Como decía en el anterior post sobre este tema, sigo explorando las posibilidades de la tecnología de modelos 3D, sobre todo de cara a la presentación de resultados y comunicación científica.
Estos días estoy explorando las posibilidades del PDF en 3D o 3D-PDF. Se trata, básicamente, de documentos .PDF que contienen modelos en 3D interactivos, los cuales se pueden combinar con texto, imágenes estáticas, etc.
Creo que ese formato, tiene grandes posibilidades de cara a presentar determinado tipo de artefactos y materiales arqueológicos, como pueden ser los utensilios tallados, o también determinados huesos de animales (trabajados o no) y de humanos.
Como ejemplo, pongo a continuación los enlaces a dos PDFs que contienen modelos 3D del mismo objeto presentado en el anterior post sobre este tema (un núcleo lítico experimental, tallado con estrategias centrípetas típicas del Paleolítico medio).
Nota importante: Para verlos en 3D no basta con seguir el enlace a Google Docs; hay que descargarse los PDFs y abrirlos con una versión reciente de Adobe Acrobat o Acrobat Reader (la versión gratuíta que casi todos tenemos).
Modelo 1
Modelo 2
El Modelo 1 está generado a partir de una malla capturada con un escáner 3D, simplificada con Meshlab (programa gratuito de código abierto), convertida en un archivo .U3D (algo así como el estándar 3D) e importada como objeto 3D a un archivo .PDF, usando Adobe Acrobat Pro.
El resultado es bueno en términos de fiabilidad, sin que aparezcan errores o se modifique la malla. Pero Meshlab tiene ciertos problemas de estabilidad cuando se trabaja con mallas "pesadas" (con cientos de miles de puntos y facetas) lo que hizo necesario simplificar el modelo antes de exportarlo. Por otro lado, y debido a ello, el PDF final es muy ligero, poco más de 1 Mega.
El Modelo 2 está generado a partir de la misma malla, convertida en un archivo .DAE (Collada) y exportada a la versión gratuita de Google Sketchup, y después convertida en PDF 3D con un plug-in en versión de evaluación llamado SimLab PDF Exporter.
El resultado es muy aparente, con un modelo de aspecto bastante detallado, aunque con algunos fallos (agujeros en la malla); aparentemente son pequeños errores o discrepancias al importar el modelo a Google Sketchup. Este es un modelo más "pesado" que el anterior y el .PDF final es también más grande (unos 15 Megas).
Aunque estoy seguro de que se pueden exportar las texturas reales de los objetos capturados todavía no sé como hacerlo (por ejemplo, este modelo en su malla original tenía una textura generada a partir de las cámaras a color del escáner 3D, que se ha perdido en ambos procedimientos).
Espero seguir explorando el tema y descubrir esa cuestión, y otros mecanismos y utilidades, que me sirvan a mi, y a otros técnicos e investigadores en arqueología, para sacar más provecho a estas herramientas.
martes, 19 de junio de 2012
viernes, 15 de junio de 2012
Complejidad y capacidades cognitivas de los Neandertales: La fabricación de adhesivos y herramientas compuestas
Introducción: De
herramientas y pegamentos
En el estudio del Paleolítico y de la evolución de los homínidos, la fabricación de herramientas
compuestas (como las
construidas a partir de un astil de madera, una parte activa de sílex,
elementos de atadura, y pegamentos o masillas) se considera una capacidad propiamente humana, y
relativamente compleja. La
aptitud para crear esos objetos pone de manifiesto la capacidad de planificar un trabajo, y
también de concebir un objeto
complejo cuya fabricación
consta de muchas fases
intermedias, y de procesos productivos muy diferentes entre sí.
Raspador con enmangue de madera y atadura. Walakpa, Alaska. Cultura Thule (unos 600 años de antigüedad). Colección de la Smithsonian Institution. Imagen de lithiccastinglab.com .
Veamos, por ejemplo, qué hace falta para fabricar una "simple" lanza para cazar: es necesario obtener una materia prima lítica (como el sílex) de calidad, tallar mediante técnicas muy especializadas una punta, fabricar en madera un astil recto, delgado, largo, resistente y bien equilibrado, y utilizar unos sistemas de enmangue, adherencia y atado de la punta al astil, que sean fiables y sólidos, y permitan su reparación y mantenimiento.
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Dardos de Ceremonial Cave, Texas. Las puntas de piedra se insertan en una ranura acanalada en la punta del astil, se fijan con una masilla a modo de pegamento, y se envuelven en tendón animal o cuerdas vegetales. Colección TARL. Foto: Milton Bell.
