domingo, 30 de junio de 2013

Comprendiendo el Lenguaje Neandertal

ResearchBlogging.org

Introducción al post

En esta entrada os traigo la revisión de un artículo científico en proceso de publicación, que ya ha pasado la revisión por pares -es decir, ha sido aceptado definitivamente. Se trata del estudio titulado: On the antiquity of language: the reinterpretation of Neandertal linguistic capacities and its consequences, por Dan Dediu y Stephen C. Levinson.

El paper en cuestión trata sobre el lenguaje neandertal. Y, más en general, sobre el origen y trayectoria evolutiva e histórica del lenguaje, entre los distintos seres humanos (todo el género Homo).

En mi opinión, es un trabajo con grandes aciertos, que se venía haciendo muy necesario. Un soplo de aire fresco en comparación con algún otro estudio que hemos revisado aquí. Tiene la suficiente extensión y detalle para abordar la revisión de la mayor parte de las problemáticas relacionadas con el origen del lenguaje: Lo anatómico, lo genético, lo arqueológico, etc. Y lo hace con bastante acierto.

En el conjunto del trabajo, y en sus reflexiones finales, tiendo a coincidir con lo que sus autores defienden y concluyen. Creo que, en términos globales, hacen una correcta valoración de la mayor parte de las evidencias que manejan.

Algunos aspectos, sin embargo, me resultan menos convincentes, o creo que están equivocados, en especial en la evidencia arqueológica y con los modelos que manejan para el remplazamiento poblacional de inicios del Paleolítico superior en Eurasia. Estos aspectos que, desde mi punto de vista, son algo más criticables, los desglosaré al final del post.

Ahora, sin más dilación, paso a resumir el contenido del trabajo en sus elementos esenciales.

El meollo de la cuestión

El artículo de Dan Dediu y Stephen C Levinson viene a refutar, de manera contundente, una idea: que se puede situar el origen del lenguaje humano hace entre 50.000 y 100.000 años (Chomski 2010), coincidiendo con una putativa "revolución del comportamiento moderno" (Mellars 2005), en un escenario saltacionista, motivado por una mutación genética fortuita (y revolucionaria en si misma).

Por el contrario, los autores revisan y ponen en orden las evidencias de los distintos campos (arqueología, paleoantropología física y ADN antiguo, etc.). Con ello, muestran que la hipótesis más plausible y acorde a las evidencias es un origen mucho más antiguo del lenguaje humano, tal y como lo conocemos. Ese origen del lenguaje, según los autores:
  • Es anterior a la separación genética de Neandertales y Humanos Anatómicamente Modernos (HAM). 
  • Sucedió en África. 
  • Coincidiría con el último ancestro común a la rama neandertal y los HAM.
  • Y se data hace -al menos- medio millón de años. 
En cuanto a las evidencias genéticas, el peso de los argumentos lo llevan las similitudes (tanto en términos de genes heredados, cómo de variabilidad en los mismos), entre las poblaciones humanas extintas (Neandertales y "Denisovanos") y las actuales. En particular en lo que se refiere a los genes -probablemente-  relacionados con la formación, y comprensión, del habla y del discurso. También se recogen los datos que prueban la existencia de interfertilidad entre estas poblaciones, y de una notable herencia neandertal en todos los no-africanos, y de los "Denisovanos" en Asia y Oceanía.

En cuanto a la evidencia morfológica, se hace énfasis en dos aspectos: El desarrollo ontológico (a lo largo del crecimiento y maduración de los individuos), y los órganos relacionados con la formación del habla y su recepción. 

En el primer apartado, las evidencias sirven a los autores para comprobar que, a pesar de las sutiles y quizás relevantes diferencias, los Neandertales y sus antepasados H. heidelbergensis tenían una configuración del crecimiento y maduración (desarrollo craneal, crecimiento post-fetal, erupción dental, duración de la infancia) decididamente moderna. Esa configuración es acorde con los tiempos y ritmos necesarios para el aprendizaje del lenguaje humano y la transmisión del acervo cultural.

