Vale, va, listillo ¿de qué vamos a escribir hoy?
Hoy traigo la revisión crítica de un artículo de muy reciente publicación (de hecho, aún consta como in press en la versión que aparece en Google Académico) sobre la cueva de El Esquilleu (Liébana, Cantabria). Se trata de un yacimiento en un desfiladero de montaña, con una impresionante secuencia musteriense. Ya le dediqué una nota aquí, hace algún tiempo.
Imagen de El Esquilleu, desde el interior de la visera
Coincide que, hace algunos años, tuve la suerte de colaborar como excavador en dos campañas de intervenciones arqueológicas en esa cueva, donde conviví con dos de los firmantes del trabajo en cuestión (Felipe Cuartero y Javier Baena), científicos muy serios y buena gente en general. Lo cual -espero- no será óbice para realizar, como es mi costumbre, una crítica lo más objetiva y fundamentada posible (con mis limitaciones); y para tratar, sin ideas preconcebidas, los diferentes asuntos que se abordan en el artículo.
Si bueno, pero "colegueo" a parte... ¿sobre qué trata el trabajo?
El artículo se titula "A chronicle of crisis: The Late Mousterian in north Iberia (Cueva de El Esquilleu, Cantabria, Spain" y se publica en Quaternary International. En líneas generales, aporta nuevos datos sobre el yacimiento en cuestión, y en especial sobre la parte superior (más reciente) de su depósito arqueológico, que se corresponde con lo que se suele llamar el Musteriense final o tardío (en inglés, Late Mousterian). En concreto, las aportaciones se centran en las dataciones absolutas, la sucesión estratigráfica, y el estudio de la obtención, talla y retoque de la piedra, es decir su producción y gestión (a lo que también llamamos "tecnología lítica").
Además, el trabajo dedica buena parte de sus apretadas 13 páginas a contextualizar el yacimiento, y su secuencia reciente:
- tanto en el marco cronológico y paleoambiental (clima y cobertura vegetal, y sus cambios en el tiempo),
- como en el complejo mundo de las teorías, modelos interpretativos, tipologías, periodizaciones y clasificaciones propuestas para ese tipo de evidencias arqueológicas.
La novedad más importante, sin duda, viene con los datos sobre una ocupación realmente muy tardía de El Esquilleu, por parte de gentes con una cultura material claramente Musteriense y de Paleolítico medio. Como evidencias concretas, se aportan nuevas dataciones de Carbono 14 AMS sobre hueso y carbón, para la parte más reciente de la estratigrafía, junto con información detallada sobre la tecnología lítica de esos niveles arqueológicos.
Secuencia de El Esquilleu (Cabanes et al., 2010).
Sobre el primer aspecto, las dataciones absolutas, reproduzco a continuación el cuadro completo de las mismas, resaltando la parte superior de la secuencia, en concreto las fechas más coherentes, que sitúan el final de la ocupación en unos 20.000 años BP (que equivalen a unos 22.000 años a.C. calibrados). Es decir, bien entrado lo que conocemos como Paleolítico superior (y contemporáneo del Gravetiense).
Level | Culture | Sample | Reference | Date |
---|---|---|---|---|
III | Mousterian | charcoal | GrA-3382 | 3640 ± 90 BP |
III | Mousterian | Bone | AA-29664 | 12,050 ± 130 BP |
III | Mousterian | bone | OxA-19967 | 19,300 ± 100 BP |
III | Mousterian | bone | OxA-19968 | 19,310 ± 80 BP |
III B | Mousterian | bone | OxA-19246 | 20,810 ± 110 BP |
IV | Mousterian | charcoal | GrA-35064 | 22,840 + 280–250 BP |
IV | Mousterian | charcoal | GrA-35064 | 23,560 ± 120 BP |
V | Mousterian | charcoal | GrA-35065 | 30,250 + 500–430 BP |
VIF | Mousterian | charcoal | AA37883 | 34,380 ± 670 BP |
VI | Mousterian | charcoal | GrA-33816 | 40,110 + 500–420 BP |
VI-1 | Mousterian | bone | OxA-19965 | 43,700 ± 1400 BP |
VI-2 | Mousterian | bone | OxA-19966 | 44,100 ± 1300 BP |
XIF | Mousterian | charcoal | AA37882 | 36,500 ± 830 BP |
XIII | Mousterian | charcoal | Beta149320 | 39,000 ± 300 BP |
XVII-1 | Mousterian | charcoal | OxA-X-2297-31 | 49,400 ± 1300 BP |
XVII-2 | Mousterian | charcoal | OxA-20320 | 52,600 ± 1200 BP |
XVII | Mousterian | charcoal | OxA-20318 | 53,400 ± 1300 BP |
XVII | Mousterian | charcoal | OxA-19993 | >54,000 BP |
XVII | Mousterian | charcoal | OxA-20319 | >58,500 BP |
XVIII | Mousterian | charcoal | OxA-19993 | 49,700 ± 1600 BP |
XIX-1 | Mousterian | charcoal | OxA-19085 | 39,280 ± 340 BP |
XIX-2 | Mousterian | charcoal | OxA-19086 | >54,600 BP |
XIX-3 | Mousterian | charcoal | OxA-V-2284-29 | 39,600 ± 400 BP |
XIX-4 | Mousterian | charcoal | OxA-V-2284-30 | 39,650 ± 450 BP |
XXI-I | Mousterian | charcoal | OxA-20321 | >59,600 BP |
XXId | Mousterian | burnt clay | Mad3299 (TL) | 51,034 ± 5114 BP |
XXIb | Mousterian | burnt clay | Mad3300 (TL) | 53,491 ± 5114 BP |
Publicado en Baena et al., 2011.
