiado lejos en las conclusiones finales, y se limitan a señalar las interpretaciones más probables, basandose en la evidencia.

En aspectos concretos, creo que es muy útil la presentación exhaustiva de las distintas muestras que fueron analizadas, con su respectiva descripción de detalle. Y -aunque me gusta algo menos- también es muy correcta la disposición de los resultados del análisis, en tablas y gráficos. 

...y los (pocos) "contras".

Lo cierto es que, aún esforzándome, no he encontrado aspectos negativos en el apartado técnico-metodológico del artículo. Quizás se echa de menos un poco más de tratamiento estadístico avanzado, a partir de los datos procesados (hipotéticamente, pienso que eso podría aportar algo más información).

En cuanto a la interpretación del comportamiento humano, hay un par de detalles que, creo, pueden ser mejorables. Por una parte, apenas hay referencias a un marco teórico, interpretativo, en el que se puedan situar los resultados del análisis de fitolitos. Se mencionan brevemente los comportamientos tecnológicos, las estrategias de subsistencia y los patrones de organización, pero esos tres conceptos no aparecen integrados en, digamos, una explicación global, ni se detalla cómo interactúan, o si dependen unos de otros.

Y, por otro lado, creo que falta integrar estos resultados con los abundantes datos que hay disponibles sobre otros estudios de las evidencias vegetales (semillas, carbones, pólenes) de El Esquilleu.

Entiendo que eso -quizás- va más allá del alcance de este trabajo, pero hubiera sido interesante hacer al menos una breve síntesis y reflexionar sobre el conjunto de las evidencias vegetales y la información que aportan en cada caso.

Referencia:

Cabanes, D., Mallol, C., Expósito, I., & Baena, J. (2010). Phytolith evidence for hearths and beds in the late Mousterian occupations of Esquilleu cave (Cantabria, Spain) Journal of Archaeological Science, 37 (11), 2947-2957 DOI: 10.1016/j.jas.2010.07.010

Bibliografía adicional

Mallol, C., Cabanes, D., Baena, J. (2010). Microstratigraphy and diagenesis at the upper Pleistocene site of Esquilleu Cave (Cantabria, Spain), Quaternary International, Volume 214, Issues 1-2, Geoarchaeology and Taphonomy, 1, 70-81, DOI: 10.1016/j.quaint.2009.10.018.

Baena, J.,  Carrión, E., Ruiz, B., Ellwood., B., Sesé, C., Yravedra, J., Jordá, J., Uzquiano, P., Velázquez, R., Sánchez-Arco, A., Hernández, F. (2005) Paleoecología y comportamiento humano durante el Pleistoceno Superior en la comarca de Liébana: La secuencia de la Cueva de El Esquilleu (Occidente de Cantabria, España). Monografías del Museo de Altamira, nº 20 , 369-383. 2005. Santander.

Yravedra, J., Banea, J., Arrizabalaga, A., Iriarte, M-J. (2005). El empleo de material óseo como combustible durante el Paleolítico Medio y Superior en el Cantábrico. Observaciones experimentales. Monografías del Museo de Altamira, nº 20 , 461-487. 2005. Santander.  

Referencias en blogs

Este tema ha sido tratado por Martín Cagliani en Mundo Neandertal, y por Maria Lluïsa en NeanderFollia.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Neandertales, arte y comportamiento simbólico

ResearchBlogging.org
A modo de introducción


Oscar Moro Abadía y Manuel González Morales han publicado, no hace mucho, un artículo en el Oxford Journal of Archaeology que contiene algunas reflexiones interesantes sobre la relación entre los neandertales y los comportamientos simbólicos (o, como insisten en llamarlo los autores, "el arte").

En pocas palabras: el artículo argumenta que los recientes modelos sobre la modernidad cognitiva de los neandertales (D'Errico, 2003) son en buena medida fruto de un cambio en los paradigmas científicos y no en la evidencia material. En concreto se refieren a dos aspectos: (1) la conceptualización del propio Hombre de Neandertal, y (2) los cambios en lo que se considera "arte paleolítico", con la inclusión de los objetos de adorno y el arte mobiliar. 

