Introducción: De qué vamos a hablar hoy, y porqué.
Hace unas semanas pude leer un trabajo reciente de Cochard y otros (2012), sobre la evidencia del consumo de conejos en un yacimiento neandertal francés. Es un trabajo de lo más completo, y tiene una primera parte en la que hace una revisión crítica, bastante detallada, de las pruebas que tenemos del consumo de esos animales, y de otras presas de caza menor, por parte de los Neandertales del Paleolítico medio.
En la segunda parte, el trabajo presenta un estudio de los restos de conejos del yacimiento de Les Canalettes Aveyron (Francia). Para no caer, de nuevo, en la redacción de una única nota interminable, he decidido abordar la cuestión en dos partes.
Oryctolagus cuniculus, conejo común europeo. Foto: J. J. Harrison |
En este primer post, daré cuenta de la revisión general de las evidencias de "caza menor" en el Paleolítico medio, que hacen Cochard y otros (2012). Y trataré de poner sus datos y conclusiones en relación a otros trabajos, y a las propias revisiones hechas desde este blog, de la cuestión más general de la dieta de los Neandertales.
En el siguiente post, trataré en concreto la evidencia de Canalettes Aveyron, y el estudio que hacen de la misma, que -ya adelanto- es muy completo e interesante, con una combinación de técnicas de análisis tafonómico y arqueozoológico de notable eficacia.
Algunas coordenadas generales
He elegido el término castellano "caza menor" para el tipo de animales descritos en el artículo. Creo que el concepto se corresponde razonablemente bien con el término "small game" del estudio de Cochard y otros. En cuanto a ese trabajo, en su introducción los autores explican que este tipo de caza (la captura de pequeños animales), está bien documentada entre primates no humanos, así como en el registro etnográfico de cazadores-recolectores.
En el caso de los primates no-humanos, se refieren básicamente a los chimpancés (Pan troglodytes), que cazan pequeños animales, como los monos colobos rojos (Piliocolobus), como han descrito Watts y Mitani (2002) entre otros.
Colobo rojo, aperitivo chimpancé. Foto: Colin Houston |
Respecto a esto, cabe comentar que las prácticas cazadoras de los chimpancés son de gran interés desde el punto de vista de la evolución y comportamiento de los primates, pero lo cierto es que están un tanto alejadas del papel social y económico que puede tener la caza menor entre cazadores-recolectores humanos (incluyendo los Neandertales).
Sí que puede ser interesante como punto de reflexión y comparación: Al poner de relieve que los chimpancés de distintas regiones y poblaciones cazan animales pequeños, se quita peso a los argumentos que tienden a asociar de forma automática la captura de pequeñas presas con el desarrollo de una mayor complejidad social o con los humanos "modernos" (frente a los "arcaicos" como los Neandertales -según esos planteamientos).
Por ejemplo, se ha planteado que la inclusión en la dieta de una variedad de especies de caza menor, y de otros recursos menores, como los moluscos, fue una ventaja adaptativa de los humanos anatómicamente modernos (HAM), frente a los Neandertales, mucho más centrados en la caza de grandes animales. Esa ventaja se basaría tanto en una "superior" capacidad de organización del trabajo (división sexual de las tareas, mayor capacidad de trabajar en grupos organizados), como en el desarrollo de tecnologías especificas (entre ellas, las redes).
En este sentido, es interesante investigación de M. Stiner, basados en último término en el concepto de Broad Spectrum Revolution, acuñado originalmente para el origen del Neolítico. Sus datos y propuestas metodológicas merecen consideración, si bien su perspectiva es, en mi opinión, en exceso lineal-evolucionista.
La liebre y la tortuga
En el trabajo de Cochard y otros, los autores explican que se van a centrar en la caza menor "rápida" (es decir, lepóridos como los conejos, pero también pequeñas aves, etc), dejando de lado otros recursos alimenticios poco móviles, como las tortugas.
Testudo hermanni, tortuga mediterránea |
Ésos animales, aunque se queden fuera de este estudio, tienen un gran interés destacado por varios autores. Se trata de recursos que pueden ser obtenidos de forma sencilla, lo que permite que se incorporen a esas tareas, por ejemplo, personas de movilidad reducida con respecto a los adultos jóvenes (niños, ancianos, mujeres en gestación, convalecientes, etc).
Cabe destacar, en este punto, que para el Paleolítico medio no se conocía hasta hace relativamente poco el consumo de tortugas, pero los trabajos de varios autores (Blasco 2008; Morales Pérez y Serra 2009), que hemos revisado aquí, han cambiado ese panorama. Hoy, la creciente evidencia de consumo de tortugas en el área mediterránea de la Península ibérica sugiere que esta actividad y recurso pueden haber sido subestimados para el Paleolítico medio. A ello se suman la explotación de moluscos y de pescado, que al menos en cierta medida, fueron parte de las actividades neandertales.