Y, más concretamente, la mayor parte de las evidencias
disponibles provienen de contextos de Paleolítico
medio, que en casi todos los casos se asocian a poblaciones neandertales (con algunas pequeñas dudas en ciertos
niveles de Oriente Medio). A continuación voy a revisar brevemente esas
evidencias, relacionadas con el Paleolítico medio y los Neandertales.
Dos de los
ejemplos más conocidos de ese tipo de adhesivos son el betún o bitumen, de origen mineral (petroleo), y la brea de
corteza de abedul. Además, esos adhesivos no se utilizan por lo general tal
y como se recolectan de la naturaleza (en el caso del abedul no sería posible,
ya que la brea es producto de una destilación en seco). Al contrario, son
sometidos a procesos de mezcla con otros materiales, y a cocciones o combustiones de tipo reductor (sin oxígeno) para
crear compuestos que son
líquidos o maleables al ser calentados, y resistentes
y elásticos al enfriarse.
La complejidad de
estos procesos hizo pensar, hasta el último cuarto del S. XX, que la capacidad
de obtener las formas refinadas de esos adhesivos naturales era algo relativamente moderno, sólo
descubierto a partir del Neolítico,
y en relación a la tecnología
cerámica. Sin embargo, en los últimos años del siglo XX, y en los que
llevamos del XXI se ha documentado, de forma amplia, y geográficamente diversa,
el uso de esos compuestos
adhesivos en el Paleolítico.
El uso de
bitumen en Umm el Tlel
A partir de
aquí, voy a usar el término bitumen para hablar de ese tipo de adhesivo mineral
relacionado con sedimentos bituminosos, para diferenciarlo del uso (más común)
que se suele hacer del término "betún" en castellano.
En Siria, hay un
yacimiento paleolítico llamado Umm
el Tlel, que tiene una impresionante secuencia estratigráfica del Pleistoceno superior y decenas de niveles estratigráficos
dentro de lo que llamanos Paleolítico
medio, o, desde un punto de vista tecno-tipológico y
"continental" (a.k.a. francés), Musteriense.
En ese lugar, en
1992 se hallaron varias herramientas
con residuos (Boëda et al. 1996) en la parte donde estaría su
enmangue. Esos útiles estaban en un contexto típicamente Musteriense, de algo más de 40.000 años de antigüedad. Los análisis de
laboratorio confirmaron que se trataba de bitumen,
de origen mineral, y
probablemente modificado mediante técnicas de combustión (sometido a altas temperaturas)
antes de su uso. La posición de los residuos permitió a los investigadores
proponer que se trata de los restos
del adhesivo usado para enmangar las piezas líticas a soportes de madera, asta, hueso,
etc.
No obstante, los
defensores del arcaismo neandertal, que tienden a negar por defecto cualquier
capacidad propiamente humana de los Neandertales, señalaron que en Oriente
Medio y en esas fechas también podría haber Humanos
Anatómicamente Modernos (HAM).
Sin embargo, lo cierto es que los elementos tecno-tipológicos que esos mismos académicos utilizan
para caracterizar los sitios "modernos" están ausentes de los niveles
estudiados de Umm el Tlel; además, no hay evidencias
antropológicas de presencia
de HAM en Siria central en fechas cercanas a aquellas; y los restos humanos más
cercanos a esas cronologías que se conocen en dicha región son,
sistemáticamente, Neandertales. No obstante, hablando hipotéticamente, había
una pequeña posibilidad de que el Musteriense de Umm el Tlel de algo más de
40.000 años no fuera obra de poblaciones Neandertales.
Esa posibilidad, que las herramientas enmangadas y el uso de bitumen fueran obras de los HAM, se hace todavía más remota con un nuevo descubrimiento (desde el año 2000): la presencia de otras herramientas con el mismo tipo de residuos, en niveles de 70.000 años de Umm el Tlel. Se trata en este caso de más de 200 herramientas (Boëda et al. 2008) con restos de bitumen, localizados en las zonas de prensión o sujeción de las herramientas. Algunas de las piezas habían tenido una cantidad importante de pegamento mineral adherido, de manera que éste impregnó el sedimento debajo de las mismas, y se puede ver en la huella que queda al extraerlas durante la excavación.
