jueves, 29 de julio de 2010

Dieta Neandertal: Reflexiones y... ¡Tortugas!

ResearchBlogging.orgReflexiones...

La dieta de los Neandertales ha sido el foco de atención de numerosos estudios científicos, en especial en los que se refiere al final del Paleolítico medio y comienzos del Paleolítico superior.

En muchos de esos trabajos, a menudo se ha partido de una posición previa, que presupone la inferioridad del Hombre de Neandertal respecto a los Humanos Anatómicamente Modernos. Con ese a priori, las diferencias en la dieta entre Neandertales y "modernos" se interpretan como reflejo de una diferencia cualitativa, entre unas estrategias de subsistencia superiores (modernas) y otras inferiores (neandertales).

De esta forma, a través de lo que L. R. Binford llamaría "argumentos acomodaticios posthoc", se generan profecías autocumplidas que colocan a los Neandertales en el clásico "no-win scenario".

Explicado en palabras más sencillas sería más o menos así:  Se da por supuesto que los neandertales son inferiores. Después se detecta, por ejemplo, que parece que las gentes neandertales no recurrían a la caza o recolección de pequeños animales (como los lepóridos -conejos y liebres-, los moluscos o los quelonios -tortugas).

Y es entonces cuando se afirma: "la caza o recolección de pequeños animales es un factor muy importante dentro las capacidades de los Humanos Anatómicamente Modernos, y pudo llevar a la extinción de los neandertales, que no cazaban o recolectaban esos animales."

El problema es que no se va más allá en la reflexión, no se examina qué puede haber de cierto en esas afirmaciones. Sobre todo, no se genera un modelo sobre cómo pudo pasar aquello; es decir, cuáles son los mecanismos que explicarían la supuesta ventaja o desventaja, y cómo se pueden contrastar en el registro arqueológico de las sociedades de cazadores-recolectores del Pleistoceno.

Se asume que los neandertales eran víctimas de sus limitaciones. Su falta de capacidad de innovar, planificar, trabajar en grupo, establecer lazos sociales eficaces, etc., ya justifica per se que las estrategias de los humanos "modernos" sean más eficaces.

Este tipo de elaboración ha sido relativamente común en nuestras disciplinas (me refiero a la arqueología prehistórica y la paleoantropología) y debe ser abordada de manera crítica, desde al menos dos perspectivas.

Por una parte, se debe partir del análisis de los argumentos y razonamientos que subyacen a las propuestas, de manera que no se admita como presuntamente válida cualquier hipótesis, por mal construida, ilógica, o carente de una mínima base en el registro que resulte.

Esto es de gran importancia, dada la enorme inflación de causas de la desaparición neandertal que han llegado a las páginas de las publicaciones científicas.

Se ha defendido la extinción neandertal porque no supieron gestionar el frío, el calor o los cambios bruscos del clima, porque no articularon sistemas comerciales, por limitaciones en el ritmo de reproducción derivadas de la mortalidad infantil, por sus incapacidades linguísticas, por encefalopatía espongiforme (¡el mal de las vacas locas!), por supervolcanes, por enfermedades virales, por una tecnología deficiente (con decenas de sub-variantes), por una gestión ineficaz del territorio, por una baja movilidad y una estrategia residencial de subsistencia, por una hiperespecialización en la caza de grandes manadas de herbívoros de pradera periglaciar (incompatible por cierto con una baja movilidad o estrategias residenciales), por una supuesta falta de capacidad simbólica -como reflejo de una falta de etnicidad o de redes de intercambio de información-, por considerarlo un gran carnívoro más, como la hiena, que desaparece con el advenimiento del "hombre moderno", y también por la menor capacidad, frente al H. sapiens, para cazar o recolectar animales pequeños de todo tipo.

Por otra parte, algunas formulaciones no sólo adolecen de una inconsistencia en sus planteamientos elementales, sino que además ignoran la realidad del registro arqueológico del Paleolítico medio, que representa la cultura material de las poblaciones neandertales.

A menudo esto se explica por el desconocimiento involuntario de las evidencias, y por ello es necesario promocionar el desarrollo de estudios específicos y de trabajos de síntesis. Pero sobre todo, hay que insisitir en la publicación de resultados con el máximo impacto posible, de manera que los hechos arqueológicos participen de manera efectiva en un debate en el que la hiperabundancia de hipótesis oscurece el panorama.

...y ¡Tortugas!

También se ha dado el caso de determinadas evidencias, que no recibieron en principio mucha atención, pero se han ido analizando y situando en su contexto a lo largo de los años, y sólo recientemente la comunidad científica se ha dado cuenta de su importancia. Entre ese tipo de evidencias podemos situar a los restos fósiles de tortugas en yacimientos neandertales. Se trata de un animal que, al parecer, tuvo una cierta importancia en la dieta de esas poblaciones, al menos en zonas de clima mediterráneo.

 Testudo hermanni o tortuga mediterránea

En efecto, la importancia de los quelonios no ha descubierta hasta hace relativamente poco. Los estudios de Costamagno y Laroulandie (y otros) en Francia, y los de Stiner (y otros) en el Mediterráneo oriental y en Italia, han ido mostrando, desde los años noventa, la presencia de tortugas en yacimientos neandertales del Paleolítico medio.

Hoy nos vamos a centrar en los trabajos llevados a cabo en la Península Ibérica, y en particular en dos estudios publicados en el Journal of Archaeological Science en los últimos años. Estos trabajos son importantes por varias razones que resumiré al final del post.

En 2008, R. Blasco publicó un trabajo sobre el consumo humano de tortugas en el nivel IV de la Cueva de Bolomor, en Valencia (España).

Es un estudio bien cimentado, que parte de la documentación de los restos de tortuga en un nivel de ocupación neandertal de Bolomor, de más de 130.000 años de antiguedad, y con industrias musterienses. La autora estudia esos restos desde la tafonomía y la zooarqueología.

Una vez documentados los restos, se estudian las marcas que dejaron los filos de útiles de piedra (raspados y estrías) y los estigmas que quedan de los impactos (con útiles masivos) para romper la "coraza" de las tortugas. En cuanto a las estrías y raspados, aparecen en el caparazón superior y el plastrón (placa ventral), y también en los huesos de las extremidades, de forma que se documenta como se desarticulaban y descarnaban estos animales, para comerlos. Los impactos masivos aparecen tanto en el caparazón como en el plastrón, por lo que parece que había varias formas de partir la coraza.

