Retomo la serie de posts sobre la colección de mini-ensayos publicada en Evolutionary Anthropology, y coordinada por J. M. Calcagno y A. Fuentes. Como los lectores asiduos del blog recordarán, se trata de diez textos científicos breves, en los que varios investigadores abordan la cuestión planteada por los coordinadores de la iniciativa: ¿Qué nos hace humanos?
El punto de vista del neuroantropólogo
El quinto de los mini-ensayos es obra del antropólogo Benjamin Campbell y se titula "Una perspectiva neuroantropológica". Este encabezamiento no induce a error, ya que en el primer párrafo Campbell nos plantea que, desde su punto de vista, lo que nos hace humanos es nuestro cerebro.
"What makes us human? I argue it is a brain that has evolved under social pressure to make us self-aware individuals, who define ourselves by what we share with a group of familiar others."
"Auto-consciencia", explicada por Mimi & Eunice.
A esta idea básica, de un cerebro que nos hace auto-conscientes y nos permite definirnos en relación a "otros familiares" con los que socializamos, el autor añade una perspectiva histórica y, entiendo que también cultural: explica que esos "otros familiares-sociales" han pasado progresivamente de ser nuestra banda o tribu, a incluir a toda la especie humana.
Para Campbell, nuestro cerebro es más o menos único, y está en el centro de lo que nos hace humanos. Es un órgano grande, varias veces mayor que lo esperable para un mamífero de nuestro tamaño, y el triple de grande que el cerebro de los chimpancés; y es especialmente complejo. Todo eso supone tanto necesidades (tiempo para crecer, sistemas de maduración adecuados, y aportes metabólicos suficientes para que funcione) como ventajas adaptativas.
Virtudes de un cerebro grande
Para Campbell, las principales ventajas que aporta nuestro cerebro serían de tipo social-cognitivo: nos permite planear y ejecutar estrategias grupales muy complejas, y está en relación con la supervivencia de los individuos y la reproducción de los grupos. En especial, con la viabilidad y número de nuestros descendientes. Según el autor, nuestras capacidades cognitivas y sociales nos permiten criar con éxito a mayor número de descendientes que cualquier especie hominoidea (chimpancés, bonobos, gorilas u orangutanes) gracias a nuestra capacidad para distribuir el "coste metabólico" de la crianza entre el grupo social.
Otro aspecto que nos distinguiría de los demás hominoideos sería nuestra mayor capacidad para lo que llama la "emoción social", que estaría muy relacionada con el concepto del "yo sensitivo" (en. "sentient self") de Craig (2010). La especie humana es muy sensible y receptiva, en términos emocionales, a su entorno social. Esto, según Campbell, puede deberse a que dos partes del cerebro, el cuerpo amigdalino y la ínsula, integran las señales físicas y sociales con los impulsos emocionales, para proporcionarnos sensaciones generales de "sentirnos bien o mal".
En resumen podría decirse que, para este autor, lo que nos hace humanos es nuestro cerebro social.
¿Y el cerebro neandertal?
Si lo que nos hace humanos es nuestro cerebro ¿qué pasa entonces con los neandertales?
Precisamente esta cuestión ha sido abordada por varios estudios recientes sobre la evolución del cerebro entre los miembros del género Homo (como H. sapiens, H. ergaster/erectus, H. neanderthalensis, etc.). Todos estos trabajos se han centrado en los cambios y diferencias en la masa total del cerebro, pero también en los ritmos y tiempos de crecimiento y maduración del mismo, ya que esto es tan importante para el desarrollo cognitivo como el tamaño final alcanzado. Entre estos estudios destacan uno más breve y centrado en los neandertales (Gunz et al. 2010), y otros dos más generales y de síntesis (Neubauer y Hublin 2012, Leigh 2012).
Créditos de la imagen - Cráneos infantiles: P. Gunz et al. (2010); Cerebros adultos: Philipp Gunz/MPI EVA Leipzig.
Los trabajos de Gunz (2010) y de Neubauer y Hublin (2012) se centran más en las diferencias entre neandertales y Humanos Anatómicamente Modernos (HAM, nuestros antepasados más directos), y el de Leigh (2012) hace más hincapié en las similitudes y paralelos.
Parecidos...
No obstante, en todos los estudios queda claro que Neandertales y HAM compartieron la gran mayoría de los cambios que la evolución produjo en sus cerebros, y en el desarrollo ontogenético de los mismos (a lo largo de la vida del organismo). Esos cambios nos proveyeron de un cerebro grande, que crece bastante durante la gestación, pero sobre todo sigue madurando a ritmos fetales después del parto, durante al menos un año. Y sigue creciendo, aunque de manera más limitada, hasta la adolescencia. Esos rasgos los compartimos con las poblaciones neandertales, y son los que nos distinguen radicalmente de los chimpancés y de otros hominoideos, y también de antepasados extintos como el H. habilis y el H. ergaster/erectus.
Por todo ello, es razonable deducir que, si lo que nos hace humanos es nuestro cerebro, el de los neandertales también les hacía humanos a ellos.
... y algunas diferencias.
En cuanto a las diferencias que existieron entre nuestros antepasados HAM y los neandertales, se han podido determinar variaciones morfológicas de detalle, y algunas posibles diferencias genéticas.
Las principales diferencias morfológicas son dos: el cerebro del H. neanderthalensis era algo mayor, en términos absolutos, mientra que el cerebro de los HAM presenta una forma más globular, con expansión de las zonas altas y externas del cerebro.
Por otro lado, desde el punto de vista genético, Green et al. (2010) han detectado algunas mutaciones que serían derivadas en nuestras poblaciones respecto a la linea ancestral y a los neandertales. Unos pocos de esos genes pueden tener relación con el cerebro, y podrían suponer, hipotéticamente, algún tipo de ventaja, en términos adaptativos, de tipo cognitivo y/o metabólico.
Eso, sin embargo, no implica que los neandertales fueran presa de incapacidades cognitivas importantes, ni que su inteligencia potencial fuera sensiblemente inferior a la moderna.
Nuestra evolución cerebral en común durante varios millones de años, el tamaño y características de sus cerebros, y sus realizaciones simbólicas y culturales, no indican una inferioridad manifiesta. No obstante, es posible que se dieran diferencias sutiles en los procesos cognitivos o en la eficiencia metabólica de sus cerebros. Y no se puede descartar por completo que esas diferencias pudieran llegar a ser relevantes, en la escala más general de las poblaciones, y desde una perspectiva bioevolutiva.
Sigue leyendo esta serie de posts.
Bibliografía
Calcagno, J. M., y Fuentes, A. (2012): "What makes us human? Answers from evolutionary anthropology". Evolutionary anthropology, 21, 5, 182-94
Craig, A. D. (2010): "The sentient self". Brain Struct. Funct., 214, 563–577.
Green, R. E., Krause, J., Briggs, A. W., Maricic, T., Stenzel, U., Kircher, M., Patterson, N. Li, H., Zhai, W., Hsi-Yang Fritz, M., F. Hansen, N., Y. Durand, E., Malaspinas, A-S., Jensen, J. D., Marques-Bonet, T., Alkan, C., Prüfer, K., Meyer, M., A. Burbano, H., M. Good, J., Schultz, R., Aximu-Petri, A., Butthof, A., Höber, B., Höffner, B., Siegemund, M., Weihmann, A., Nusbaum, C., Lander, E. S., Russ, C., Novod, N., Affourtit, J., Egholm, M., Verna, C., Rudan, P., Brajkovic, D., Kucan, Z., Gusic, I., Doronichev, V. B., Golovanova, L. V., Lalueza-Fox, C., de la Rasilla, M., Fortea, J., Rosas, A., Schmitz, R. W., Johnson, P. L. F., Eichler, E. E., Falush, D. Birney, E., Mullikin, J. C., Slatkin, M., Nielsen, R. Kelso, J., Lachmann, M., Reich, D., Pääbo, S. (2010): "A Draft Sequence of the Neandertal Genome". Science 328 (5979), 710-722.
Gunz, P., Neubauer, S., Maureille, B., Hublin, J.-J.(2010): "Brain development after birth differs between Neanderthals and modern humans". Current Biology, 20, 21, 921-922.
Leigh, S. R. (2012): "Brain Size Growth and Life History in Human Evolution". Evolutionary Biology, 39, 4, 587-599.
Neubauer, S., Hublin, J.-J. (2012): "The Evolution of Human Brain Development", Evolutionary Biology, 39, 4, 568-586.
2 comentarios:
Muy interesante. Su visión de los neandertales es muy interesante y concordante con los hallazgos científicos. Enhorabuena.
Muy interesante. Su visión de los neandertales es muy interesante y concordante con los hallazgos científicos. Enhorabuena.
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