Para las cuestiones del aparato fonador y del oído, la revisión extensiva de las evidencias también pone de relieve que tanto Neandertales como H. heildenbgensis poseían una configuración moderna, asimilable o cuando menos paralela a la de los humanos actuales, y distinta por completo a la de los homininos más arcaicos (H. habilis, australopitecinos), y también a la de los homínidos actuales (chimpancé, gorila, etc.)
  
La evidencia arqueológica: Los aciertos

En el apartado arqueológico, se agradece por una vez el esfuerzo realizado por los autores en poner toda la evidencia en una perspectiva histórica y evolutiva amplia, recogiendo los datos de forma suficiente y con espíritu crítico; y contextualizando los hallazgos en lugar de elegirlos de manera arbitraria para defender una u otra postura.

Se hace referencia, entre otros aspectos, a:
  • La complejidad en la fabricación de herramientas: que incluye desde la captación de materias primas (sílex), que a veces se hizo en verdaderas actividades mineras (si bien es cierto que a muy pequeña escala), hasta el uso de pegamentos -fabricados a su vez con tecnologías complejas.
  • Relacionado con lo anterior también, la enorme complejidad en los diferentes y sucesivos pasos de la talla lítica.
  • La evidencia de que los Neandertales enterraron de forma deliberada a sus muertos
  • La prueba de que los usaron la decoración corporal (tanto en forma de ocres como de adornos en varios materiales).

Por otra parte, dado que la desaparición de los neandertales ha sido usada como "prueba" de la ausencia del lenguaje en aquellos humanos, los autores clarifican su posición al respecto: La sustitución de las poblaciones neandertales por los HAM fue lenta y progresiva, a lo largo de miles, y quizás decenas de miles de años, implicó algún grado de entrecruzamiento, y se explica mucho mejor en términos demográficos y de diferencias tecnológicas. Y esas diferencias no son fruto de capacidades intrínsecamente distintas, sino que se deben a desarrollos histórico-demográficos diferentes, que les hace llegar a determinados momentos (por ejemplo, el Paleolítico superior Europeo) en un fuerte desequilibrio competitivo.

La evidencia arqueológica: Lo criticable

Algunos aspectos de la evidencia arqueológica, y la forma en que son presentados por los autores, "chirrian" un poco a la luz de las últimas novedades, y para los conocedores del campo de estudio. Los matices y correcciones a introducir no cambian sustancialmente la interpretación (de hecho, reforzarían las ideas básicas de los autores). Pero creo que vale la pena enumerarlos; sobre todo, porque se basan en lugares comunes que no son ciertos, pero se asumen como tales por muchos investigadores:

Los autores consideran que los HAM que llegan a comienzos del Paleolítico superior tienen una tecnología muy superior (i.e. el llamado "Modo 4" -sic- y la talla laminar) frente al mucho más "primitivo" Musteriense de las poblaciones Neandertales. Esto es, probablemente, muy poco cierto, y apenas está basado en la evidencia:
  1. Por una parte, hace décadas que está firmemente demostrado que la talla laminar estrictamente volumétrica y al modo del Paleolítico superior existe entre los Neandertales de hace entre 90.000 y 70.000 de Europa occidental (en Bélgica y el Norte de Francia, sobre todo). Es decir, decenas de miles de años antes de cualquier posible contacto con poblaciones migrantes africanas; y a decenas de miles de kilómetros de las posibles áreas de contacto entre Neandertales y HAM. 
  2. Por otra parte, determinados aspectos aducidos como únicos del Paleolítico superior o bien no lo son, o son invenciones muy posteriores. Las "no-novedades" son todas aquellas cosas que ya aparecen en el Paleolítico medio a menor escala: industria ósea, microlitismo, especialización "tipológica", puntas líticas para proyectiles. Y el resto, son las cosas que aparecen en un momento muy posterior del Paleolítico superior y no provienen de África, sino que son invenciones o re-invenciones locales (herramientas de pesca, marisqueo, etc.).
Yendo a un tema más concreto: También me parece problemático que, para el Chatelperroniense, se pongan en un nivel similar de rigor científico dos cosas que no tienen el mismo valor:

1. Las evidencias hoy por hoy muy sólidas, de la integridad del Chatelperroniense, su asociación con neandertales, y su posición cronoestratigráfica. Pruebas que están cimentadas en su amplia distribución geográfica, su presencia en diversas cuevas y yacimientos al aire libre, la coherencia en términos de bases tecnológicas (captación, fabricación y gestión del utillaje lítico) y económicas (tipo de presas y estrategias de captura, tipo de explotación del territorio y movilidad, existencia de cabañas y campamentos), etc. Y en particular, la solidez de la evidencia de la cueva de Grote-du-Renne en Arcy-sur-Cure, de la que ya hemos hablado en este blog (en varias ocasiones).

2. Y las críticas aducidas por Mellars (2010) y el equipo afín de Higham y colegas (2010), que son más ruido que hechos, artículos más "tácticos" que científicos, y tienen su razón de ser en la necesidad de aferrarse a un paradigma (la "Modern Human Revolution" y la extinción fulminante de los Neandertales por los HAM "invasores") que ya no se sostiene por ningún lado.

Y por último, otro problema viene de la falta de suficiente documentación, y quizás reflexión, a la hora de analizar la complejidad cultural de las poblaciones Neandertales. Sobre todo, se hecha en falta la referencia a su variedad y diversidad tanto geográfica como histórica. Hoy sabemos que la cultura de los Neandertales fue mucho menos estática de lo que se suponía. Que en ningún caso vivieron en un éxtasis de sus formas de vida, y sus realizaciones materiales fueron cambiando en el tiempo, y no fueron las mismas en diferentes regiones. Algunos ejemplos:
  1. En unas regiones parece que, por ejemplo, se favoreció la caza de grandes ungulados sobre cualquier otra, mientras que -de modo paralelo- en otras áreas se explotaban los pequeños animales (mamíferos, las aves, los anfibios y los peces y moluscos) de forma regular. 
  2. También, en determinadas regiones y momentos, los Neandertales usaron de forma sistemática breas vegetales (de corteza de abedul) para unir elementos compuestos de su armamento y utillaje, y como "fundas" para proteger las manos al sostener herramientas de otro modo cortantes. Y, en otras regiones, esa función la cumplen las más accesibles breas minerales (betún). 
  3. Para la cuestión de los refugios y hábitats, en ciertos momentos y lugares  parece que hay una preferencia por habitar las cuevas y abrigos rocosos, mientras que en otros se detecta la existencia de refugios al aire libre, chozas, cabañas o y/o paravientos. Como en La Folie o Molodova I.      
  4. Y un último ejemplo, entre los muchos posibles, sería el de los enterramientos. Como ya expliqué en otro post, además de ser claras y recurrentes, las tumbas de los neandertales no son ubicuas ni se distribuyen al azar. Las prácticas de enterramientos se concentran en determinadas regiones y momentos, e incluso forman auténticos lugares recurrentes, "cementerios", como en La Ferrasie (10 individuos) o en Shanidar (7 individuos).
En conclusión

Más allá de estas criticas arqueológicas, achacables a la imposibilidad de aprehender toda la evidencia y su contexto investigador, por parte de los autores, debo remarcar que el trabajo me ha parecido sólido y bien fundado. Creo que puede marcar un antes y un después en la investigación sobre el lenguaje entre las poblaciones neandertales, ya que sirve para poner en común, y en contexto, las evidencias de campos muy dispares y a menudo poco relacionados. Y propone un -relativamente- nuevo paradigma: la antigüedad del lenguaje en el genero Homo hasta, al menos, medio millón de años.

En todo caso, un artículo que hay que leer sí o sí, y que contiene, por supuesto, muchos más temas y cuestiones interesantes que las que he tratado en esta revisión.


Referencias adicionales

Caron F, d'Errico F, Del Moral P, Santos F, & Zilhão J (2011). The reality of Neandertal symbolic behavior at the Grotte du Renne, Arcy-sur-Cure, France. PloS one, 6 (6).