 Marcas hechas por útiles líticos (Blasco, 2008)

También se detectan partes del caparazón con huellas de haber sido expuestas al fuego. Esas huellas están sobre todo en la parte experior del caparazón superior, lo que se interpreta como que -en general- las tortugas se cocían "panza arriba". Esa forma de preparar las tortugas se ha documentado etnográficamente entre varios pueblos cazadores-recolectores. Otras huellas de exposición a las llamas (menos numerosas) se interpretan como producto de que algunos restos de caparazón fueron arrojados al fuego.

 Alteraciones por fuego (Blasco, 2008)

Por último, un aspecto que me ha parecido de gran interés es el estudio de marcas de dientes humanos. Estas marcas se detectan sobre los huesos de las extremidades de las tortugas. Algunos de los ejemplos presentados son muy claros, y se aprecian los negativos de la impresión de un diente típicamente humano. Otras huellas, en concreto las fracturas "con lengueta", que son típicas del consumo de pequeños huesos, no muestran estigmas directos de los dientes. Este segundo tipo de huellas no es tan diagnóstico, pero en el conjunto -junto a los otros estigmas- creo que pueden considerarse representativas de la acción humana.

Huellas de mordeduras humanas (Blasco, 2008)

En resumen, este trabajo aporta una información muy completa sobre modo en que las poblaciones neandertales consumían las tortugas, al menos en ese lugar (Bolomor, Valencia) y esa cronología (más de 130.000 años). Es muy interesante valorar el uso del fuego, de forma más o menos sistemática, y el aprovechamiento completo de los animales, con la fractura del caparazón, el desarticulado y el descarnado. También llama la atención la similitud de los modos de consumo de estos animales, entre los neandertales de hace 130 milenios, y las comunidades de cazadores-recolectores actuales o subactuales.

El trabajo de Bolomor es exhaustivo, y se parte de la evidencia material sin asumir grandes aprioris. Pero no trata de ofrecer una imagen general más allá de ese yacimiento. Un avance en ese sentido, el de buscar un enfoque más amplio que permita avanzar desde las evidencias a los modelos más generales, lo encontramos en otro trabajo de 2009.

Me refiero al artículo de J. A. Morales Pérez y A. Sanchís Serra sobre el registro fósil del género Testudo en la Península Ibérica. Este estudio es menos exhaustivo en el análisis de los restos, y con algo menos de atención al detalle tafonómico, pero por otra parte presenta una recopilación de referencias y menciones de la presencia de tortugas en el mediterráneo occidental del Pleistoceno, y en especial en Iberia.  Así, aporta la visión de conjunto y ofrece datos muy relevantes.

 Mapa tomado de Morales Pérez y Sanchís Serra, 2009

De esos datos, algunos son de tipo paleontológico, y no nos interesan mucho para la dieta de los Neandertales. Pero otros se refieren precisamente a la subsistencia, y son de gran interés: El estudio concluye que (aunque faltan estudios tafonómicos), la presencia de tortuga en los yacimientos del Pleistoceno superior de la Europa mediterránea se explica, de forma casi exclusiva, por la aportación por parte de los humanos. Es decir, para su consumo.

Por otro lado,  se aborda el tema de la desaparición de la especie Testudo hermanni en el Mediterráneo occidental, que coincide con el paso del Paleolítico medio al superior. A partir de la distribución de las evidencias en el tiempo y en el espacio, y comparando con otros periodos anteriores, los autores plantean que la desaparición de las tortugas tiene que ver con causas climáticas, y no con un cambio en las estrategias de consumo humano.

Y son importantes porque...

Los trabajos citados son importantes, en el tema de la subsistencia y dieta neandertal, porque la presencia de T. hermanni, en yacimientos del Paleolítico medio mediterráneo, es muy amplia y abundante. Y el consumo de estos animales parece estar plenamente integrado en la dieta neandertal desde tiempos bastante antiguos.

Junto con otras evidencias, como el consumo de lepóridos (conejos y liebres), pequeñas aves, peces y mariscos, estos trabajos hacen poco probable la hipótesis de que un mayor o más eficaz consumo de pequeños animales, por parte de los Humanos Anatómicamente Modernos, pudiera ser la causa de la extinción neandertal.

Referencias 

Blasco, R. (2008). Human consumption of tortoises at Level IV of Bolomor Cave (Valencia, Spain) Journal of Archaeological Science, 35 (10), 2839-2848 DOI: 10.1016/j.jas.2008.05.013

Morales Pérez, J., & Serra, A. (2009). The Quaternary fossil record of the genus Testudo in the Iberian Peninsula. Archaeological implications and diachronic distribution in the western Mediterranean Journal of Archaeological Science, 36 (5), 1152-1162 DOI: 10.1016/j.jas.2008.12.019

jueves, 22 de julio de 2010

Neandertales en la Cultura Popular: Java, el fiel ayudante Neandertal

En la Italia de la segunda mitad del S. XX se produjo un fenómeno singular en la cultura popular: el surgimiento y popularización de los fumetti (it.). Un "fumetto" es lo mismo que un cómic o tebeo, pero el término tiene ciertas connotaciones. Se trata de historietas populares, de  producción barata (por lo general en papel fino e impresos en blanco y negro), y con tiradas importantes. Un posible paralelo -lejano- a estos tebeos baratos y populares serían las historietas españolas de El Capitán Trueno o El Jabato, sólo que en Italia han perdurado hasta nuestros días.

En uno de esos "fumetti" encontramos a nuestro protagonista de hoy, Java el Neandertal. Se trata de un personaje secundario en una longeva serie de tebeos, que recoge las aventuras de Martin Mystère.


Martin Mystère es un heroe Pulp, directamente inspirado en Allan Quatermain (sí, el de Las Minas del Rey Salomón), y adaptado al siglo XX. En sus historias hay varios personajes secundarios recurrentes, pero el más importante es Java, una especie de ayudante personal, escudero fiel y guardaespaldas forzudo. Es decir, un perfecto estereotipo de la literatura Pulp.

Martin Mystère encuentra a Java en una aventura temprana (1978), en una ciudad perdida de Mongolia, habitada por Neandertales. En los fumetti, Java comienza siendo un personaje más bien animalístico (persigue a los enemigos de Mystere usando un excepcional sentido del olfato) pero pronto se le dota de rasgos más humanos, y se convierte en un secundario habitual con poca importancia en la trama.


El nombre del neandertal,  Java, está inspirado en otro ámbito de la paleoantropología: En la Isla de Java es donde se hallaron los restos originales de Homo erectus, antes conocido como Pithecanthropus erectus u "Hombre de Java". En un tebeo aparece su carnet de identidad, donde se le identifica como "J. Java", de nacionalidad estadounidense, nacido en Ulan Bator, Mongolia.