Esta cronología es bastante excepcional, y supone un hito en sí misma, aunque los autores señalan otros yacimientos con dataciones muy recientes, en distintas zonas de la Península Ibérica y otras zonas que denominan periféricas, como Crimea, Balcanes, o el ártico ruso.
Por otro lado, se presentan los resultados del estudio de la tecnología lítica, en la que se detectan dos fenómenos paralelos: Por una parte una continuidad en aspectos basales como el contexto técnico general y las tradiciones de talla y gestión de los utensilios. Y por otra parte, cambios importantes, pero graduales, en esa parte más reciente de la secuencia que (según su interpretación) están reflejando cambios en los modos de ocupación del territorio.
Huy, suena muy raro ¿No se supone que el Paleolítico medio termina mucho antes? Y, además ¿No deberían haberse extinguido para entonces los Neandertales?
Una cuestión que se resalta en el trabajo es que la división conceptual entre Paleolítico medio y superior tiene un fuerte bagaje de explicación histórica unilineal y progresiva, y que esas nociones deben ser puestas en cuarentena cuando, como parece ser el caso, la evidencia las contradiga seriamente.
En ese sentido, lo cierto es que los datos y razonamientos de los autores son bastante robustos. Por una parte, la secuencia estratigráfica de El Esquilleu muestra una importante integridad y ordenamiento, las dataciones (con las tipícas incongruencias menores y alguna fecha "aberrante") dan una imagen de continuidad bastante sólida, y no hay ningún elemento ajeno al mundo del Paleolítico medio y el Musteriense (como podrían ser útiles típicos del Auriñaciense, o de otras culturas arqueológicas del Paleolítico superior). Y en relación a esto último, la tecnología lítica a lo largo de toda la secuencia es muy Musteriense, y muestra, como decía antes, cambios graduales entre los distintos niveles. Esto se puede apreciar en la lámina de materiales líticos que presentan en el artículo:
Baena et al., 2011. Figura 3.
En cuanto a la delicada y compleja cuestión de si se trataba de poblaciones neandertales en todo momento, incluyendo estos niveles Musterienses tan recientes (hasta 22 ka a.C.), lo cierto es que los autores no resuelven la cuestión, aunque el discurso sobre tradiciones líticas, continuidad en la tecnología, y cambios graduales en el tiempo apuntan a que, en último término, se está proponiendo una perduración neandertal.
Ok, han presentado entonces "una frontera a lo Machu-Pichu" (F. d'Errico dixit) entonces. ¿Pero qué es eso de la crisis del título?
Precisamente esos niveles finales son los que, para los autores, funcionan como la crónica de una crisis que afecta a las poblaciones (se entiende que neandertales) que dejaron aquellas evidencias arqueológicas. Así, documentan una serie de variaciones que, según su interpretación, reflejan cambios en el sentido de una des-integración de la gestión del territorio a escala local.
Eso se observa en la obtención de las materias primas líticas, las estrategias de aprovechamiento de las mismas, y en otros aspectos como la duración de las ocupaciones y la captación de los recursos vegetales (leña) y animales (caza).
En último término, los autores señalan a un aprovechamiento menos organizado del territorio, en el sentido de que hay un conocimiento menos exhaustivo de las fuentes de materia prima y otros recursos. Y eso se interpreta como el paso de una forma de asentamiento más residencial y también más estructurada, a otra más logística y de alta movilidad.
Es en ese sentido que se habla de crisis, y se pone en relación (aunque de forma más bien tentativa, como hipótesis alternativas o complementarias) con dos fenómenos diferentes: Por una parte, la irrupción en el registro arqueológico de tecnologías y tradiciones nuevas, primero en 40-35 ka BP (Chatelperroniense, Protoauriñaciense, Szeletiense, Uluzziense, Jerzmanoviense, etc), y a partir de 35 ka BP la sucesión clásica del Paleolítico superior.