Huellas, marcas y Neandertales
Regresando al estudio de Cochard y otros, estos hacen un repaso de los diferentes tipos de huellas dejadas por distintos agentes (hombres, animales, etc) en los restos de la caza menor "rápida" que ha sido encontrada en distintos yacimientos. Y, a partir de sus observaciones, concluyen que aquellos que son más claros indicadores de la acción humana en el Paleolítico son: Las marcas de corte con herramientas de piedra (sobre todo las realizadas para obtener la carne), las marcas de combustión (sobre todo las que reflejan la cocción para el consumo) y las marcas de dientes humanos.
Con estas premisas, el estudio se centra en los lepóridos y las aves de yacimientos de Paleolítico antiguo (inferior y medio), y sus conclusiones son limitadas, aunque interesantes. Según su valoración, sólo se puede hablar de un consumo seguro de conejos y varias especies de anseriformes (patos, cisnes, etc), en el yacimiento de Cova del Bolomor (Comunidad Valenciana).
Este consumo se documenta en cuatro niveles, a lo largo de toda su secuencia, desde momentos tempranos (h. 350.000 BP) hasta otros más recientes (h. 100.000BP) del Pleistoceno. A esa evidencia se sumaría, como única otra excepción, el sitio que se presenta en el trabajo de Cochard y otros: Les Canalettes Aveyron. Este yacimiento cuenta con numerosos restos de conejo y hay indicios de que esos animales fueron consumidos por los Neandertales.
Aquí, es posible hacer una pequeña crítica o matización, ya que para llegar a estas conclusiones, los autores se dejan por el camino las evidencias de un buen número de otros yacimientos, en los que aparecieron restos de pequeños animales, modificados: con marcas de corte, o quemados.
Para los autores, en estos casos, el número de evidencias en cada nivel es demasiado escaso para ser significativo. Sin embargo, creo que no hay que quitar importancia al hecho de que se hallan documentado restos de conejos y aves en numerosos yacimientos neandertales, en diferentes regiones y ambientes, aunque esos restos sean poco numerosos (por el momento).
A esa línea de razonamiento se pueden sumar también las evidencias del consumo de pescado, de mar (Stringer y otros 2008) o de río (Roselló 1992), por parte de los Neandertales, ya que los peces entrarían -en cierto modo- en esa categoría de "animales pequeños y rápidos": Para su captura en cantidades importantes es necesario desarrollar estrategias específicas o contar con cierto tipo de instrumentos, del mismo modo que ocurre con los lepóridos y las aves.
Pero por lo demás, la primera parte del trabajo de Cochard y otros es un estudio sólido, que muestra un conocimiento profundo de la materia abordada. En cuanto al resto del artículo, el que trata de los restos de fauna (conejos) de Les Canalettes Aveyron, lo revisaré en un próximo post.
Podéis leer la segunda parte de este post aquí: Conejo asado y otras delicias (2ª parte)
Referencia de Research Blogging
David Cochard, Jean-Philip Brugal, Eugène Morin, & Liliane Meignen (2012). Evidence of small fast game exploitation in the Middle Paleolithic of Les Canalettes Aveyron, France Quaternary International, Volume 264 (20 June), 32-51 DOI: 10.1016/j.quaint.2012.02.014
Bibliografía adicional
Blasco, R. (2008): "Human consumption of tortoises at Level IV of Bolomor Cave (Valencia, Spain)", Journal of Archaeological Science, v. 35, nº 10, pp. 2839-2848.
Blasco, R. y Fernández Peris, J. (2011): "A uniquely broad spectrum diet during the Middle Pleistocene at Bolomor Cave (Valencia, Spain)", Quaternary International, v. 252, 27 February, pp. 16-31.
Cortés-Sánchez, M., Morales-Muñiz, A., Simón-Vallejo et al. (2011): "Earliest Known Use of Marine Resources by Neanderthals", PLoS ONE, v. 6, nº 9, e24026.
Morales Pérez, J. y Serra, A. (2009): "The Quaternary fossil record of the genus Testudo in the Iberian Peninsula. Archaeological implications and diachronic distribution in the western Mediterranean", Journal of Archaeological Science, v. 36, nº 5, pp. 1152-1162.
Rosello Izquierdo, E. (1992): "La ictiofauna musteriense de Cueva Millán (Burgos): Consideraciones de índole biológica y cultural constratadas con ictiocenosis paleolíticas cantábricas", Estudios geológicos, nº 48. pp. 79-83.
Stiner, M. C. (2001): "Thirty years on the “Broad Spectrum Revolution” and paleolithic demography", PNAS, v. 98, nº 13, pp. 6993-6996.
Stringer, C. B., Finlayson, J. C., Barton, R. N. E., et al. (2008): "Neanderthal exploitation of marine mammals in Gibraltar", PNAS, v. 105, nº 38, pp. 14319-14324.
Watts, D. P. y Mitani, C. (2002): "Hunting Behavior of Chimpanzees at Ngogo, Kibale National Park, Uganda", International Journal of Primatology, v. 23, nº 1, pp. 1-28.
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