Herramientas de 70.000 años de Um el Tlel, con restos de bitumen en la zona del enmangue y en el negativo que dejan en el sedimento al ser extraídas. A partir de Boeda et al. 2008, Figuras 2 y 3.
El análisis geoquímico de las muestras de adhesivo mineral ha
permitido también a los investigadores rastrear su origen, en una zona de
arenas de alquitrán o bituminosas, en Djebel
Bichri (a 40 km. del
yacimiento).
Pegamentos
vegetales y minerales en el final del Paleolítico medio Europeo: Alemania y
Rumanía
A comienzos del s.
XXI se publicaron varios estudios (Koller et al. 2001, Grümberg
2002) que daban cuenta del análisis de dos
conglomerados de brea solidificada, que habían sido encontrados mucho
antes, en 1963. Esa brea se encontró en Königsaue (Alemania) en un contexto atribuído, a
partir de la geología, al Paleolítico
medio.
Uno de los
fragmentos es realmente espectacular, pues tiene las impresiones en negativo de parte de un pulgar humano, de una pieza lítica y de una superficie de madera. Es decir,
prueba de forma incontestable que esa brea fue utilizada, en estado líquido o
al menos muy maleable, para fabricar una herramienta
compuesta en el Paleolítico.
Los dos objetos han sido datados entre 44
y 48.000 años BP sin
calibrar, por Carbono 14.
Los análisis de
laboratorio de ambos pedazos de masilla solidificada demostraron que se trata
de brea de corteza de abedul, obtenida mediante procesos de combustión reductora de notable complejidad (que, hasta
este descubrimiento, se creía que habían sido inventados en el Neolítico).
Más recientemente
(Cârciumaru et al. 2012),
se ha publicado el re-estudio de los materiales de Gura Cheii-Rasnov (Rumanía),
que permitió a los investigadores descubrir dos
piezas líticas con restos de una sustancia negra y resinosa. Cada uno de
los dos artefactos pertenece a un horizonte cultural: Una lámina de sílex se adscribe al Paleolítico superior inicial (indeterminado, pero con afinidades
tipológicas y cronológicas con el Gravetiense), y una lasca alargada de cuarcita es del Musteriense final o tardío de la región (34-29.000 BP en
cronología de radiocarbono sin calibrar). En ambos casos, las manchas de
residuo se concentran en una zona concreta y marcan la posición del probable enmangue que sujetaba las piezas líticas.
Los análisis de laboratorio confirman que, en este caso, el residuo es bitumen de origen mineral, cuya fuente geológica es por el momento desconocida, aunque hay dos posibles: Depósitos de areniscas bituminosas a 20 km. de la cueva, o bien las zonas petrolíferas al Sur de los Cárpatos, a más de 100 km.
Los dos útiles líticos con residuos de bitumen de Gura Cheii-Rasnov, a partir de Cârciumaru et al. 2012, Figuras 2 y 3.
Los análisis de laboratorio confirman que, en este caso, el residuo es bitumen de origen mineral, cuya fuente geológica es por el momento desconocida, aunque hay dos posibles: Depósitos de areniscas bituminosas a 20 km. de la cueva, o bien las zonas petrolíferas al Sur de los Cárpatos, a más de 100 km.
Adhesivos en
momentos antiguos del Paleolítico medio europeo: Italia y, de nuevo, Alemania
En 2001, en un
contexto bien datado (megafauna, microfauna, geología, geo-magnetismo) del Pleistoceno medio italiano en la cantera de Campitello, se
encontraron dos lascas con
restos de una sustancia resinosa adheridos
a ellas (Mazza et al. 2006).
Pertenecían a un pequeño conjunto de tres lascas halladas en asociación con los
restos de un elefante (Elephas antiquus), una hembra
joven.
Una de las dos
lascas con residuos estaba debajo de una costilla del elefante, lo que quizás
la protegió especialmente de la erosión y el paso del tiempo, ya que conserva
una impresionante
"funda" de sustancia resinosa, que cubre la mitad de la misma. La
otra lasca tenía restos en la parte que correspondería a un posible enmangue.
En ambos casos, los residuos fueron identificados como brea de corteza de abedul.
En periodos tan antiguos (desde un punto de vista arqueológico, que no geológico) es difícil obtener una gran precisión en las dataciones, pero la combinación de informaciones cronológicas sitúa los hallazgos de Campitello en un momento estadial (frío) anterior al OIS 6, es decir de más de 200.000 años de antiguedad.