Esa modificación de las "cosmologías teóricas", de las bases que sustentan las explicaciones científicas, no incide (según los autores) sobre evidencias nuevas, sino sobre materiales que se conocen desde hace varias décadas.

Valorando el texto de un plumazo

Hablando en términos generales, debo decir que comparto buena parte de las ideas de fondo de los autores, tanto en la importancia dada a los paradigmas científicos y su influencia en las propuestas explicativas, como en la acertada descripción de los prejuicios históricos contra el Hombre de Neandertal.

Es obvio que las diferentes líneas teóricas de pensamiento (historicismo cultural, empirismo, marxismo, estructuralismo, darvinismo social, particularismo antropológico, etc), tienen una gran importancia en los modelos propuestos para explicar el pasado prehistórico. Del mismo modo, son importantes las propias características prácticas y de investigación de cada escuela o tradición académica (por ejemplo, la anglosajona, la francesa, la alemana, la española...). Por ello coincido con los autores en señalar que toda evaluación de los modelos y explicaciones científicas no debe pasar por alto esos importantes aspectos.

Por otro lado, la revisión del desarrollo histórico de los prejuicios sobre el Neandertal (a partir de la caracterización inicial de Boule, de la que también he hablado aquí), y las diferentes concepciones y revisiones de los aspectos anatómicos del Neandertal (refiriendose a autores como Coon, Straus y Cave) me parece simplemente fantástica.

En esencia, creo que el trabajo refleja bastante bien varios cambios acaecidos en la arqueología prehistórica de los últimos 30 años, con respecto a las poblaciones neandertales. Y eso ya lo convierte en una lectura muy recomendable.

Puntos de conflicto, o el "pues yo disiento"

Ahora bien, dado que no  tiene mucho sentido escribir una revisión crítica como una pura repetición laudatoria del resumen del texto (esto es, hacer la pelota), y como existen varios aspectos importantes en los que no coincido con los autores, no tengo más remedio que entrar, ahora, en la parte de crítica del post.

El primer aspecto que encuentro un poco engorroso en este trabajo es la insistencia de los autores al hablar de la nueva conceptualización del Neandertal como "artista", o como realizador de "arte". Entiendo que está relacionada con la otra parte del artículo, la que se refiere a los cambios acaecidos en las ideas que los especialistas tienen sobre el arte paleolítico, pero no comparto la relevancia del término ni de sus argumentos al respecto.

Vayamos por partes. La argumentación de Moro Abadía y González Morales se centra en que, en las últimas décadas, ha cambiado la forma de entender el arte paleolítico. Y ese cambio ha ayudado a modificar la visión que existe sobre el hombre de Neandertal.

Su reflexión se refiere, en concreto, a la inclusión del arte mobiliar y de los objetos de adorno personal en el concepto de "arte". Según estos autores, dicho concepto estaba limitado, hasta los últimos años, al arte parietal (pinturas y grabados) en cuevas. Tal y como explican en el artículo, los objetos de adorno personal y del arte mobiliar (figuras, huesos grabados, etc) eran considerados, tradicionalmente, poco relevantes y menos representativos que el "otro" arte.

En su opinión, al cambiar la consideración de esos objetos "menores" o "decorativos", su nueva importancia  ha motivado -en buena medida- el cambio en la imagen del Neandertal: Al documentarse la asociación del Neandertal con objetos de arte mobiliar y elementos de adorno personal, que ahora son considerados "auténtico arte", es por eso que ha surgido la consideración del Neandertal como "artista", y como humano con comportamiento plenamente moderno.

¿Demasiado arte?

Uno de mis principales problemas con esta explicación es la insistencia en la idea del "arte" y el "artista", que -según yo entiendo- son conceptos que llevan una carga de significado demasiado amplia y variada, poco adecuada al contexto del trabajo.

En mi opinión, sólo se entiende la insistencia en esos términos  por la voluntad de los autores de ligar los cambios en la investigación sobre el "arte paleolítico" con los cambios en los modelos explicativos sobre el Hombre de Neandertal.

