sábado, 21 de abril de 2012

El Chatelperroniense (III): Industria ósea y adornos personales

ResearchBlogging.org A modo de introducción...

En este tercer (y último por el momento) post de la serie sobre el Chatelperroniense, voy a revisar las evidencias que existen sobre utillaje en hueso y los objetos de adorno personal, como los colgantes, de aquellos grupos neandertales.

Estos dos tipos de evidencia son importantes para la investigación, porque se trata de aspectos que sitúan claramente al Chatelperroniense (y por tanto, a algunos de los últimos Neandertales) dentro de lo que conocemos como culturas del Paleolítico superior.

Y eso a su vez implica que, en lineas generales, es erróneo imaginar a los Neandertales como humanos "arcaicos", incapaces de ser cazadores-recolectores "modernos". Es decir, de tener unos modos de vida similares a los de los Humanos Anatómicamente Modernos (HAM) del Paleolítico superior, e incluso de los pueblos mal llamados "primitivos" de época actual y de nuestro pasado reciente.

La estratigrafía de Grotte du Renne en Arcy-Sur-Cure

Arcy-sur-Cure

El yacimiento de la Grotte du Renne posee ricos niveles arqueológicos del Chatelperroniense, en los que se han recogido numerosos utensilios de hueso, adornos personales, otros elementos con implicaciones simbólicas (como ocres trabajados y utilizados) y restos humanos neandertales. En concreto, en ese último apartado, se han recogido 25 dientes, pertenecientes a varios individuos, y un fragmento craneal infantil (publicado en un trabajo de Hublin y colegas de 1996)  .

Materiales de Grotte du Renne. Caron et al. (2011), Figura 1, pag. 2.

Hay que decir que, desde un sector concreto de las disciplinas relacionadas con el Paleolítico, se ha cuestionado en varias ocasiones la integridad estratigráfica de esta secuencia, como hizo Taborin en 1998, o mucho más recientemente Higham y colegas (2010), alegaciones a las que han respondido muy solventemente Caron y colegas (2011). Sobre estos dos últimos estudios, hemos reflexionado ampliamente en este blog, aquí y aquí.

Este cíclico intento de poner en duda la integridad de la estratigrafía no tiene, a mi modo de ver, mucho sentido. En realidad, aunque puede haber zonas de contacto, y trasvases limitados de objetos entre niveles adyacentes, que estén uno sobre otro, la secuencia en general carece de perturbaciones estratigráficas importantes.Y es tan clara, ordenada y fiable como puede ser cualquier secuencia de Paleolítico que haya sido excavada y documentada de forma correcta.

Por ello creo que ese ciclo de "crítica estratigráfica" tiene más que ver con su significado. En efecto, los niveles de Grotte-du-Renne vinieron a desmontar por completo la idea, que apuntábamos antes, de que los Neandertales no eran capaces de tener una cultura de tipo "Paleolítico superior", porque carecían de las habilidades intelectuales necesarias para ello.

En todo caso, hay que explicar que la cuestión de la perturbación estratigráfica generalizada no es posible por varias razones bien establecidas:
  • Hay un nivel casi completamente estéril entre la última ocupación Chatelperroniense y el Auriñaciense posterior, asociado a los HAM.
  • No hay evidencia de que el abundante utillaje lítico esté mezclado entre niveles.
  • Los objetos de adorno y los de industria ósea son mucho más abundantes en el Chatelperroniense que en el Auriñaciense, y no al revés como cabría esperar si vinieran del nivel de ocupación de los HAM.
  • Dentro de los propios estratos chatelperronienses, el nivel X es el que tiene más utillaje óseo y más colgantes, y coincide que es también el más antiguo de esa parte la secuencia, y por tanto el más alejado del Auriñaciense. 
Todos estos aspectos vienen explicados en los trabajos de d'Errico y colegas (2003), Zilhao (2007) y Caron y colegas (2011). Y a la cuestión de las supuestas perturbaciones y falacias estratigráficas le dediqué una nota en este blog, hace algún tiempo.