En cuanto a sus rasgos físicos, Java es un tipo más bajo que Mystère, con un torso ancho como un barril, piernas cortas y brazos largos, una musculatura de luchador y un rostro amplio y corto. Le suelen dibujar con nariz grande y chata, arcos supraciliares bien marcados y mandíbula poderosa, aunque terminada en una barbilla picuda muy poco neandertal.


Su rol es, como decíamos antes, muy estereotípico, el clásico ayudante del personaje principal, que aporta fuerza bruta, alivio cómico, y ocasionales destellos de astucia para resolver algún caso complicado. Habla de modo peculiar pero en los tebeos no da la impresión de falta de inteligencia, sino de un modo de articular distinto. Java también tiene una afinidad natural (instinto) para detectar los fenómenos paranormales que investiga Mystère.


Martin Mystère ha sido convertido recientemente en una serie de animación para televisión. Es esa iteración, Java no ha salido muy bien parado. Se ha convertido en el alivio cómico principal de la serie, cargando sobre sus grandes y pacientes hombros con todos los prejuicios sobre el Hombre de Neandertal: Incapacidades linguísticas, falta de higiene personal, tendencia a resolver los problemas usando la fuerza bruta y un terror innato a la tecnología.

miércoles, 21 de julio de 2010

Galerías Neandertales

Hoy traigo un post extra-breve, para informaros de que he creado varias galerías con imágenes de Neandertales recopiladas de la red.  Podeis encontrarlas en la página de este blog en Facebook, aquí.

Como se puede ver al comparar las galerías, la visión del Neandertal es claramente androcéntrica. En ese sentido, agradecería cualquier información adicional sobre imágenes de mujeres neandertales, para completar la galería femenina.

Editado (21/07/10): He actualizado las galerías con nuevas imágenes, sobre todo de mujeres neandertales. Muchas gracias a Maria Lluïsa de NeanderFollia

lunes, 19 de julio de 2010

El final del Paleolítico medio y las industrias LRJ en Inglaterra y Bélgica

ResearchBlogging.org
Gran Bretaña nunca ha sido un territorio rico en yacimientos neandertales, y las excavaciones arqueológicas que han abordado su estudio han sido más bien escasas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte las noticias de prensa nos traen cada vez más informaciones sobre nuevos hallazgos en las islas británicas. Dentro esa creciente ola de trabajos sobre los neandertales ingleses, hay varias líneas o hipótesis de investigación que -en mi opinión- van a ser importantes en los próximos años. En especial, respecto a la arqueología de las sociedades neandertales.

En este post voy a tratar una de esas líneas de investigación, que se centra en el OIS 3 (entre hace 60.000 y 30.000 años, más o menos). Se considera que esa etapa coincide con el final del Paleolítico medio y el inicio del Paleolítico superior

Inglaterra tiene la peculiaridad de haber estado casi deshabitada durante buena parte del último ciclo glaciar (entre hace 160.000 y 60.000 años). Digo casi, porque hasta hace poco se pensaba que no había habido presencia humana, pero un reciente descubrimiento en Kent (del que hablaré en otro post) sugiere que hubo al menos cierta presencia neandertal hace 140.000 años.

De las industrias Musterienses en Gran Bretaña...

Pero, volviendo la tema de esta nota, lo que nos interesa es que a partir de hace 60.000 años en Inglaterra aparecen industrias Musterienses, asociadas al Hombre de Neandertal. Esas industrias se han descrito en general como MTA (Musteriense de Tradición Achelense), una industria que hemos descrito aquí. Los yacimientos MTA británicos han dado bifaces (hachas bifaciales) típicos de esa cultura arqueológica, tallados en sílex de buena calidad. Y junto con eso, aparece una tecnología de talla de lascas, aun poco conocida (insuficientemente estudiada). Esas industrias de lascas tienen componentes Levallois en algunos sitios, pero en otros se detectan sistemas de talla más sencillos.

La propuesta tradicional, como puede leerse en el trabajo de A. Graf (2002)  es que hubo una presencia -limitada- de Neandertales durante el OIS 4 y el OIS 3, que nunca llegó a ser muy permanente, y que desapareció al llegar los "Humanos Anatómicamente Modernos", al inicio del Paleolítico superior.

...al Paleolítico superior inicial del Norte de Europa

Esto nos lleva a los primeras industrias del Paleolítico superior británico, que forman parte del complejo LRJ (Lincombian-Ranisian-Jerzmanowician). Este complejo de industrias líticas del norte de Europa ha pasado por revisiones recientes, y merece que nos extendamos un poco en su comprensión.

El LRJ se caracteriza por una tecnología de la piedra basada en la talla de láminas. Su "tipo" característico es una punta u hoja apuntada, con adelgazamientos basales y, a menudo, retoque bifacial. Se ha propuesto que se trata de puntas usadas en la caza, y la abundancia de fracturas de impacto y reacondicionamientos de las piezas sugiere que la hipótesis tiene cierta base.

LRJ en Europa, según Semal et al. (2009)

En cuanto a su extensión geográfica, los yacimientos que han dado estas industrias están en Polonia, Bélgica, Alemania e Inglaterra. Están situados más o menos en la misma latitud. Quedan así alineados en el norte de Europa, pero sin llegar a las costas del mar Báltico.

Punta de tipo LRJ de Beedings 
(tomado de Pope, 2009; Dibujo de H. Martingel)

La cronología precisa del LRJ es difícil de concretar, pero hay un consenso en situarlo después de 40.000 años BP y antes de llegar a 34-32.000 años BP. Es a partir de h. 32.000 BP cuando empiezan a aparecer yacimientos Auriñacienses en esas latitudes. En los pocos sitios donde el LRJ aparece en secuencias estratigráficas, se sitúa entre niveles Musterienses y Auriñacienses. Las dataciones que se han obtenido para sitios con LRJ se concentran h. 38-36.000 BP.

Los tipos de yacimientos en cada país son distintos. En Polonia y Alemania se han excavado pocos sitios, pero hay niveles arqueológicos con estratigrafías bien definidas y cierta densidad de útiles. En Bélgica, hay una gran colección de materiales del LRJ en Spy (una cueva con numerosos restos humanos neandertales). De hecho la de Spy es la mayor colección del LRJ en cuanto a número de piezas, pero por desgracia no fueron recogidas con metodología arqueológica y carecen de contexto. En Inglaterra, por último, hay numerosos hallazgos y sitios, pero siempre son yacimientos con escasa estratigrafía o sin ella (lo que da muy poca información de contexto).    

Neandertales, "modernos" y culturas materiales

La mención a Spy nos lleva a otro aspecto importante del LRJ, que ha recibido cierta atención de los investigadores. Esta cultura arqueológica, descrita como "transicional" y datada con anterioridad al Auriñaciense, se ha convertido en un buen candidato para ser una industria de Paleolítico superior asociada a los últimos neandertales. Es decir, con un papel similar al Chatelperroniense y Uluzziense del centro-sur de Europa y (quizás) a las industrias laminares de Europa centro-oriental (Szeletiense, Bachokiriense...).

Otra hipótesis alternativa es que el LRJ sea una cultura material de Paleolítico superior asociada a una presencia temprana de "Humanos Anatómicamente Modernos" en el Norte de Europa. Sin embargo, no se conocen fósiles "modernos" de tanta antiguedad en la región.

La forma de testar dichas hipótesis (¿Es el LRJ una industria neandertal o "sapiens"?) sería hallar una ocupación con restos humanos (o bien neandertales o bien de humanos "modernos") que tuviera asociada la industria LRJ. Y a poder ser, que además los restos humanos provengan de enterramientos intencionales.

La cueva de Spy, en Bélgica, sería el lugar perfecto, si no hubiera sido excavada y vaciada hace más de 100 años, sin ningún control estratigráfico.

Afortunadamente, a pesar de esa situación, el desarrollo de los métodos de datación ha permitido soslayar en parte el problema. Al avanzar el método del Carbono 14, se necesita cada vez menos cantidad de materia para conseguir una datación. De ese modo, ha sido posible tomar pequeñas muestras directamente de los esqueletos neandertales  (Semal et al., 2009). Esas dataciones sitúan al menos dos de los neandertales (Spy I y II) en una antiguedad de unos 36.000 años (BP).        

Si hacemos recapitulación del tema, la situación actual es la siguiente: se ha probado la presencia neandertal en Bélgica hace 36.000 años (BP). Y, aunque no se puede asociar directamente la cultura RLJ a esos neandertales, todos los yacimientos del norte de Europa (incluída Inglaterra) de esa antiguedad tienen industrias de tipo RLJ, de láminas y puntas. En cuanto al Musteriense, los yacimientos más recientes en esas zonas tienen una antiguedad mínima de 38.000 años (y la mayoría son más antiguos de 40.000 BP). Y en lo referido al Auriñaciense, esa cultura material se extiende por la región sólo a partir de 32.000 BP, en sus versiones "evolucionadas".

Back to England

El cierre del post nos lleva de nuevo a Inglaterra: En un reciente trabajo, el arqueólogo Mathew Pope (2009) da cuenta de sus investigaciones en Beedings (Sussex). Allí, Pope y otros han redescubierto un yacimiento de RLJ, que fue excavado originalmente a comienzos del S. XX, y que se daba por perdido desde la década de 1930. En el artículo hay tres datos interesantes para la cuestión de los Neandertales y esa industria de tipo Paleolítico superior.

Excavación en Beedings (tomado de Pope, 2009)

En primer lugar, por debajo de las industrias RLJ de Beedings, aparecen materiales del Paleolítico medio, de tipo MTA (la cultura arqueológica neandertal a la que aludía al principio del post). Aunque eso no significa que tengan que ser obra de la misma población, si que apunta a una continuidad en las estrategias de gestión del territorio y en la situación de las ocupaciones.

En segundo lugar, la posibilidad de estudiar ambos momentos en un contexto geológico y estratigráfico  complejo, pero a la vez muy bien conocido y estudiado en esa zona. Me refiero a  ciertas fisuras geológicas en el lecho rocoso, que quedan rellenadas por materiales loésicos y forman "bolsas" fósiles, en las que aparecen los restos de las ocupaciones humanas.

Fisuras con rellenos pleistocenos en Kent (Pope, 2009).

Y en tercer lugar, está el hecho de que esos contextos (las susodichas "bolsas" loésicas) están ampliamente distribuidos por toda la región de las tierras bajas inglesas. Gracias a esto, según Pope (2009) podríamos estar en el comienzo de una nueva fase de descubrimientos, que aporten mucha más información. Y en lo que se refiere al OIS 3 en Inglaterra, esos descubrimientos podrían servir para contrastar la hipótesis de que las industrias RLJ son parte de la cultura material de los neandertales del norte de Europa.

Referencias

Matthew Pope (2009). Early Upper Palaeolithic archaeology at Beedings, West Sussex: new contexts for Pleistocene archaeology Archaeology International (11), 33-36

Patrick Semal, Hélène Rougier, Isabelle Crevecoeur, Cécile Jungels, Damien Flas, Anne Hauzeur, Bruno Maureille, Mietje Germonpré, Hervé Bocherens, Stéphane Pirson, Laurence Cammaert, Nora De Clerck, Anne Hambucken, Thomas Higham, Michel Toussaint, J (2009). New Data on the Late Neandertals: Direct Dating of the Belgian Spy Fossils American Journal of Physical Anthropology, 138 (4), 421-428 : http://dx.doi.org/10.1002/ajpa.20954

viernes, 16 de julio de 2010

Releyendo a Binford: Huesos contra piedras, o cómo reconstruir las sociedades del pasado

Lewis R. Binford es sin duda uno de los arqueólogos más influyentes del siglo XX. En los años 70 y 80, fue un puntal de la Nueva Arqueología o Arqueología Procesual, y desde entonces ha mantenido una gran actividad científica. En 2001 publicó una obra "enciclopédica", Constructing Frames of Reference, que -en cierto modo- recoge la labor de toda una vida.

Binford es sin duda un autor polémico con una envidiable capacidad de analisis crítico. Se puede estar más o menos de acuerdo con sus plantemientos de teoría y metódo, pero en mi opinión hay algo indiscutible: cuando Binford analiza la práctica arqueológica y los modos en que construimos el conocimiento, tiene una capacidad impresionante para ver fallas en los razonamientos, asunciones "a priori", y lugares comunes de la disciplina.

Mis lecturas de teoría arqueológica me han devuelto estos días a las páginas de un libro clásico del Binford, su primera obra editada en castellano.

Me refiero a En busca del pasado (In Pursuit of the Past. Decoding the Archaeological Record).

Es una obra muy recomendable, indispensable para todo estudiante que tenga interés en la práctica de la Arqueología, y una lectura bastante accesible para el público no especializado. Pero más allá de la recomendación bibliográfica, quería tratar una cuestión concreta: Me refiero a la plena vigencia que tienen hoy muchos de los consejos y reflexiones de Binford, para la práctica de la arqueología y la construcción del conocimiento sobre el pasado. Hoy trataré sólo un tema, una breve pincelada que me parece interesante para el estudio de las sociedades neandertales.

En el primer capítulo del libro, al reflexionar sobre qué sabemos realmente del comportamiento de los homínidos de hace dos millones de años, Binford nos dice:

"...es extremadamente importante poseer algún tipo de información acerca de los rasgos fundamentales de la conducta de nuestros antepasados más antiguos. Tenemos sus huesos, naturalmente, es decir, los fósiles de los hombres más remotos, algunos de ellos con una antiguedad que oscila entre 3 y 6 millones de años. Pero ¿cuando empezó el comportamiento típico, el único significativo para usted y para mi, como miembros que somos de la misma especie? La respuesta es simplemente que no lo sabemos. Conocemos cuando se produjeron los cambios en la capacidad craneana, en el tamaño de nuestro cuerpo y en la forma de nuestra pelvis; sin embargo todavía ignoramos en qué momento el hombre empezó a usar el lenguaje, cuándo empezó a vivir en pequeñas familias monógamas o a compartir el alimento entre adultos..."

Este simple párrafo me ha llamado poderosamente la atención. En primer lugar porque,en buena medida, 27 años después de ser escrito, nuestras lagunas siguen siendo enormes en esos temas: Lenguaje, organización grupal, relaciones sociales, etc. Y en segundo lugar, me ha traido a la mente una anécdota que no me resisto a contar:

Hará unos cuatro o cinco años, en una campaña de excavación en el yacimiento de Axlor (Dima, Bizkaia), coincidí en una cena con Laurence Bourguignon, arqueóloga y prehistoriadora francesa, y Asier Gómez Olivencia, paleontólogo y paleoantropólogo español.

Entre ambos investigadores hubo una discusión, iniciada por Laurence, sobre el siguiente tema: qué nos dicen los huesos humanos del ser humano, insistiendo ella en que "apenas nada".  Esta idea se completaba con otra: Frente a los restos anatómicos, los restos arqueologicos de la cultura material tienen un enorme potencial para reconstruir el comportamiento. Y ese hecho es, a menudo, ignorado por los paleontólogos y paleoantropólogos. 

La diferencia de edad y condición (siendo Laurence algo mayor, doctora e investigadora establecida, además de una visitante invitada al yacimiento, y Asier solo un doctorando, parte del equipo de excavación) hicieron la discusión un tanto asimétrica y unidireccional. Debo decir que, pese a todo, Asier soportó la diatriba de Laurence con gran presencia de ánimo y la discusión termino en términos perfectamente amistosos.

Pero más allá de la anéctoda (en la que Asier no tuvo la oportunidad de ofrecer otro punto de vista), la discusión enlaza plenamente con la cita de Binford, y se refiere a una cuestión importante: La participación de la arqueología en los modelos para explicar el pasado remoto de la humanidad. Dicha cuestión ha condicionado, desde los inicios de la investigación en Prehistoria, las explicaciones del pasado. Y, lo que nos interesa más, ha sesgado los modelos propuestos para las sociedades neandertales.

A pesar de lo convincente que puede resultar Laurence, yo creo que los huesos humanos sí son informativos, de muchísismos aspectos relevantes para la investigación del pasado. En determinados temas, pueden ofrecer además información sobre el comportamiento cultural de los seres humanos (paleopatologías, dieta...).

Pero, por otro lado, sigue habiendo dos argumentos de peso a su favor, en el debate::

En primer lugar, es obvio que la arqueología está plenamente capacitada para abordar las cuestiones relacionadas con el comportamiento, las actividades reales y efectivas que las sociedades humanas del pasado llevaron a cabo. Eso no significa que dichas actividades sean obvias por sí, evidentes en el registro (a menudo no es así, y es necesaria una importante labor de análisis e interpretación).

Y en segundo lugar, es inegable que, desde M. Boule hasta la actualidad, las observaciones hechas (con mayor o menor fortuna) sobre los restos anatómicos han primado frente a las evidencias arqueológicas. De esa manera, la contribución de unas y otras observaciones a los modelos sobre las sociedades del pasado han sido profundamente asimétricas.

En el caso de los homínidos africanos, se puede argumentar que el modelo "africano" de investigación paleoantropológica ha condicionado la ausencia de la arqueología (escasas excavaciones, de extensión limitada; y poca atención en los proyectos de investigación hacia el material cultural, frente a los restos osteológicos humanos).

Hadar, Etiopía

Pero ese modelo no es aplicable a las sociedades neandertales europeas. En este caso, las excavaciones han sido sistemáticas, amplias, y -en general- siempre se llevaron a cabo con la tecnología y  medios más modernos disponibles en cada momento. Y, sin embargo, nos encontramos con una situación contradictoria: A pesar de ese despliege, de los grandes proyectos de investigación como el Programa Cuaternarista, o los trabajos del propio Binford, la  arqueología no ha aportado una parte sustancial de la explicación, que sea equivalente al esfuerzo realizado y refleje los resultados obtenidos en las excavaciones.

O, dicho de otro modo, buena parte de esa información ha sido sistemáticamente ignorada, en determinados ámbitos intelectuales, frente a la información paleoantropológica (osteológica o de otro tipo). De ese modo, se han construido toda una serie de modelos para las sociedades neandertales, a lo largo del siglo XX. Y dichos modelos, con demasiada frecuencia, no han tenido en cuenta el conocimiento que la arqueología aportaba, en esos mismos años, sobre los neandertales.

Yo no me siento capaz de juzgar quién es el culpable de esa situación, o siquiera si existen dichos culpables. No sabría decir si los arqueólogos y prehistoriadores no han sabido encajar sus datos con los grandes modelos explicativos; o si estos han sido ignorados por la paleoantropología y los estudios de evolución humana.

Tampoco puedo asegurar que se trate (o no) de una cuestión académico-nacional,  aunque el grueso de los yacimientos neandertales son de la Europa continental (y sobre todo de Francia), mientras que casi todos los grandes modelos explicativos han sido formulados en el ámbito anglosajón (EE.UU. y GB).

Como digo, no tengo respuestas a esas preguntas, pero sí puedo decir que existe un gran sesgo, en cuanto al peso de la información arqueológica en la reconstrucción del pasado prehistórico. Y creo que es algo en lo que debemos insistir en el futuro, para corregirlo.

En ese sentido, es justo señalar que se han dado pasos importantes desde comienzos de los años 90: En África, se aprecian cambios importantes en los modelos de investigación, junto con la generalización de excavaciones, cada vez con mejor metodología arqueológica. Y en cuanto a los Neandertales, hay una creciente presencia del registro arqueológico y de su interpretación, en los modelos para explicar sus sociedades, así como una mayor reflexión sobre el modo de construir el conocimiento del pasado.

miércoles, 14 de julio de 2010

La Folie, Campamento Neandertal

ResearchBlogging.org

En 2009 dediqué un post a la organización de los campamentos neandertales. En un comentario para dicha nota, Joseba Rios me recomendaba la página web del INRAP sobre el yacimiento de La Folie.

Pude comprobar entonces que ese sitio arqueológico constituye un documento excepcional sobre el hábitat al aire libre de los Neandertales.

Desde aquel día, he buscado el momento para preparar una nota más extensa, en la que pudiera presentar, desde un punto de vista crítico y científico, la información disponible sobre dicho yacimiento. Por fin, he conseguido arañar algo de tiempo al reloj y cumplir ese objetivo que ahora os presento.
 
Una intervención de "urgencia"

La Folie es un yacimiento descubierto y excavado en el marco de lo que suele llamarse "arqueología preventiva". Es decir, intervenciones "de urgencia", motivadas por la construcción de edificios, carreteras y otras obras públicas o privadas. En Francia, estas excavaciones están reguladas y controladas por instituciones públicas a nivel estatal. Y a menudo dan lugar a estudios científicos destacados, como en el caso que nos ocupa.

Los resultados de las excavaciones y los análisis posteriores fueron publicados en la revista Paléo, en sendos artículos de 2002 y 2006, cuyas referencias aparecen al final de este post.

Un hábitat efímero bajo el cielo de Potiers

La Folie (Poitiers) es un yacimiento al aire libre. Estaba formado por una serie de materiales y estructuras que se corresponden, según los autores, a un único momento de ocupación, de caracter temporal y breve.  Esa ocupación se ha preservado, de manera excepcional, gracias a que los materiales arqueológicos quedaron cubiertos -en muy poco tiempo- por una capa de varios metros de sedimentos arcillosos, debido a una inundación fluvial. 

Por debajo de dichos sedimentos, los arqueólogos hallaron los restos "in situ" de un campamento neandertal al aire libre. Esa ocupación se organiza en torno a una serie de bloques de piedra caliza, de cierto tamaño, situados en forma de círculo amplio, de unos diez metros de diámetro. Varios de esos bloques estaban calzados entre sí (una roca apoyada en la otra); y en un caso concreto, se detectó durante la excavación la presencia de un agujero de poste, alineado con el círculo de bloques. 

Agujeros de poste y paravientos

El agujero de poste fue reconocido durante la excavación dado que la tierra de su interior era diferente del resto del terreno. Se hizo un análisis micromorfológico del sedimento del interior del agujero de poste y resultó que estaba saturado de restos de células vegetales, como cabría esperar de la descomposición de la madera del poste. Además, las paredes del agujero delimitaban la presencia de los restos vegetales (apenas presentes en la tierra circundante).

La interpretación de estas evidencias es que los bloques eran cuñas para sujetar postes de madera, que además iban encajados en agujeros en el suelo. Dichos postes sostenían una estructura circular que, según los autores, no es probable que fuera una cabaña (por las dimensiones totales de la estructura, y por la ausencia de postes centrales). En su lugar, se trataba de un paravientos de pieles o de materiales vegetales.

La existencia de algún tipo de barrera entre "fuera" y "dentro" del círculo también se deduce de la agrupación de los materiales arqueológicos en su interior. Eso señala, necesariamente, a la presencia de algúna separación, que limita la distribución espacial de las evidencias.


Espacio organizado

Aunque la división dentro-fuera es interesante, lo más imporante de La Folie es la organización interna del espacio de hábitat. Los análisis de la distribución espacial de los restos, y otros estudios (remontajes líticos, análisis funcional, micromorfologia del suelo...) han permitido aislar y estudiar, con un gran nivel de detalle, qué actividades se llevaron a cabo en el yacimiento.

En cuanto a la fabricación de los útiles de piedra, se ha hallado una zona bien delimitada donde se practicó la talla de sílex y de algunas calizas. Esto se ha deducido de la distribución espacial de los restos, y también porque las distintas piezas remontan entre sí, en más del 60% de los casos (de las lascas mayores de 2 cm.). Las materias primas (rocas) usadas para la talla fueron recogidas de depósitos cercanos, a menos de un centenar de metros de distancia. 

Talla in situ vs. planificación a larga distancia

Esa talla in situ tuvo como resultado una serie de útiles, retocados o no, que se utilizaron en otra zona del yacimiento, en la cual se concentran las lascas con huellas de uso. Esas huellas de uso han sido analizadas al microscopio, mediante análisis traceológicos. Los resultados de dicho estudio nos informan de la realización de actividades variadas con los útiles: trabajos sobre madera, sobre materia vegetal flexible, y sobre piel animal.

La planificación a medio/largo plazo también queda demostrada en la Folie (junto con la talla in situ de materias primas locales para actividades inmediatas). Por una parte, del conjunto de los productos de talla, se observa que falta una serie de lascas Levallois predeterminadas. Dichas lascas fueron transportadas por los ocupantes del campamento cuando se marcharon. Por otro lado, se documenta la introducción de algunos útiles de sílex de Grand-Pressigny, que proviene de un mínimo de 40 km. de distancia, y que quedaron abandonados en el campamento.

¿Fauna y cocina?

Un dato llamativo tiene que ver con la ausencia de macro-fauna en todo el yacimiento. No hay prácticamente restos de hueso, pero sí que se han encontrado restos microscópicos de la presencia de materias animales. Esas trazas aparecieron en el hogar excavado en La Folie, una estructura definida por grandes bloques de caliza y con tierra enrojecida por el fuego (rubefactada). Los restos orgánicos se descubrieron en un análisis micromorfológico, que encontró pequeños fragmentos de hueso. También se hallaron retazos de las estructuras microscópicas de origen orgánico, conservadas gracias a la substitución de los elementos biológicos por otros (calcita y minerales transportados por el agua). La evidencia nos dice, por tanto, que se cocinaron al fuego -al menos- algunas partes de animales. Pero con tan pocos datos, en esa cuestión no podemos ir más lejos.    

El análisis micromorfológico también halló en el hogar componentes carbonosos, que son residuos probables de la combustión de la madera por el fuego.

Áreas de descanso y lechos de hojas

Además de las áreas más densamente ocupadas por restos arqueológicos, los investigadores encontraron otras más bien despejadas, dentro del área definida por el paravientos. De esas zonas algunas se han considerado de paso y acceso, pero un área concreta se postula como la zona de descanso, donde estuvieron los lechos de plantas de los Neandertales. Esa zona se caracteriza por la presencia de restos vegetales producto de la descomposición de plantas, en capas horizontales. Esos restos se presentan en la excavación en forma de manchas oscuras bien visibles. Como dato adicional, dichas manchas se concentran en aquella zona concreta, y no aparecen en el resto de la ocupación.