En realidad, en la bibliografía sobre las capacidades cognitivas y la modernidad en el comportamiento de Neandertales y Humanos Anatómicamente Modernos (HAM), muy pocas veces se hace referencia a los conceptos de "arte" y "artista". La reflexión se centra en ideas del ámbito cognitivo y semántico-linguístico, como "capacidad de crear símbolos", "posibilidad de concebir la forma final del objeto realizado", o "capacidad de representación".

Estas reflexiones se complementan otras concepciones más sociales o culturales de los símbolos y los signos, tomadas de la antropología y la sociología contemporáneas. Pero, rara vez, al menos desde mi punto de vista, se han dado influencias o transferencias de conceptos desde los estudios del arte, y en particular de arte paleolítico, para la explicación de las capacidades cognitivas de Neandertales y HAM.

Por eso, pienso que la argumentación de los autores es algo limitada en ese punto. Sus explicaciones sobre el paradigma "clásico" del arte paleolítico, y sobre su evolución reciente, en realidad, sólo son válidas para la historiografía de los estudios del arte paleolítico de la Región Franco-Cantábrica, tema en el que  ambos son reputados especialistas. Es decir, la idea de que el verdadero arte rupestre se limitaba sólo a su versión parietal, en cueva, sólo se entiende en el marco de las investigaciones de autores como BreuilLeroi-Gourhan, y otros, sobre el arte rupestre franco-cantábrico.

Sin embargo, la antropología llamada cultural, de origen anglosajón, y también la etnografía y antropología sensu estricto, de origen europeo continental, han argumentado y reflexionado desde siempre sobre la importancia de los elementos de adorno personal, y de otros tipos de objetos simbólicos personales, incluyendo el llamado "arte mobiliar". Esto no es algo de los años noventa u ochenta, sino que forma parte -desde hace al menos cien años- de notables tradiciones de investigación (Boas, Malinowski, Levi-Strauss, etc).

Por lo tanto, el argumento que contrapongo a los autores, en este aspecto concreto, es el siguiente: las herramientas explicativas (en forma de conceptos y reflexiones) que los investigadores hemos tomado para enfrentarnos al registro arqueológico de las capacidades cognitivas neandertales, no tienen una gran relación con los cambios en la investigación sobre el arte paleolítico. Ni tampoco creo que estén íntimamente relacionados con la reciente renovación del interés por la "Arqueología del cuerpo" (los autores citan, en ese sentido, la síntesis de Joyce en 2005).

Antropología escrita a fuego

Por el contrario, creo que los cambios en la investigación y en los modelos tienen sus bases sólidamente asentadas en una rica tradición investigadora en arqueología/antropología y en los trabajos etnográficos, etnoarqueológicos y (en menor medida) sociológicos, de al menos dos potentes tradiciones de investigación (una anglosajona y otra Europea continental).

Esos campos, en mi opinión, han tenido una fructífera e íntima relación con la arqueología prehistórica en general, y paleolítica en particular, y sus influencias están escritas a fuego en el armazón conceptual de explicaciones de muy diverso cuño, desde modelos dentro del materialismo marxista, hasta interpretaciones histórico-culturales, pasando por los modelos funcionalistas y adaptativos.

Relación entre teoría y evidencia material

Hay otro aspecto que no quiero pasar por alto y es la visión que dan los autores sobre cómo se establece la relación entre la evidencia material y el paradigma teórico, para generar un modelo o explicación. En la argumentación de Moro Abadía y González Morales se da la impresión de que la evidencia sobre las capacidades simbólicas ("artísticas") de los neandertales no es nueva en absoluto, y lo que ha cambiado son las técnicas analíticas disponibles (la tecnología) y, sobre todo, el paradigma científico que interpreta la evidencia.

Aunque hay algo de cierto en su propuesta (existen ciertas revisiones importantes de materiales conocidos de antiguo), creo que, en conjunto, no hace justicia al desarrollo de las investigaciones sobre el Paleolítico medio, y sobre la llamada transición al Paleolítico superior. Tampoco refleja de forma fiel la importancia de los trabajos realizados en las últimas décadas sobre las sociedades neandertales.