Y, por otra parte, el deterioro del clima, con un periodo de inestabilidad y cambio ambiental muy marcado, de varios milenios, pero centrado en torno a 30 ka BP.
En último término, los autores están sugiriendo (según yo entiendo) que, en un panorama climático, poblacional y culturalmente cambiante, las poblaciones neandertales de El Esquilleu se adaptaron (en términos competitivos) a esas nuevas condiciones con una estrategia logística de explotación de lo que llaman zonas periféricas, en concreto de zonas montañosas y "biotopos fragmentados". En sus propias palabras:
The persistence of Mousterian occupation in mountain areas (and more generally in fragmented biotopes, resulting from the atomisation of territorial networks in a changing and more competitive environment) would result in increasingly mobile groups and more ephemeral occupations, which would be visible in the archaeological record as small assemblages, with little specialization and lack of raw material selection (Baena and Carrión, 2006).
Vale, muy bonito. Pero ahora, a criticar, que no se puede estar de acuerdo en todo.
Si tuviera que señalar algunos aspectos "difíciles" de este trabajo, creo que podría decir que es tan ambicioso, a la hora de desgranar contextos y problemáticas historiográficas, que las cuestiones esenciales quedan un poco desdibujadas, y se hace difícil seguirlas. La revisión de las investigaciones es quizás demasiado amplia, y va cambiando todo el tiempo de lo regional, a lo supra-regional e incluso en ocasiones a la escala continental (y por ello no se puede articular de manera suficientemente sólida, en mi opinión).
Eso como crítica general. Y en cuanto a cuestiones más específicas, mi principal duda viene en relación a esa categorización de los biotopos y los territorios musterienses como periféricos (en el sentido de marginales) y fragmentados. Me pregunto hasta que punto eso es producto de un análisis real combinado de aspectos geográficos, biológicos, ecológicos y/o económicos de dichas zonas, o responde a un lugar común o un razonamiento intuitivo de los autores. Porque, en el caso de lo segundo, habría que preguntarse qué peso tienen los pre-juicios que tenemos sobre las poblaciones neandertales, en dicho razonamiento.
Y en esa misma línea de razonamiento ¿Hasta que punto se puede afirmar que los Balcanes -incluyendo Croacia- constituyen una zona periférica? Y también hay cuestiones de discurso que son interesantes, en ese sentido: para el caso del ártico ruso, en este periodo, y asociado a los Neandertales, se habla de zona periférica. Pero en otros contextos (Gravetiense, Mesolítico) cuando se habla del poblamiento de esas zonas, las claves interpretativas son muy diferentes: se recurre a los términos de "nuevas fronteras", colonización de biotopos extremos, etc.
Resumiendo, que es gerundio. Y este post, demasiado largo.
En cualquier caso, creo que las críticas y reflexiones de los párrafos anteriores no quitan valor a un artículo realmente sólido y producto de muchos años de trabajos de campo, análisis de materiales y reflexiones de los autores, que además demuestran un amplio dominio de la historiografía y las corrientes interpretativas sobre el tema. Los datos cronoestratigráficos son, en mi opinión, todo lo sólidos que pueden ser para un yacimiento de esta cronología. Y, por tanto, creo que la persistencia de tradiciones tecnológicas musterienses en el Esquilleu, hasta un momento avanzado de la cronología de Paleolítico superior, es un hecho afianzado en las evidencias publicadas por estos autores.
Bibliografía adicional:
Slimak, L. (2008): "¿Qué sistemas de talla, qué conceptos, qué límites para el Paleolítico Medio?". Treballs d'Arqueologia, 14 (Variabilidad técnica del Paleolítico Medio en el sudoeste de Europa), pp. 9-26.
Maroto, J., Vaquero, M., Arrizabalaga, A., Baena, J., Baquedano, E., Jordá, J., Julià, R., Montes, R., Van Der Plicht, J., Rasines, P., Wood, R. (2011): "Current issues in late Middle Palaeolithic chronology: New assessments from Northern Iberia", Quaternary International, disponible 20 Julio 2011, ISSN 1040-6182, 10.1016/j.quaint.2011.07.007.
Vaquero, M. (2008): "The history of stones: behavioural inferences and temporal resolution of an archaeological assemblage from the Middle Palaeolithic". Journal of Archaeological Science, V. 35, 12, pp. 3178-3185, ISSN 0305-4403, 10.1016/j.jas.2008.07.006.
Referencia de Research Blogging:
Vaquero, M. (2008): "The history of stones: behavioural inferences and temporal resolution of an archaeological assemblage from the Middle Palaeolithic". Journal of Archaeological Science, V. 35, 12, pp. 3178-3185, ISSN 0305-4403, 10.1016/j.jas.2008.07.006.
Referencia de Research Blogging: