A modo de introducción
Oscar Moro Abadía y Manuel González Morales han publicado, no hace mucho, un artículo en el Oxford Journal of Archaeology que contiene algunas reflexiones interesantes sobre la relación entre los neandertales y los comportamientos simbólicos (o, como insisten en llamarlo los autores, "el arte").
En pocas palabras: el artículo argumenta que los recientes modelos sobre la modernidad cognitiva de los neandertales (D'Errico, 2003) son en buena medida fruto de un cambio en los paradigmas científicos y no en la evidencia material. En concreto se refieren a dos aspectos: (1) la conceptualización del propio Hombre de Neandertal, y (2) los cambios en lo que se considera "arte paleolítico", con la inclusión de los objetos de adorno y el arte mobiliar.
Esa modificación de las "cosmologías teóricas", de las bases que sustentan las explicaciones científicas, no incide (según los autores) sobre evidencias nuevas, sino sobre materiales que se conocen desde hace varias décadas.
Valorando el texto de un plumazo
Hablando en términos generales, debo decir que comparto buena parte de las ideas de fondo de los autores, tanto en la importancia dada a los paradigmas científicos y su influencia en las propuestas explicativas, como en la acertada descripción de los prejuicios históricos contra el Hombre de Neandertal.
Es obvio que las diferentes líneas teóricas de pensamiento (historicismo cultural, empirismo, marxismo, estructuralismo, darvinismo social, particularismo antropológico, etc), tienen una gran importancia en los modelos propuestos para explicar el pasado prehistórico. Del mismo modo, son importantes las propias características prácticas y de investigación de cada escuela o tradición académica (por ejemplo, la anglosajona, la francesa, la alemana, la española...). Por ello coincido con los autores en señalar que toda evaluación de los modelos y explicaciones científicas no debe pasar por alto esos importantes aspectos.
Por otro lado, la revisión del desarrollo histórico de los prejuicios sobre el Neandertal (a partir de la caracterización inicial de Boule, de la que también he hablado aquí), y las diferentes concepciones y revisiones de los aspectos anatómicos del Neandertal (refiriendose a autores como Coon, Straus y Cave) me parece simplemente fantástica.
En esencia, creo que el trabajo refleja bastante bien varios cambios acaecidos en la arqueología prehistórica de los últimos 30 años, con respecto a las poblaciones neandertales. Y eso ya lo convierte en una lectura muy recomendable.
Puntos de conflicto, o el "pues yo disiento"
Ahora bien, dado que no tiene mucho sentido escribir una revisión crítica como una pura repetición laudatoria del resumen del texto (esto es, hacer la pelota), y como existen varios aspectos importantes en los que no coincido con los autores, no tengo más remedio que entrar, ahora, en la parte de crítica del post.
El primer aspecto que encuentro un poco engorroso en este trabajo es la insistencia de los autores al hablar de la nueva conceptualización del Neandertal como "artista", o como realizador de "arte". Entiendo que está relacionada con la otra parte del artículo, la que se refiere a los cambios acaecidos en las ideas que los especialistas tienen sobre el arte paleolítico, pero no comparto la relevancia del término ni de sus argumentos al respecto.
Vayamos por partes. La argumentación de Moro Abadía y González Morales se centra en que, en las últimas décadas, ha cambiado la forma de entender el arte paleolítico. Y ese cambio ha ayudado a modificar la visión que existe sobre el hombre de Neandertal.
Su reflexión se refiere, en concreto, a la inclusión del arte mobiliar y de los objetos de adorno personal en el concepto de "arte". Según estos autores, dicho concepto estaba limitado, hasta los últimos años, al arte parietal (pinturas y grabados) en cuevas. Tal y como explican en el artículo, los objetos de adorno personal y del arte mobiliar (figuras, huesos grabados, etc) eran considerados, tradicionalmente, poco relevantes y menos representativos que el "otro" arte.
En su opinión, al cambiar la consideración de esos objetos "menores" o "decorativos", su nueva importancia ha motivado -en buena medida- el cambio en la imagen del Neandertal: Al documentarse la asociación del Neandertal con objetos de arte mobiliar y elementos de adorno personal, que ahora son considerados "auténtico arte", es por eso que ha surgido la consideración del Neandertal como "artista", y como humano con comportamiento plenamente moderno.
¿Demasiado arte?
Uno de mis principales problemas con esta explicación es la insistencia en la idea del "arte" y el "artista", que -según yo entiendo- son conceptos que llevan una carga de significado demasiado amplia y variada, poco adecuada al contexto del trabajo.
En mi opinión, sólo se entiende la insistencia en esos términos por la voluntad de los autores de ligar los cambios en la investigación sobre el "arte paleolítico" con los cambios en los modelos explicativos sobre el Hombre de Neandertal.
En realidad, en la bibliografía sobre las capacidades cognitivas y la modernidad en el comportamiento de Neandertales y Humanos Anatómicamente Modernos (HAM), muy pocas veces se hace referencia a los conceptos de "arte" y "artista". La reflexión se centra en ideas del ámbito cognitivo y semántico-linguístico, como "capacidad de crear símbolos", "posibilidad de concebir la forma final del objeto realizado", o "capacidad de representación".
Estas reflexiones se complementan otras concepciones más sociales o culturales de los símbolos y los signos, tomadas de la antropología y la sociología contemporáneas. Pero, rara vez, al menos desde mi punto de vista, se han dado influencias o transferencias de conceptos desde los estudios del arte, y en particular de arte paleolítico, para la explicación de las capacidades cognitivas de Neandertales y HAM.
Por eso, pienso que la argumentación de los autores es algo limitada en ese punto. Sus explicaciones sobre el paradigma "clásico" del arte paleolítico, y sobre su evolución reciente, en realidad, sólo son válidas para la historiografía de los estudios del arte paleolítico de la Región Franco-Cantábrica, tema en el que ambos son reputados especialistas. Es decir, la idea de que el verdadero arte rupestre se limitaba sólo a su versión parietal, en cueva, sólo se entiende en el marco de las investigaciones de autores como Breuil, Leroi-Gourhan, y otros, sobre el arte rupestre franco-cantábrico.
Sin embargo, la antropología llamada cultural, de origen anglosajón, y también la etnografía y antropología sensu estricto, de origen europeo continental, han argumentado y reflexionado desde siempre sobre la importancia de los elementos de adorno personal, y de otros tipos de objetos simbólicos personales, incluyendo el llamado "arte mobiliar". Esto no es algo de los años noventa u ochenta, sino que forma parte -desde hace al menos cien años- de notables tradiciones de investigación (Boas, Malinowski, Levi-Strauss, etc).
Por lo tanto, el argumento que contrapongo a los autores, en este aspecto concreto, es el siguiente: las herramientas explicativas (en forma de conceptos y reflexiones) que los investigadores hemos tomado para enfrentarnos al registro arqueológico de las capacidades cognitivas neandertales, no tienen una gran relación con los cambios en la investigación sobre el arte paleolítico. Ni tampoco creo que estén íntimamente relacionados con la reciente renovación del interés por la "Arqueología del cuerpo" (los autores citan, en ese sentido, la síntesis de Joyce en 2005).
Antropología escrita a fuego
Por el contrario, creo que los cambios en la investigación y en los modelos tienen sus bases sólidamente asentadas en una rica tradición investigadora en arqueología/antropología y en los trabajos etnográficos, etnoarqueológicos y (en menor medida) sociológicos, de al menos dos potentes tradiciones de investigación (una anglosajona y otra Europea continental).
Esos campos, en mi opinión, han tenido una fructífera e íntima relación con la arqueología prehistórica en general, y paleolítica en particular, y sus influencias están escritas a fuego en el armazón conceptual de explicaciones de muy diverso cuño, desde modelos dentro del materialismo marxista, hasta interpretaciones histórico-culturales, pasando por los modelos funcionalistas y adaptativos.
Relación entre teoría y evidencia material
Hay otro aspecto que no quiero pasar por alto y es la visión que dan los autores sobre cómo se establece la relación entre la evidencia material y el paradigma teórico, para generar un modelo o explicación. En la argumentación de Moro Abadía y González Morales se da la impresión de que la evidencia sobre las capacidades simbólicas ("artísticas") de los neandertales no es nueva en absoluto, y lo que ha cambiado son las técnicas analíticas disponibles (la tecnología) y, sobre todo, el paradigma científico que interpreta la evidencia.
Aunque hay algo de cierto en su propuesta (existen ciertas revisiones importantes de materiales conocidos de antiguo), creo que, en conjunto, no hace justicia al desarrollo de las investigaciones sobre el Paleolítico medio, y sobre la llamada transición al Paleolítico superior. Tampoco refleja de forma fiel la importancia de los trabajos realizados en las últimas décadas sobre las sociedades neandertales.
A pesar de lo afirman los autores del artículo, en los últimos treinta años hemos asistido al crecimiento exponencial de las evidencias arqueológicas. Esto es resultado del desarrollo de nuevas técnicas de trabajo de campo y nuevas metodologías de análisis de la evidencia. Pero también es fruto del estudio de nuevos materiales, nuevos yacimientos, nuevas secuencias, etc . Y todo ello ha redundado en un considerable aumento tanto la robustez como la verificabilidad de las inferencias científicas y las conclusiones de los investigadores.
Ese cambio cualitativo ha supuesto un auténtico rubicón para la disciplina y no parece razonable explicarlo en términos de cambios en el paradigma científico. En mi opinión, la situación actual es la de un conocimiento de las sociedades neandertales a todas luces insuficiente, pero que ya está en otro "universo cualitativo". Sobre todo, si lo comparamos con las limitadas evidencias arqueológicas sobre las que se construyeron, en el pasado, toda una serie de los modelos de las incapacidades neandertales (Chase y Dibble, 1987; Mellars, 1999).
"Wrapping up"
Haciendo un poco de balance, quiero decir que, aunque haya insistido en la crítica de ciertos aspectos del texto, el trabajo de Moro Abadía y González Morales es de esos que vale la pena leer, con aspectos muy interesantes para la reflexión teórico-metodológica en prehistoria.
Por cierto que Julien-Riel Salvatore le dedicó a ese artículo un post en su blog, hace algunas semanas. Está en inglés, pero creo que es una reseña muy interesante, desde un punto de vista diferente al mío.
Referencia:
MORO ABADÍA, O., & GONZÁLEZ MORALES, M. (2010). REDEFINING NEANDERTHALS AND ART: AN ALTERNATIVE INTERPRETATION OF THE MULTIPLE SPECIES MODEL FOR THE ORIGIN OF BEHAVIOURAL MODERNITY Oxford Journal of Archaeology, 29 (3), 229-243 DOI: 10.1111/j.1468-0092.2010.00346.x
Bibliografía adicional:
Philip G. Chase, Harold L. Dibble (1987): "Middle paleolithic symbolism: A review of current evidence and interpretations", Journal of Anthropological Archaeology, Volumen 6, número 3, pp. 263-296.
Paul Mellars (1999): "The Neanderthal Problem Continued", Current Anthropology, Volumen 40, número 3, pp. 341-364.
Francesco d'Errico (2003): "The Invisible Frontier. A Multiple Species Model for the Origin of Behavioral Modernity", Evolutionary Anthropology,Volumen 12, número 4, pp. 188-202.
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