Chomsky N (2010). Some simple evo-devo theses: How true might they be for language? R. Larson, V. Déprez, H. Yamakido (eds) The evolution of human language.

d'Errico F, Julien M, Liolios D, Vanhaeren M, Baffier D (2003). Many awls in our argument. Bone tool manufacture and use in the Châtelperronian and Aurignacian levels of the Grotte du Renne at Arcy-sur-Cure. J. Zilhão, F. d'Errico (eds): The Chronology of the Aurignacian and of the Transitional Technocomplexes. Dating, Stratigraphies, Cultural Implications. 

Higham T, Jacobi R, Julien M, David F, Basell L, Wood R, Davies W, & Ramsey CB (2010). Chronology of the Grotte du Renne (France) and implications for the context of ornaments and human remains within the Châtelperronian. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 107 (47).

Mellars P (2005).The impossible coincidence. A single-species model for the origins of modern human behavior in Europe. Evol. Anthr. 14.

Mellars P (2010). Neanderthal symbolism and ornament manufacture: The bursting of a bubble? Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 107 (47).


Referencia de Research Blogging

Dan Dediu, & Stephen C. Levinson (2013). On the antiquity of language: the reinterpretation of Neandertal linguistic capacities and its consequences Frontiers in Psychology, 4 (397) : 10.3389/fpsyg.2013.00397

3 comentarios:

Maju dijo...

Lo siento pero no me ha gustado el estudio: no hay gráficos, ni tablas, ni detalle en el texto sobre la posible evolución morfológica de los órganos involucrados en el habla, sino apenas mención de los huesos del oído. No hay datos fisiológicos sobre H. erectus, ni H. ergaster, ni H. rhodesiensis (que quizá asimilen a H. heidelbergensis??, considerando la escala cronológica "B" del único gráfico). Lo único que parece decir es que H. neanderthalensis parece capaz de habla (lo que no me sorprende nada). Ni siquiera soy capaz de encontrar referencias claras a H. habilis (los huesos del oído "simiescos" de Swaktrans probablemente son de A. sediba, ya que sólo esta especie se ha encontrado en Africa Meridional en fechas tan tempranas).

Por lo tanto aún no sabemos (que yo sepa al menos) nada de las capacidades auditivas y expresivas orales de las especies más antiguas del género Homo, a no ser que, como algunos han argumentado recientemente, sea A. sediba el verdadero ancestro de H. erectus en lugar de H. habilis, cosa que no acabo de ver muy clara.

En cualquier caso podemos hablar con gran certeza de seres humanos a partir de H. erectus, quienes, en sentido amplio (incl. H. ergaster) ocupan el centro del cuadro de la evolución humana, siendo sapiens, neandertales, etc. meros subproductos. Sin estudiar a H. erectus/ergaster poco podemos decir sobre la evolución del habla en el género humano.

Anónimo dijo...

Creo que has confundido homínidos y homininos.

Millán Mozota dijo...

Anonimo: Suelo dudar con estos términos, pero están bien usados aquí. Si sigues los enlaces se puede comprobar.
...homininos (Hominina) son una subtribu de primates homínidos caracterizados por la postura erguida y la locomoción bípeda.
...homínidos (Hominidae) son una familia de primates hominoideos, que incluyen 4 géneros y 7 especies vivientes, entre las cuales se halla el ser humano y sus parientes cercanos, orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos.

Maju: Esa información que echas en falta está en los (muchos) otros estudios a los que se hace referencia en este. En este caso es una revisión general, un estado de la cuestión. Yo he manejado -mucho- la mayoría de esas referencias en los últimos meses, entre otras cosas al preparar los 9 post que llevo de la serie ¿Qué nos hace humanos? ¿Y a los Neandertales? y quizás por eso tengo más frescos y más claros los datos, y no me importa que no utilicen sus propios gráficos o figuras. En seguida me salen las imágenes y los datos en la cabeza al leer las referencias.
Por otro lado: Creo que usan H. heidelbergensis en su concepción más "africana" y como ancestro común, y por tanto: si, entiendo (upongo) que lo asimilan a H. rhodesiensis.