Datación y cronología 

El yacimiento de La Folie fue datado por termoluminiscencia en h. 57.700+/-2400 años. Eso lo sitúa en el estadio isotópico 4 (OIS4). En un principio, antes de obtener la datación, se pensó que podría ser más antiguo (OIS 5a) pero la datación ha rejuvenecido un poco el yacimiento. En lineas generales, podemos decir que se sitúa en la parte final del Musteriense europeo, pero no en sus últimos tramos (h. 44.000 años) 

Balance

En mi opinión, la intervención en La Folie y la investigación posterior es un ejemplo de un trabajo bien hecho. Además de la excavación metódica y cuidadosa, se aplican toda una serie de técnicas de análisis (traceología, micromorfología, análisis de la tecnología lítica, análisis espacial, datación absoluta...) que permiten obtener una información de gran resolución sobre las actividades del pasado.

En este caso concreto llama especialmente la atención el cuidado puesto en integrar todos esos datos (que vienen de ramas científicas muy diferentes) en un todo comprensible. Los autores consiguen convertir la "masa de datos" en una explicación global, coherente, de como se formó el yacimiento y de cuáles fueron las actividades humanas allí realizadas. Y eso no es tan habitual como sería deseable. 

En cuanto a la reconstrucción de las sociedades del pasado, y en concreto de las sociedades neandertales, escapa al alcance de esta nota. Explicar en que medida La Folie nos ayuda a caracterizar los modos de vida neandertales merecería un post propio, un capítulo entero de un libro o un artículo científico. Por ello, simplemento esbozaré un breve concepto: La organización del espacio y de las actividades que se hace evidente en La Folie no es muy diferente del que encontramos tanto al final del Paleolítico superior como entre algunos cazadores-recolectores actuales y sub-actuales.

Referencias: 

Bourguignon, L., Sellami, F., Deloze, V., Sellier-Segard, N., Beyries, S., Emery-Barbier, A. (2002): "L'habitat moustérien de «la folie » (Poitiers, Vienne): Synthèse des premiers résultats". Paléo, nº 14. pp 29-48.

Bourguignon, L., Vieillevigne, E., Guibert, P., Bechtel, F., Beyries, S.,  Emery-Barbier, A.,  Deloze, V., Lahaye, C., Sellami, F. Sellier-Segard, N. (2006):  "Compléments d’informations chronologiques sur le campement moustérien de tradition acheuléenne du gisement de La Folie (Poitiers, Vienne)". Paléo, nº 18. pp 37-44.

Research Blogging Citation Code: Bourguignon, L., Vieillevigne, E., Guibert, P., Bechtel, F., Beyries, S., Emery-Barbier, A., Deloze, V., Lahaye, C., Sellami, F. Sellier-Segard, N. (2006). Compléments d’informations chronologiques sur le campement moustérien de tradition acheuléenne du gisement de La Folie (Poitiers, Vienne) Paléo (18), 37-44

lunes, 5 de julio de 2010

Neandertales en la Cultura Popular: Cameo cinematográfico del Viejo de la Chapelle-Aux-Saints

Hoy, un post breve y ligerito. Hace algún tiempo recogí esta curiosa información sobre una película aún no estrenada. Lo descubrí en el sitio de Locutus Blog, y creo que es buen momento para dar cuenta del tema, ya que la cinta se estrena a finales de esta semana.


Se trata de una película americana de acción, Predators (Depredadores). Es la continuación de dos clásicos de acción, ciencia-ficción y suspense (con algo de gore y bastante violencia) de los años ochenta,: Me refiero, como no, a Depredador y su secuela, Depredador 2. La cinta, producida por Robert Rodríguez,  promete sanas dosis de entretenimiento, pero tengo la impresión de que no pasará a la historia del séptimo arte.

De todos modos, nada de eso nos interesaría demasiado aquí, salvo por el hecho de hay un cameo de un personaje muy especial. Nada menos que el cráneo del Viejo de la Chapelle-aux-Saints, a quien ya dediqué un post hace tiempo.


En efecto, el cráneo aparece en una escena de la película: el "sucesor" de los peleones Schwarzenegger y Glover, Adrien Brody, lo mira con cierto estupor. No es para menos: Como si fuera poco estar atrapado en un misterioso planeta perseguido por implacables alienígenas depredadores... ¡como para encontrarse nada menos que con el cráneo de un anciano neandertal francés, colocado en una rama a modo de trofeo! 


 En fin, es una simple curiosidad que quería compartir. No creo que su presencia en la película tenga mayor intención por parte del director. Probablemente, el "cameo" se deba a que alguien utilizó un molde de resina barnizado del cráneo, fácil de adquirir por Internet.

Quizás se buscaba sugerir una calavera misteriosa. De todas formas, me ha picado la curiosidad, y supongo que terminaré por ver la película, para ver si dicen algo los protagonistas o el Viejo neandertal pasa desapercibido.

Imagen del cráneo original del Viejo de la Chapelle-aux-Saints: Wikimedia Commons.

Editado 05/07/10: La película se estrena en EE.UU. el 9 de Julio. En España parece que habrá que esperar un tiempo más (hasta la segunda mitad de Agosto).

jueves, 1 de julio de 2010

Cazadores cazados: Consumo de grandes carnívoros y omnívoros por Neandertales y sus "antecesores"

En el anterior post hicimos un repaso de las distintas interpretaciones que se han hecho de la interacción de Neandertales y carnívoros. En este post me voy a centrar en una serie de trabajos (más o menos recientes) que nos informan del consumo de grandes animales peligrosos (carnívoros y grandes omnívoros, como los osos), por parte de los grupos Neandertales y de sus antepasados.

Cazadores de osos

Un trabajo de 1995, de Auguste Patrick, marca la ruptura de una importante frontera mental. Este trabajo, excelente en mi opinión, trata con gran detalle el procesado de los animales abatidos en Biache-Saint-Vaast (Pasde-Calais). Se trata de un yacimiento Neandertal de Paleolítico medio. Patrick estudia los restos de muchos herbívoros, que son cazados, descuartizados y consumidos por el hombre. Y también los restos de osos pardos, que sufren el mismo procesado antrópico


Tras estudiar las huellas de corte presentes en unos 2500 huesos, el autor concluye que se practicó una caza especializada del oso, con un aprovechamiento tanto de la carne como de la piel. Propone también que los animales pudieron ser abatidos con trampas o desde "puestos de caza", y es interesante señalar que se cazaron, básicamente, osos adultos.



Y en España, también.

En la Península Ibérica, varios zooarqueólogos y paleontólogos presentaron a lo largo de los años 90 del s. XX ejemplos concretos de huesos (de osos y grandes carnívoros) con huellas de la acción humana. Por lo general se trataba de marcas de corte, realizadas con instrumentos de piedras como el sílex. Entre esos trabajos se puede destacar uno de Alfonso Arribas Herrera y otros, en 1997, sobre la Cueva de los Torrejones (Guadalajara).

En ese trabajo se presenta la intervención de homínidos sobre huesos de carnívoros, concretamente de leopardos. La hipótesis que se plantea es un aprovechamiento de la piel, tras la muerte del animal (es decir, carroñeo en su sentido más amplio). Este yacimiento tiene una datación muy amplia y poco concreta (del OIS 5 al OIS 3, más de 100.000 de arco cronológico) pero -con toda probabilidad- las acciones antrópicas se pueden asignar a los Neandertales.

Otro trabajo destacado en los años 90 es el de Carlos Diez y otros (de 1999), que presenta marcas de corte en una falange de oso del estrato TD6 de Atapuerca. Es decir, restos de unos 800.000 años de antiguedad y asociados al Homo antecessor.

2010: Se abre la veda del carnívoro

A pesar de los antecedentes, como vemos nada deseñables, 2010 está siendo "el año del consumo de carnívoros por nuestros antepasados más remotos". Desde Enero, se han publicado tres estudios (si bien uno es una nota científica breve) sobre el consumo de animales "peligrosos" por parte de los Neandertales o de sus "antecesores". Y en todos los casos, se trata de yacimientos de la Península Ibérica.


En primer lugar tenemos el caso de Cova Negra (Xàtiva, Valencia), donde Manuel Pérez Ripoll y otros nos informan del hallazgo de restos de cuón (un cánido parecido al perro y al coyote), con marcas de corte sobre los huesos. Los autores apuntan a un aprovechamiento de la piel del animal, a partir de la posición de las marcas. Esos restos provienen de niveles Musterienses de Paleolítico medio. Están asociados, por tanto, al hombre de Neandertal.


En Maltravieso (Cáceres), se han hallado restos de hiena de cronología de Paleolítico medio (hace unos 120.000 años) con marcas claras de procesado carnicero. Los investigadores que estudian el yacimiento, en concreto Antonio Rodriguez Hidalgo (en una nota en Journal of Taphonomy), propone como hipótesis inicial que la hiena fue abatida y procesada in situ por Neandertales. 

Por último, un trabajo reciente de Ruth Blasco y otros nos informa de la existencia de restos de león en el nivel TD10 de Atapuerca, que presentan marcas de descarnamiento. En concreto, marcas incisas de corte con un útil de piedra. A partir de las marcas en el interior de las costillas, los autores deducen que el león fue eviscerado, lo que supone que los hombres de TD10 tuvieron un acceso primario (no carroñero) al animal.

Los restos de león también tienen huellas de impacto y fractura, realizadas con algún instrumento masivo, para obtener el tuétano o grasa medular. En el mismo nivel se encontró otro resto de carnívoro con una marca de corte, aunque se trata de un zorro (y por tanto no se puede considerar un animal peligroso). El nivel TD10 está datado en más de 400.000 años, y los humanos asociados son los Homo heidelbergensis, la población de la que proviene el H. neanderthalensis.

Conclusiones

Como balance final, podemos decir que se distinguen dos situaciones distintas a partir de las evidencias arqueológicas.

Por una parte, están las evidencias del Paleolítico medio de Biache-Saint-Vaast. Los datos ponen en evidencia que los Neandertales cazaban osos adultos de forma habitual y organizada, y aprovechaban la carne y la piel de forma sistemática. Este hecho hace necesario pensar que esas poblaciones disponían de capacidades de planificación y organización muy avanzadas. Y eso es del todo incompatible con una visión de los Neandertales como homínidos simples y de capacidades cognitivas limitadas.

Por otra parte, tenemos un conjunto creciente de "otras evidencias": sobre el procesado de carnívoros en momentos bastante antiguos del Pleistoceno. Estas evidencias, sobre todo de la Península Ibérica, se asocian a especies humanas anteriores a los Neandertales (H. heidelbergensis, H. antecessor). Aunque se trata de hallazgos singulares, su número en aumento puede hacernos pensar en algo más que "sucesos únicos". Quizás, cabría pensar en una estrategia "oportunista" pero habitual, vinculada al abatimiento o aprovechamiento de estos animales, por parte de los homínidos europeos del Pleistoceno. En todo caso, los recientes hallazgos y publicaciones sugieren que iremos sabiendo mucho más sobre el tema en los próximos años. 

Referencias

Auguste Patrick, 1995: "Chasse et charognage au Paléolithique moyen : l'apport du gisement de Biache-Saint-Vaast (Pasde-Calais)". En: Bulletin de la Société préhistorique française. Tomo 92, N. 2. Abril-junio 1995. pp. 155-168.

Arribas Herrera, A.; Díez Fernández-Lomana, J.C.; Jordá Pardo, F.J., 1997: "Primeras ocupaciones en los depósitos Pleistocenos de la Cueva de los Torrejones (Sistema Central Español, Tamajón, Guadalajara): litoestratigrafía y actividad biológica. A la memoria de Henry Laville". Cuaternario y Geomorfología. 11 (1-2). pp.55-66.

Diez J. C., Fernandez-Jalvo, Y., Rosell, j., Caceres, I., 1999: "Zooarchaeology and taphonomy of Aurora Stratum (Gran Dolina, Sierra de Atapuerca, Spain)", Journal of Human Evolution, Volumen 37, 3-4,. pp. 623-652.

Perez Ripoll, M., V. Morales Perez J.,Sanchis Serra, A., Aura Tortosa J. E., Sarrion Montanana, I., 2010: "Presence of the genus Cuon in upper Pleistocene and initial Holocene sites of the Iberian Peninsula: new remains identified in archaeological contexts of the Mediterranean region", Journal of Archaeological Science, Volumen 37, 3,.pp: 437-450.

Rodríguez Hidalgo, A., 2010: "The scavenger or the scavenged", Journal of Taphonomy, 2010-1. The Taphonomist's Corner. pp. 75-76.

Blasco, R., Rosell, J., Arsuaga, J. L. Bermudez de Castro, J. M., Carbonell, E., 2010: "The hunted hunter: the capture of a lion (Panthera leo fossilis) at the Gran Dolina site, Sierra de Atapuerca, Spain". Journal of Archaeological Science, Volumen 37, 8. pp. 2051-2060. 

Nota Final: Mientras terminaba este post, he recibido noticia de que John Hawks ha tratado precisamente el león de TD10 en su blog. Aprovecho también para citar varios blogs de Prehistoria y Paleoantropología, cuyos posts sobre Neandertales y Carnívoros me han sido de gran ayuda para rastrear las referencias bibliográficas que he utilizado en esta nota: Mundo Neandertal, NeanderFollia, Pileta de Prehistoria, y Paleolítico Noticioso.