A pesar de lo afirman los autores del artículo, en los últimos treinta años hemos asistido al crecimiento exponencial de las evidencias arqueológicas. Esto es resultado del desarrollo de nuevas técnicas de trabajo de campo y nuevas metodologías de análisis de la evidencia. Pero también es fruto del estudio de nuevos materiales, nuevos yacimientos, nuevas secuencias, etc . Y todo ello ha redundado en un considerable aumento tanto la robustez como la verificabilidad de las inferencias científicas y las conclusiones de los investigadores.

Ese cambio cualitativo ha supuesto un auténtico rubicón para la disciplina y no parece razonable explicarlo en términos de cambios en el paradigma científico. En mi opinión, la situación actual es la de un conocimiento de las sociedades neandertales a todas luces insuficiente, pero que ya está en otro "universo cualitativo". Sobre todo, si lo comparamos con las limitadas evidencias arqueológicas sobre las que se construyeron, en el pasado, toda una serie de los modelos de las incapacidades neandertales (Chase y Dibble, 1987; Mellars, 1999).

"Wrapping up"

Haciendo un poco de balance, quiero decir que, aunque haya insistido en la crítica de ciertos aspectos del texto, el trabajo de Moro Abadía y González Morales es de esos que vale la pena leer, con aspectos muy interesantes para la reflexión teórico-metodológica en prehistoria.

Por cierto que Julien-Riel Salvatore le dedicó a ese artículo un post en su blog, hace algunas semanas. Está en inglés, pero creo que es una reseña muy interesante, desde un punto de vista diferente al mío.

Referencia: 

MORO ABADÍA, O., & GONZÁLEZ MORALES, M. (2010). REDEFINING NEANDERTHALS AND ART: AN ALTERNATIVE INTERPRETATION OF THE MULTIPLE SPECIES MODEL FOR THE ORIGIN OF BEHAVIOURAL MODERNITY Oxford Journal of Archaeology, 29 (3), 229-243 DOI: 10.1111/j.1468-0092.2010.00346.x

Bibliografía adicional:

Philip G. Chase, Harold L. Dibble (1987): "Middle paleolithic symbolism: A review of current evidence and interpretations", Journal of Anthropological Archaeology, Volumen 6, número 3, pp. 263-296. 

Paul Mellars (1999): "The Neanderthal Problem Continued", Current Anthropology, Volumen 40, número 3, pp. 341-364.

Francesco d'Errico (2003): "The Invisible Frontier. A Multiple Species Model for the Origin of Behavioral Modernity", Evolutionary Anthropology,Volumen 12, número 4, pp. 188-202.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Cómo funciona una excavación arqueológica de investigación (con fotos de Axlor)

Gracias a los comentarios de este blog, y a las discusiones en las que participo en otros foros y bitácoras, he podido darme cuenta de que -en general- el público desconoce cómo funciona una excavación arqueológica de investigación.

Me refiero a conocer cómo es el detalle, el día a día... cómo se organiza el trabajo, se llevan a cabo las tareas, y se controla el proceso de excavación, para producir finalmente resultados científicos.

Por esa razón voy a intentar explicar, de forma coloquial y no muy "cientifista", cómo son las "tripas" de una excavación arqueológica de investigación.

También abordo el tema porque (pienso que) es importante: Permite satisfacer la curiosidad de los aficionados a la arqueología, y, sobre todo, nos ayuda, como ciudadanos, a mantener una postura crítica,  informada, sobre el producto final: el conocimiento científico sobre las sociedades del pasado. Por eso creo que vale la pena tratar de explicar cómo funciona la investigación científica, vista desde dentro.

En el caso de las sociedades prehistóricas, como los Neandertales, el conocimiento arqueológico es casi el único (junto con los datos paleoantropológicos) que tenemos sobre sus modos de vida y sus realizaciones culturales. Por eso es tan importante comprender cómo se construyen los modelos y las explicaciones científicas. Y, para ello, el primer paso es entender cómo funciona una excavación arqueológica.