André Leroi-Gourhan
En todo caso, y si persiste la duda respecto a la integridad de la secuencia, sólo hay que recordar que los excavadores originales, dirigidos por A. Leroi-Gourhan (de intachable reputación como arqueólogo de campo y como prehistoriador en general), no detectaron perturbaciones importantes de la secuencia. Y por otra parte, todas sus conclusiones y observaciones fueron confirmadas por un sondeo posterior, realizado en 1998, por un equipo diferente (David y colegas 2001). El trabajo de este segundo grupo de investigadores pudo reconocer tanto la secuencia general descrita por los excavadores originales como  el detalle de las subdivisiones de los principales niveles.

Los punzones de la Grotte du Renne

El utillaje óseo Chatelperroniense de este yacimiento, aunque conocido desde los años 50, no ha sido estudiado de forma completa y exhaustiva hasta el trabajo de d'Errico y colegas de 2003. Estos autores analizaron las huellas de fabricación y uso de 48 punzones Chatelperronienses y 9 Auriñacienses provenientes de la cueva en cuestión.

Punzones Chatelperronienses. d'Errico et al. (2003), Fig. 5, pag. 257.

La mayor parte de los objetos chatelperronienses (33 punzones) provenía del Nivel X. El estudio de su distribución en planta fue posible gracias a la exhaustiva documentación que hiciera Leroi-Gourhan de las posiciones de los hallazgos, y reveló que los punzones chatelperronienses se concentran al N-O de la zona excavada, donde están las evidencias más densas de ocupación y también las estructuras hechas por los Neandertales (hogares y hoyos de poste). Y, por el contrario, los punzones del Auriñaciense están situados en el lado oriental de la zona excavada, y ninguno de ellos coincide en planta con las concentraciones de objetos de los niveles chatelperronienses.

Todos los punzones del Chatelperroniense de Grotte du Renne están cuidadosamente fabricados en distintos soportes de hueso (a menudo huesos largos de las patas de caballos) usando instrumental lítico para ello. Ocho de los punzones tienen grabadas lineas sencillas, paralelas entre sí, y regularmente espaciadas. Y otro punzón tiene marcas en forma de "V". Para todas esas marcas se puede descartar que tengan un explicación puramente utilitaria o que sean otro tipo de huellas de fabricación o uso, y ese carácter paralelo y repetitivo sugiere que se trata de decoraciones, es decir manifestaciones simbólicas. De los punzones auriñacienses, sólo uno tenía decoraciones, y estas (cruces grabadas alineadas) eran bastante diferentes de las encontradas en los útiles chatelperronienses.
 
Y, por ultimo, según el estudio traceológico o de huellas de uso (d'Errico y colegas 2003), los punzones se usaron para perforar piel, probablemente una flexible y no muy gruesa.

Los ornamentos de Grotte du Renne

Como objetos con significado simbólico (cuál en concreto, está abierto a especulación) en los niveles chatelperronienses también se hallaron 39 colgantes en diente (a menudo de carnívoro), hueso y un caso de un fósil. Todos ellos estaban perforados o ranurados, para su suspensión con algún tipo de cordones.

Algunos autores, que defienden una incapacidad neandertal para concebir, fabricar o usar estos objetos de adorno personal, han propuesto que se trataría de intrusiones del nivel auriñaciense que hay por encima del chatelperroniense (como Taborin en 2002, o White ese mismo año). Sin embargo, una revisión cuidadosa de la evidencia pone en evidencia que eso sólo es posible para cuatro objetos de marfil, que provienen de la parte más alta de la secuencia chatelperroniense. Sobre esas piezas, casi todos los autores están de acuerdo que son de afinidad Auriñaciense.

Por otra parte, como explica Zilhao (2007) y, más recientemente Caron y colegas (2011), no tiene sentido pensar en una intrusión para los colgantes, ya que la mayor parte (29) proviene del Nivel X, el más antiguo de los chatelperronienses. Y además son mucho más numerosos en las ocupaciones neandertales, que en el propio Auriñaciense de Grotte du Renne -donde sólo hay 8 colgantes en total.