Por último, en 2011 se publicaron los análisis de residuos y huellas de uso de los materiales líticos de Inden-Altdorf, en Alemania, cerca de Bonn (Pawlik y Thissen 2011). Es un yacimiento Micoquiense (Paleolítico medio), de algo más de 100.000 años. En este trabajo se presentan una vez más materiales bastante espectaculares: Abundantes (86) piezas líticas con indicios de enmangue y restos de residuos resinosos. Dichos residuos, al ser analizados, resultaron ser brea de corteza de abedul.
Lasca de sílex del Pleistoceno medio de Campitello con una parte cubierta de brea de corteza de abedul. A partir de Mazza et al. 2006, Figura 3.
En periodos tan antiguos (desde un punto de vista arqueológico, que no geológico) es difícil obtener una gran precisión en las dataciones, pero la combinación de informaciones cronológicas sitúa los hallazgos de Campitello en un momento estadial (frío) anterior al OIS 6, es decir de más de 200.000 años de antiguedad.
Por último, en 2011 se publicaron los análisis de residuos y huellas de uso de los materiales líticos de Inden-Altdorf, en Alemania, cerca de Bonn (Pawlik y Thissen 2011). Es un yacimiento Micoquiense (Paleolítico medio), de algo más de 100.000 años. En este trabajo se presentan una vez más materiales bastante espectaculares: Abundantes (86) piezas líticas con indicios de enmangue y restos de residuos resinosos. Dichos residuos, al ser analizados, resultaron ser brea de corteza de abedul.
Útiles de Inen-Atdorf (Alemania) con indicios de enmangue y adhesivo de brea de abedul. A partir de Pawlik y Thissen 2011, Figura 2.
El análisis de
laboratorio en este trabajo es probablemente el más amplio y completo, de todos
los que he ido citando (Pawlik es una autoridad en breas prehistóricas,
habiendo estudiado numerosos casos del Neolítico). Esa profundidad de los
estudios permitió a los autores sugerir
un método de obtención de la brea, mediante combustión reductora: a partir
de la manufactura de rollos de corteza de abedul, que se prenden por un
extremo, y se introducen en agujeros en el suelo, quizás reforzados con cantos
y con una piedra plana al fondo, para recoger los resultados (la brea líquida).
Además, las huellas de uso microscópicas permitieron detectar lo que los
especialistas denominan "bright
spots": zonas puntales de desgaste en la base de las piezas
líticas. Esas marcas suelen interpretarse como producto del rozamiento con la
materia dura (madera, asta...) del enmangue. Esos "bright spots"
estaban, además, asociados a las concentraciones de brea.
Detalle de los residuos de brea (arriba) y de los "bright spots" microscópicos (abajo). A partir de Pawlik y Thissen 2011, Figura 4.
El yacimiento de
Inden-Altdorf se interpreta como un asentamiento
al aire libre, en el que se llevaron a cabo tareas variadas, con predominio
de las de preparación y
reparación de útiles compuestos. Un último aspecto importante es que,
del conjunto lítico de 86 piezas con brea de corteza de abedul, 15 eran puntas de armas compuestas,
que los autores interpretan como proyectiles (azagayas).
Breve balance
final
La evidencia
arqueológica permite decir, sin muchas reservas, que los humanos europeos del
Pleistoceno medio y final dominaron la fabricación de útiles compuestos,
junto con el uso de varios
tipos de adhesivos de origen mineral y vegetal, que fabricaban a partir de técnicas complejas, que
implican el uso especializado del fuego para una combustión reductora de las
materias primas. Esta evidencia, además, parece particularmente asociada a los
Neandertales, tanto en periodos antiguos (OIS 6 y 5) como en otros más
recientes (OIS 4 y 3) del Paleolítico medio.
Bibliografía
Boëda. E., Connan, E., Dessort, D., Muhesen, S.,
Mercier, N., Valladas, H. y Tisnérat, N. (1996): "Bitumen as a hafting
material on Middle Palaeolithic artefacts", Nature nº 380,
pp. 336 - 338 (Letters to Nature).
Boëda, E., Bonilauri, S., Connan, J., Jarvie, D.,
Mercier, N., Tobey, M., Valladas, H., al Sakhel, H. y Muhesen, S. (2008):
"Middle Palaeolithic bitumen use at Umm el Tlel around 70 000 BP", Antiquity, nº 82, pp. 853-86.
Cârciumaru, M., Ion, R.-M., Niţu, E.-C. y Ştefănescu,
R. (2012): "New evidence of adhesive as hafting material on Middle and
Upper Palaeolithic artefacts from Gura Cheii-Râşnov Cave (Romania)", Journal of Archaeological
Science, v. 39, nº 7, pp. 1942–1950.
Grümberg, J.M. (2002): "Middle Palaeolithic
birch-bark pitch", Antiquity, nº 76, pp. 15-16
Koller, J., Baumer, U., y Mania, D. (2001):
"High-Tech in the Middle Palaeolithic: Neandertal-Manufactured Pitch
Identified", European Journal of Archaeology, v. 4, nº 3,
pp. 385-397.
Mazza, P. P. A., Martini, F., Sala, B., Magi, M.,
Colombini, M., P., Giachi, G., Landucci, F., Lemorini, C., Modugno, F. y
Ribechini, E. (2006): "A new Palaeolithic discovery: tar-hafted stone
tools in a European Mid-Pleistocene bone-bearing bed", Journal of Archaeological
Science, v. 33, nº 9, pp. 1310-1318.
Pawlik, A. y Thissen, J. (2011): "Hafted
armatures and multi-component tool design at the Micoquian site of
Inden-Altdorf, Germany", Journal of Archaeological Science,
v. 38, nº 7, pp. 1699-1708.
Referencia de Research Blogging
Pawlik, A., & Thissen, J. (2011). Hafted armatures and multi-component tool design at the Micoquian site of Inden-Altdorf, Germany Journal of Archaeological Science, 38 (7), 1699-1708 DOI: 10.1016/j.jas.2011.03.001
domingo, 3 de junio de 2012
Paleolítico medio y 3D
En los últimos meses, una de las cuestiones que estoy explorando un poco (debido a mis intereses profesionales y de investigación) es cómo aplicar la tecnología de representación en 3D, de objetos y estructuras, a la investigación arqueológica.
Los modelos 3D, de muy diversos tipos, se vienen usando en Arqueología y Prehistoria desde hace tiempo. Sobre todo, en distintas aplicaciones e iniciativas de tipo divulgativo (aunque, seguramente, no tanto como se podría). Sin embargo, para la investigación científica propiamente dicha, lo cierto es que hay muy poco hecho, y es un campo amplio e interesante por explorar.
Uno de los muchos aspectos que podrían beneficiarse del uso de modelos 3D es la investigación sobre tecnología lítica en la Prehistoria, y en concreto en el Paleolítico medio.
Una parte muy importante de los materiales líticos del Paleolítico medio son piedras talladas, lo que significa que tienen unos rasgos morfológicos (forma, geometría) que son muy característicos.
Esos rasgos (como la dirección de las extracciones, el ángulo de golpeo respecto a las superficies del núcleo, etc) son analizados e interpretados por los expertos en este tema. Dichos investigadores lo hacen, habitualmente, a partir de los núcleos, lascas y otros productos de la talla lítica. Por ello, disponer de modelos 3D de esos materiales líticos podría ser una gran ayuda a la investigación, dado que:
- Facilitaría la toma de datos, en concreto de medidas que son complejas de tomar directamente sobre los materiales, al menos con cierta precisión (relaciones angulares, medidas de superficie, etc.)
- Ayudaría a la comunicabilidad del conocimiento científico, pudiendo los especialistas mostrar en congresos y reuniones sus modelos 3D, e intercambiar los obtenidos por ellos con los de otros investigadores.
- Ahorraría una ingente cantidad de tiempo y esfuerzo en relación al estudio de los materiales conservados en los Museos, a los que deben acudir los investigadores cada vez que quieren analizar un rasgo nuevo de la industria lítica de tal o cual yacimiento.
Podéis probar a girar pinchando y arrastrando, o acercar y alejar la vista con la rueda del ratón.
Se trata de un núcleo lítico en sílex, experimental. Es el resultado final de un proceso de talla que se realizó en el marco de un seminario de lítica, el verano pasado. El núcleo se explotó con estrategias de producción similares a las utilizadas en el Paleolítico medio: Se comenzó con una reducción de tipo Levallois. Y cuando el núcleo fue demasiado pequeño para continuar, se pasó a realizar una serie de extracciones terminales de tipo discoide.
Es simplemente un ejemplo, con una malla 3D muy sencilla. Hay que tener en cuenta que la calidad de un modelo completo tiene mucha más definición, y puede añadirse también una textura detallada, con el color real del objeto.
Se recuerda que todo el contenido de este blog está protegido por una licencia
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