 
Vista general de los trabajos de excavación, 
yacimiento de Axlor (Dima, Bizkaia)

Me voy a referir por cierto a las excavaciones arqueológicas de investigación en paises occidentales, que tienen en general un modelo similar. Otros tipos de excavación, como las de urgencia o salvamento, o las misiones arqueológicas en paises del llamado Tercer Mundo o en naciones "en vías de desarrollo", tienen modelos de organización muy distintos que, por razones de economía de espacio, no puedo abordar aquí.  
 
Pensamiento y cerebro: proyecto científico y director

Si imaginamos la excavación arqueológica a partir de la metáfora clásica del cuerpo humano, podemos decir que el director o directores representan el cerebro de la misma. Y el proyecto científico de investigación se puede entender como el objetivo intelectual o pensamiento de ese "cerebro".

De hecho, toda excavación arqueológica de investigación empieza como un proyecto científico particular, que aborda un tema de investigación sobre un aspecto específico del pasado.

Lo que trato de decir es que no se decide excavar un yacimiento arqueológico simplemente "porque está ahí", o porque tiene "buenas perspectivas"... así en abstracto. Al contrario, los yacimientos se excavan con unos objetivos concretos, para conocer determinados aspectos de las sociedades humanas del pasado.

En terminos académicos, se suele decir que se aborda una problemática: una cuestión de investigación que se puede resolver, o ayudar a resolver, gracias al conocimiento que se obtendrá de la excavación del yacimiento.   

Esos objetivos de investigación y esa problemática, se derivan de los intereses académicos y científicos del director o directores de la excavación, y se concretan en un proyecto científico. Para llevar a cabo ese proyecto, dichas personas deben buscar una financiación. Volveré más adelante a la cuestión económica.

Los directores de excavaciones arqueológicas, en España, deben ser licenciados en una carrera universitaria adecuada al tipo concreto de excavación. Por ejemplo, un historiador se considera apropiado para un yacimiento medieval, y un paleontólogo, para una excavación del Pleistoceno inferior o medio. En general, además de tener uno o varios títulos universitarios, los directores suelen ser especialistas que se dedican a investigar sobre el pasado en un campo concreto. Es habitual que sean catedráticos o profesores de Universidad, o bien científicos de organismos públicos de investigación (como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el caso español).

De ese modo, una excavación que tenga lugar, por ejemplo, en una cueva con niveles del Paleolítico medio será dirigida, casi siempre, por un catedrático o profesor de Prehistoria. Y los trabajos en un yacimiento de época romana es probable que sean dirigidos por un investigador especializado en la época clásica.

No es raro que haya un único director de la excavación, pero también es habitual que la dirección sea compartida. A menudo varios especialistas en un periodo (por ejemplo, el final del Musteriense) o en una cuestión histórica (p.e. las últimas sociedades neandertales) se alían para dirigir una excavación arqueológica.

Otro modelo es el de co-dirección especializada: Puede haber un director arqueólogo, otro paleontólogo de vertebrados y otro paleoantropólogo, y cada uno de ellos se dedica a coordinar un tipo de estudios: el arqueólogo los de cultura material, el paleontólogo de vertebrados, los de fauna fósil; y el paleoantropólogo, los restos humanos. Esto es típico de los grandes proyectos de investigación y excavación, de alcance internacional y con financiación importante (el caso español más conocido sería el conjunto de yacimientos de Atapuerca).

Por último, es frecuente que en un yacimiento haya estratos o depósitos de varias épocas, y por eso a veces hay varios directores especializados en periodos distintos (Paleolítico, Neolítico, Edades de los Metales, etc...).

Una última cosa que conviene saber sobre los directores de excavaciones de investigación es que, habitualmente, no cobran ningún dinero por ese trabajo. Sus beneficios son de tipo académico y de prestigio personal, además de la realización que supone dedicarse a la investigación. Pero rara vez (casi nunca) hay beneficios económicos asociados al esfuerzo invertido. 

Además, dado que casi todas las excavaciones arqueológicas se realizan en verano (para aprovechar el buen tiempo y la disponibilidad de voluntarios), es típico que los directores dediquen una parte o todas sus vacaciones y/o tiempo libre y de permiso, a dirigir la propia excavación.

El sistema nervioso: Los especialistas técnicos y los estudiantes de investigación

Por debajo del director (en responsabilidad y conocimientos), suele haber un conjunto variado de personas que podríamos comparar con el sistema nervioso del cuerpo humano: son los que hacen funcionar todo lo demás, y -por así decirlo- actúan como "interfaz" entre el "cerebro" y el "resto del cuerpo". Este sistema nervioso se puede dividir, grosso modo, en dos grupos diferentes.

Por un lado, están los especialistas técnicos. Son profesionales, vinculados o no con la arqueología, que controlan distintos aspectos específicos, o bien de la investigación, o bien del desarrollo de los trabajos en la excavación. Son indispensables para que todo funcione correctamente, y su labor permite que la información y el material recogidos puedan ser de utilidad científica.

En este grupo, entrarían topógrafos, geólogos, fotógrafos, y también técnicos de laboratorio de campo, especialistas en informática, etc. Muchos de estos especialistas técnicos se integran en el trabajo diario de la excavación, pero otros pueden acudir sólo algunas jornadas, bien al comienzo o al final de cada campaña, para realizar sus labores de modo intensivo.

Por otro lado, están los estudiantes de investigación. Son personas que están realizando sus estudios avanzados (Master, Tesis Doctoral...) sobre un tema relacionado con el proyecto de excavación, y generalmente ofrecen su trabajo voluntario, a cambio de participar en los réditos científicos del mismo. Eso les permite aprender la profesión y enriquecer su curriculum investigador.

De forma ocasional, además, esos estudiantes de investigación  pueden recibir alguna compensación económica, en general no muy abundante, por el trabajo realizado. Su nivel de formación les permite tener un papel  intermedio, entre los directores y los excavadores voluntarios, que son la verdadera base del trabajo diario de excavación.

Cuerpo y alma: Los excavadores voluntarios

Cerrando la socorrida metáfora del cuerpo humano, tenemos al grueso de los excavadores voluntarios, que son el cuerpo y el alma de una excavación arqueológica de investigación.

Son el cuerpo, porque sólo gracias a su dedicación y trabajo diario (que puede llegar a ser bastante duro), se llevan a cabo los proyectos de investigación y las excavaciones arqueológicas. Y es gracias a eso que se puede, en último término, avanzar en el conocimiento del pasado.

Y digo que son el alma porque, como en casi todas las actividades, los trabajadores en la base son los que imprimen un determinado estilo, una idiosincrasia y unos rasgos distintivos a cada excavación arqueológica.

  Trabajadores voluntarios delimitando un nivel arqueológico,
yacimiento de Axlor (Dima, Bizkaia)

En España (y en Europa en general), los excavadores voluntarios son, en su mayor parte, estudiantes de carreras universitarias, relacionadas de algún modo con el tema que se está estudiando en ese yacimiento. Así, pueden ser estudiantes de historia, restauración, geología, biología, antropología, etc.

Además de ese grupo mayoritario, que suele ser bastante joven, hay otros colectivos de personas que se acercan a las excavaciones arqueológicas y trabajan como voluntarios.

Esas otras personas se definen por una gran afición a la arqueología y al estudio del pasado. Los casos concretos pueden ser de lo más variado: yo he encontrado a profesores de instituto, de educación infantil, artistas (por ejemplo, pintores o escritores), monitores de aire libre, constructores, canteros, y hasta un trabajador de bodegas vinícolas... aunque debo reconocer que éste era licenciado en historia y su afición le venía de lejos.

En el tajo: El día a día de la excavación

Las excavaciones arqueológicas, como he mencionado antes, tienen lugar casi siempre durante los meses de verano. Es el momento en que todos los implicados disponen de tiempo para dedicarse a la campaña, y además es importante que no llueva, sobre todo en los yacimientos al aire libre. El tiempo de campaña es variable, y depende de muchos factores: el dinero disponible, la planificación a largo plazo (en varios años), lo ambicioso de cada proyecto, etc.

Cada campaña veraniega dura de un mínimo de dos semanas hasta un máximo de tres meses, aunque hay excepciones puntuales, tanto por arriba como por debajo de esos plazos.

El trabajo durante la excavación suele dividirse en dos partes: El trabajo en el yacimiento y el procesado de los materiales y la tierra extraída en el laboratorio de campo.

En el yacimiento no sólo se excava, en el sentido de extraer tierra y objetos. Una porción fundamental del trabajo, que ocupa buena parte del tiempo, es la de documentar con el mayor detalle posible todo lo que se hace, y así dejar constancia del contexto de todos los materiales encontrados.

La jornada diaria transcurre entre (1) excavar el sedimento, y (2) anotar cosas: medir y registrar la posición de los objetos encontrados, describir el tipo de sedimento (tierra), describir rocas y cantos, y otros contenidos (raices, minerales...) que se van extrayendo, y llevar un control muy cuidadoso de cada zona del yacimiento, y de lo que sucede en todas ellas.

Excavación de Axlor (Musteriense) en 2008. Las chinchetas 
de colores  señalan la posición de objetos para coordenar 
(midiendo su posición en el espacio con una estación de topografía)
 
Dependiendo de las necesidades de trabajo, y de lo duro de las condiciones (exposición al sol y a los elementos, postura, trabajo físico extenuante o no...), la jornada de trabajo dura entre 6 y 9 horas, con paradas para descansar, beber agua, tomar almuerzos y "tentempiés", ir al W.C. o fumar un cigarrillo.

 Tomando un "tentempie" fuera del perímetro 
de protección del yacimiento (la verja).

Todas esas actividades (fumar, beber, comer, etc) se deben hacer siempre fuera del yacimiento, ya que, además de que pueden ensuciar (restos de comida, colillas...) y dar mala imagen, los restos orgánicos podrían afectar a las muestras tomadas para dataciones u otros fines.   

Las herramientas de excavación, y el ritmo de extracción, dependen del tipo de estrato o depósito, y de su riqueza en materiales. Por ejemplo, en grandes superficies al aire libre, que tengan paquetes estériles (sin material arqueológico) de varios metros de espesor, separando capas fértiles, se pueden usar máquinas de obra en "lo esteril": palas excavadoras o mini-excavadoras, contratadas para ahorrar tiempo y esfuerzo. Sin embargo, dentro de una cueva, tareas similares deberán realizarse, por lo general, con picos y palas.

En los niveles fértiles, se cambia -como es lógico- la estrategia, pero no el criterio general: La herramienta sigue dependiendo de lo rico que sea el estrato en materiales arqueológicos: Un nivel con poca densidad de hallazgos podrá ser excavado usando un paletín de mano o cuchillos romos grandes, pero otro con miles de objetos en cada capa de un centímetro, requirirá de cuchillos muy finos, espátulas de madera, y pequeños cepillos y brochas.

  Este depósito de Axlor, tan rico en materiales, 
está pidiendo a gritos el máximo cuidado 
y un material de excavación muy-muy fino. 

El laboratorio de campo es una instalación donde se procesan los objetos encontrados y el sedimento recogido en la excavación. Este laboratorio puede ser algo tan sencillo como un lavadero y secadero, con cribas metálicas para procesar el sedimento, o puede incluir otros elementos segun sea necesario: mesas con lupas y bandejas con separadores para seleccionar y clasificar los hallazgos de menor tamaño, ordenadores para completar la documentación y control de los materiales, impresoras para hacer etiquetas y hojas de registro, cajas de distintos tamaños para guardar los hallazgos procesados, etc.

El laboratorio puede estar en una institución de investigación, como la universidad, si se da la circunstancia afortunada de que esté situada cerca del yacimiento.También es habitual colocar el laboratorio de campo en la residencia contratada para alojar a los excavadores, o en un local específico alquilado para tal fin.