Caron et al. (2011), Tabla 1, pag.3.

Además, también se reproduce el patrón de la industria ósea que veíamos antes: En los niveles chatelperronienses los colgantes se concentran en la parte N-O de la excavación, donde están las estructuras y la ocupación es más densa. Y, sin embargo, en el Auriñaciense los colgantes aparecen dispersos y hacia el lado oriental de la cuadrícula.

Por último, es interesante recordar que hay otro tipo de materiales que podrían tener una significado simbólico (aunque no debe darse por supuesto). Me refiero a los pigmentos minerales, rojos y negros, que aparecen con facetas de trabajo y, en algunos casos, configurados a modo de "lápiz de ocre". Este tipo de material es abundante en Grotte du Renne, y de hecho, el Nivel X del que venimos hablando (Chatelperroniense) estaba saturado de ocre deshecho, material que también cubre algunas herramientas líticas y óseas.

Otros yacimientos

Además de Grotte du Renne en Arcy-sur-Cure, se tiene noticia de la aparición de ornamentos Chatelperronienses en otros sitios excavados con metodología moderna y buena conservación de la estratigrafía. En Caune de Belvis hay colgantes en conchas marinas, pero de origen fósil (es decir, que fueron recogidas en tierra). Y también hay una concha de Dentalium (molusco marino) en el caso de Saint-Césaire, asociada a la sepultura neandertal.

Y para terminar, cabe mencionar el caso de Quinçay, un yacimiento interesante por dos motivos. El primero, la presencia de 6 colgantes en dientes perforados (4 carnívoros y 2 herbívoros) provenientes de ocupaciones chatelperronienses. Y, el segundo, que no hay ocupaciones posteriores (Auriñacienses o de otro tipo) y la estratigrafía chatelperroniense se sella con sedimentos estériles. Es decir, que los colgantes no pueden provenir de ninguna otra cultura arqueológica.

Unas notas finales

En mi opinión no tiene mucho sentido, hoy por hoy, plantear dudas sobre los materiales chatelperronienses de los yacimientos que hemos revisado someramente aquí. Y, del mismo, modo, su asociación a las últimas poblaciones neandertales es notablemente sólida, en comparación con las que se hacen, por ejemplo, entre HAM y otras culturas arqueológicas (como el Protoauriñaciense).

En cuanto a la imagen que transmiten esos materiales, es la de una cultura que ha integrado de forma eficaz en sus modos de vida todo el conjunto de  novedades relativas (industria ósea muy elaborada, talla lítica laminar volumétrica, uso de colgantes, decoración de ciertos objetos de uso cotidiano...) del Paleolítico superior. Y digo relativas porque la mayor parte de esas novedades se pueden detectar en momentos y lugares concretos del Paleolítico medio asociado a los Neandertales europeos. Pero como conjunto que las integra a todas, no se dan hasta el Chatelperroniense.

Es difícil dar una respuesta a la pregunta del millón: ¿qué significa eso?¿que significa que ciertas sociedades neandertales desarrollen ese tipo de novedades unos pocos milenios antes de su desaparición y, probablemente, del contacto más directo con las poblaciones HAM?

El marco más amplio, pensando en miles de años, o aún en decenas de miles de años, y en escala continental, los datos podrían sugerir que hubo dinámicas de contactos o transmisión de ideas en la larga distancia, de forma que determinados grupos neandertales habrían incluído novedades técnicas y conceptuales en sus procesos de evolución social, novedades que quizás venían "de fuera" (de Anatolia, el Levante mediterráneo...) y que sin embargo se desarrollan de manera propia y original al integrarse en su cambio histórico.  