¡A gastar la pasta del contribuyente!... Logística y subvenciones.

Con todo lo que hemos visto, no debería de extrañar que una excavación arqueológica cueste bastante dinero. En ese sentido, y según mi experiencia, las excavaciones son "entidades" en las que se optimiza al máximo la inversión realizada: los administradores de las mismas (que por lo general son los mismos directores) se las arreglan para estirar al máximo los fondos disponibles, y logran hacer auténticas maravillas con lo -poco- que tienen.

En cuanto al origen del dinero, en su mayor parte es inversión pública: son subvenciones a proyectos, concedidas por las distintas administraciones (desde la Unión Europea hasta los ayuntamientos locales) en convocatorias oficiales. Esas convocatorias son, en general, públicas y competitivas: Es decir, se trata de concursos en los que hay una cantidad de dinero máxima para repartir, que se divide entre los mejores proyectos, a criterio del poder público en cuestión (gobierno autonómico, estatal, etc).

Las excavaciones se hacen, por tanto, con dinero público. Este dato es importante y conviene que sea conocido, porque significa que los directores son responsables de que sus proyectos reviertan en interés de la sociedad (en forma de conocimiento general, divulgación de resultados y desarrollo local) y no se queden en el ámbito de la erudición académica, o sirvan tan sólo para apuntalar su currículum científico personal.  

En mucha menor medida, algunos proyectos reciben también financiación privada. Esta puede ser de fundaciones o de empresas, con las que se pueden firmar convenios. Por ejemplo, es un dato conocido que las intervenciones en Atapuerca reciben financiación de una marca de calzado y ropa de aventura, así como de una importante marca de cerveza.

Pasemos ahora a ver en que se gasta todo este dinero: hay dos grandes capítulos que se llevan casi todo el presupuesto, Personal y Equipamiento Científico. El capítulo de personal, a pesar de que casi todo el mundo trabaja de manera voluntaria y no cobra salario, sigue siendo muy importante. Incluye la manutención y alojamiento de todos los participantes durante la campaña de excavación, seguros de los excavadores, y los sueldos o minutas de los especialistas técnicos.

El equipamiento científico es un apartado mucho más variado, y de importancia creciente. La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación ha mejorado de forma notable nuestro trabajo como arqueólogos, pero también ha encarecido una barbaridad todo el proceso: Hoy en día, la compra o alquiler de aparatos de GPS, estaciones digitales de topografía, ordenadores de sobremesa y portátiles, PDAs, cámaras de fotografía digital, medidores de distancia láser, impresoras y escáneres, etc, suponen un gasto cada vez mayor en las excavaciones arqueológicas. Y a eso hay que sumar el equipamiento técnico específico del laboratorio de campo: macroscopios, utensilios de restauracion, cubetas de ultrasonidos, reactivos, consumibles...

 Imagen general del yacimiento de Axlor en 2008. 
En el centro de la imagen, una estación de topografía.

Por último, un apartado que suele tener cierta importancia es el de los análisis externos: Me refiero a las muestras que se envían a laboratorios para obtener, por ejemplo, dataciones absolutas, análisis de composición mineral, o estudios de isótopos estables.

Y preguntar que para eso estamos

Termino por fín este post, que ha alcanzado una considerable longitud. Sé que se quedan muchísimas cosas en el tintero, y que se podrían escribir libros enteros sobre cómo funciona una única excavación arqueológica... y no digamos ya todas ellas en su conjunto.

Por eso me pongo a vuestra disposición, para que inquiráis sobre cualquier duda, aclaración, tema que os interese o curiosidad que tengáis sobre las excavaciones arqueológicas de investigación. En la medida de lo posible, y desde mi experiencia en el tema, trataré de responder a dichas cuestiones.


Créditos de las imágenes: Las fotografías que ilustran este post forman parte de las diversas Memorias de Excavación del yacimiento de Axlor, confeccionadas entre 2000 y 2008. Han sido publicadas, como tales, en el anuario de Arqueología del Gobierno Vasco Arkeoikuska