Y, por otro lado, no creo que tenga mucho sentido pensar en fenómenos de simple aculturación, y mucho menos con un modelo "cuasi-colonial" (como el que ha propuesto Paul Mellars en diversas iteraciones, a lo largo de las tres últimas décadas). Por el contrario, lo que demuestra el estudio de la evidencia material es que si bien los conceptos pueden ser similares (hay colgantes, punzones, y talla laminar tanto en neandertales como en HAM), todo el proceso productivo y de gestión de los materiales chatelperronienses es original, y tiene diferencias muy marcadas con sus "equivalentes" del Auriñaciense o de cualquier industria más o menos contemporánea que estuviera asociada a los HAM.


Referencia de Research Blogging

d'Errico, F., Julien, M., Liolios, D., Vanhaeren, M., & Baffier, D. (2003). Many awls in our argument. Bone tool manufacture and use in the Châtelperronian and Aurignacian levels of the Grotte du Renne at Arcy-sur-Cure J. Zilhão, F. d'Errico (eds): The Chronology of the Aurignacian and of the Transitional Technocomplexes. Dating, Stratigraphies, Cultural Implications, 247-270 Other: halshs-00444117

Bibliografía

David, F., Roblin-Jouve, A., Miskovsky, J.-C., Lhomme, V., Girad, M. y Connet, N. (2001): "Le Châtelperronien de la grotte du Renne à Arcy-sur-Cure (Yonne). Données sédimentologiques et chronostratigraphiques". Bulletin de la Société préhistorique française,  v. 98, nº 2, pp. 207-230.

d'Errico, F., Julien, M., Liolios, D., Vanhaeren, M., Baffier, D. (2003): "Many awls in our argument. Bone tool manufacture and use in the Châtelperronian and Aurignacian levels of the Grotte du Renne at Arcy-sur-Cure". En J. Zilhão, F. d'Errico (eds): The Chronology of the Aurignacian and of the Transitional Technocomplexes. Dating, Stratigraphies, Cultural Implications, pp. 247–270.

Hublin, J.-J., Spoor, F., Braun, M., Zonneveld, F.W. y Condemi, S. (1996): "A late Neanderthal associated with Upper Palaeolithic artefacts". Nature nº 381,
pp. 224–226.

Higham, T., Jacobi, R., Julien, M., David, F., Basell, L., Wood, R., Davies, W. y Remsey, C. (2010): "Chronology of the Grotte du Renne (France) and implications for the context of ornaments and human remains within the Châtelperronian". Proc Natl Acad Sci, nº 107, pp. 20234–20239.

Taborin, Y. (1998): "Comment to d’Errico, F., Zilhao, J., Julien, M., Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998) - Neandertal acculturation in Western Europe ? A critical review of the evidence and its interpretation". Current Anthropology nº
39, pp. 28-29.

Zilhão, J. (2007): "The emergence of ornaments and art: An archaeological perspective on the origins of behavioural “modernity”". Journal of Archaeological Research, nº 15, pp. 1-54.

lunes, 16 de abril de 2012

Dulces, dulces Neandertales

Dejo por una vez de lado los interminables y sesudos posts que caracterizan este blog, para traeros los dulces de Pascua de chocolate que hizo el arqueólogo Julien Riel-Salvatore, de temática Neandertal:



Más en su blog.

lunes, 2 de abril de 2012

El Chatelperroniense (II): Las evidencias de (el norte de) la Península Ibérica

ResearchBlogging.org Introducción

En este segundo post sobre el Chatelperroniense quiero presentar las evidencias de esta cultura arqueológica, asociada a los últimos Neandertales, que se conocen en la Península Ibérica. Para ello, el trabajo que utilizaré como referencia básica es un artículo de J. Ríos Garaizar sobre el Chatelperroniense de Labeko Koba (2008), en el que también revisa las evidencias de esa cultura en la región cantábrica. Para la parte de los Pirineos orientales, la referencia que sigo es el trabajo de síntesis de J. Zilhao de 2006. Y ambos artículos se pueden complementar con la reciente revisión de M. de Andrés Herrero (2009).

Puede sorprender que, después de mencionar la Península Ibérica, sólo haga referencia a los Pirineos y la región cantábrica, pero lo cierto es que las evidencias de Chatelperroniense están limitadas a esa estrecha franja del extremo septentrional de la Península.

Labeko Koba y la evidencia arqueológica

El trabajo de Ríos Garaizar al que me refería recoge el estudio de la industria lítica de un nivel Chatelperroniense, de Labeko Koba, una cueva que fue excavada en su totalidad antes de desaparecer bajo el crecimiento urbano de Arrasate-Mondragón. El trabajo se centra en la tecnología lítica utilizada para producir el utillaje y, sobre todo, en el análisis traceológico, de las huellas que deja el uso de las herramientas. Como resultado, el autor caracteriza un sistema de gestión de la industria basado en:

  • El recurso a un sílex importado y a la talla laminar, para la producción de soportes en el yacimiento, así como la aportación de algunos útiles, como las puntas de Chatelperrón, fabricados en otro lugar. Se trataría en conjunto de unas tareas puntuales de producción y mantenimiento de ese utillaje de sílex, buena parte del cual, junto con los núcleos, sería después exportado del sitio (sólo aparecen allí restos de talla y parte de la producción).
  • El uso de las herramientas sobre diversas materias y en diferentes tareas. En ese sentido hay una relación entre los útiles sin retocar y los trabajos de corte, los útiles retocados en general y las tareas de raspado, y las puntas de Chatelperrón y las actividades de caza. La baja intensidad de uso, y la variedad de tareas trabajadas (piel, hueso, carcasas animales, y asta o madera) sugieren unas tareas de mantenimiento del utillaje (¿y ropa?) junto con el despiece puntual de algunos animales cazados. También es interesante la observación de que, además de las láminas, se utilizan las lascas obtenidas como sub-productos de la talla, y a menudo en las tareas más intensas.  

Punta chatelperroniense con huellas de impacto (según Rios Garaizar 2008)

Al poner esta información en relación a otras evidencias, sobre todo las obtenidas del estudio de la fauna, el autor propone que se trata de una ocupación efímera o breve, en la que la caza tiene un papel importante. En sus propias palabras:  

"...datos que apuntan a que en la ocupación de Labeko Koba los humanos aprovechan las carcasas animales que ellos mismos han cazado (probablemente ciervo y reno), y se reparar el instrumental óseo y lítico portado por los cazadores".

Y, en términos de estrategias más generales, a la hora de planificar la explotación del territorio, lo que se aprecia es que se trata de un sistema basado en el aprovisionamiento de grupos móviles, con un utillaje ya conformado y con núcleos de sílex para la talla laminar, que sirven para fabricar el utillaje que va a ser necesario en las distintas tareas.

El Chatelperroniense cantábrico

Aunque Labeko Koba es uno de los sitios que cuenta con un estudio más completo de las evidencias Chatelperronienses, con una estratigrafía clara y poco problemática, también hay otros yacimientos en los que existen, o al menos se han propuesto, ocupaciones de la misma cultura.

Entre los niveles con ocupaciones más importantes y evidencias más claras, estarían Gatzarria -ya en Francia- y Cueva Morín. Otros casos, con ocupaciones más efímeras o poco claras, serían Ekain y (aunque Rios Garaizar no lo menciona) La Güelga, en Asturias.

Rios Garaizar propone, como rasgos comunes a las ocupaciones, el recurso a una talla laminar bipolar sobre sílex, de soportes rectos de tamaño pequeño y mediano. Esta talla se complementaría, en las ocupaciones más estables o prolongadas (como Morín y Gatzarria), con una talla de lascas autónoma, que puede hacerse en otras materias primas distintas del sílex (como la cuarcita, el cuarzo o la ofita). Mientras que en las ocupaciones más efímeras, lo que se detecta (como en Labeko Koba) es un aprovechamiento de las lascas obtenidas como sub-productos y desechos de la talla laminar.

En líneas generales, los rasgos tanto de las ocupaciones como de las estrategias más generales coinciden con las características del Chatelperroniense de Francia, que vimos en la nota anterior dedicada a esta cultura material. La principal diferencia vendría dada por la ausencia, por el momento, de utillaje óseo y de colgantes en la Península (aunque en Gatzarria y Labeko Koba hay algunos restos de industria ósea, y es cierto también que los colgantes sólo aparecen en unos pocos sitios de Francia).

Los sitios del Pirineo oriental

Además de los yacimientos cantábricos, en el territorio de la actual Cataluña se han propuesto varios casos de yacimientos con materiales Chatelperronienses, como los casos de L'Arbreda, Ermitons y Reclau Viver; y ya en la vertiente norte de los Pirineos, Caune de Belvis.

Para estos casos, Maroto et al. (2001-2002), han propuesto que se trata de un Musteriense tardío, cuya industria lítica sigue basándose en la talla de lascas sobre materias de origen local, y que incorporaría como única novedad esas puntas de Chatelperrón, que aparecen en número muy escaso.

Por otra parte, un problema añadido para esta zona es que varias de las evidencias presentadas como puntas de Chatelperrón, al contrario que la mayoría de las del cantábrico, sólo cumplen unos criterios morfológicos y de retoque muy laxos. Y los contextos estratigráficos son aún más complejos y poco claros.

"Puntas de Chatelperrón" de Reclau Viver: 1 à 3; Arbreda: 4 à 7; Belvis: 8; Ermitons: 9. Según Maroto et al. (2001-2002). 

Recogiendo en parte esos argumentos, y también el hecho de que las puntas/cuchillos de L'Arbreda responden a una talla laminar y están fabricados en sílex importado, Zilhao (2006) propone que se trata de unos pocos materiales chatelperronienses, que responden a unas ocupaciones muy efímeras, que simplemente se yuxtaponen con el Musteriense local (no forman parte de él).

Valoración final

A título personal, y haciendo balance de la cuestión, creo que la situación actual revela la existencia de un Chatelperroniense claro en la región cantábrica, si bien limitado a unos pocos sitios. Quizás, también, podría hablarse de un cierto papel marginal con respecto al área central del mismo, situada en el actual territorio del S-O francés.

Creo que un avance significativo ha venido con trabajos como los de Ríos Garaizar, que suman, a los razonamientos tipológicos, "todo lo demás": es decir, el estudio de las evidencias en su conjunto, para entender la organización de la explotación territorial y los modos de vida de esos grupos neandertales. Creo que esas visiones nos permiten empezar a explicar mejor como eran aquellas sociedades.

En cuanto a la cuestión del Pirineo oriental, parece claro que presenta un panorama distinto del que veíamos para la zona cantábrica.  Los "fósiles directores" chatelperronienses aparecen en escasos sitios, y están limitados a unos pocos objetos, sin que parezca que tengan continuidad con el resto de las evidencias de esos mismos lugares. Y en cuanto al porqué ocurre eso, me inclino ligeramente por la visión de Zilhao, si bien la propuesta de Maroto et al. no puede ser descartada del todo.  

Referencia de Research Blogging

Joseba Ríos Garaizar (2008). Nivel IX (Chatelperroniense) de Labeko Koba (Arrasate -Gipuzkoa): gestión de la industria lítica y función del sitio Munibe (Antropologia-Arkeologia) (59), 25-46

Bibliografía

Ríos Garaizar, J. (2008): "Nivel IX (Chatelperroniense) de Labeko Koba (Arrasate -Gipuzkoa): gestión de la industria lítica y función del sitio". Munibe (Antropologia-Arkeologia) nº 59, pp. 25-46.

Andrés Herrero, M. (2009): "El Chatelperroniense en la región cantábrica. Estado de la cuestión". Munibe (Antropologia-Arkeologia) nº 60, pp. 35-50.

Maroto, J., Ortega, D., y Sacchi, D. (2001-2002): "Le Moustérien tardif des Pyrénées méditerranéennes". Préhistoire Anthropologie méditerranéennes, nº 10-11, pp. 39-52.

Zilhao, J. (2006): "Chronostratigraphy of the Middle-to-Upper Paleolithic Transition in the Iberian Peninsula". Pyrenae, v. 37, nº 1, pp. 7-84.